Cuando a los 47 años Enedina Canul decidió jugar a la pelota nada la detuvo. Ni su marido, ni las convenciones sociales de su pequeña comunidad indígena, ni la falta de recursos. De una rama de un árbol talló su propio bate y tomó una pelota de beisbol de su esposo. Ya en el improvisado campo de juego percibió que no podía correr con sandalias, así que se las quitó y comenzó a correr descalza en el deportel del softbol, en México.
Su determinación inspiró a otras mujeres de Yaxunah, un pequeño pueblo indígena enclavado en la selva del estado de Yucatán, quienes formaron un equipo que llamaron Las Amazonas de Yaxunah.
La lucha del singular equipo de softbol femenino, cuyas integrantes son conocidas por jugar descalzas y vistiendo tradicionales túnicas indígenas, es el centro del documental Las Amazonas de Yaxunah, que se estrenó este domingo en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles (LALIFF, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos.
El documental cuenta con la narración de la actriz mexicana Yalitza Aparicio, nominada al Óscar por su papel en Roma, y que estará disponible en ESPN en inglés y español en septiembre.
“Mi esposo nos decía: ‘No está bien que salgan las mujeres a jugar ¿Qué van a estar diciendo?’. Pero le dije: ‘A mí eso no me importa. [Esto es] lo que me gustaba de niña, y tengo la oportunidad de volver a jugarlo y lo voy a hacer'”, contó Enedina horas antes de pisar la alfombra roja del estreno del documental.
El beisbol era la pasión de Enedina en su niñez, pero por las convenciones sociales dejó de jugar en su adolescencia. “La mujer es de la casa”, esa frase marcaba la tradición en su comunidad, cuenta la madre de cuatro. La idea de volver a jugar llegó cuando, en 2017, un programa gubernamental sugirió bailar en clases de zumba para combatir la obesidad en la pequeña comunidad.
JUGAR SOFTBOL EN MÉXICO, PERO DECIR ADIÓS AL MATRIMONIO
Elegir el softbol fue una propuesta tan controversial que le costó el matrimonio a algunas Amazonas. Pero Enedina no dio el brazo a torcer (expresión que significa “no ceder”).
Cuando se acercaba la hora de salir a jugar, su marido le pedía que cocinara. Y Enedina respondía: “Hay comida en la olla, yo me estoy yendo”. Le pedía a su hijo, Joel Díaz Canul, que agarrara los bates y los guantes.
“Aunque mi esposo estaba gruñendo allá en la casa, yo ya estaba ahí con las demás señoras jugando”, recuerda.
La fama de las Amazonas atravesó la selva gracias a un video que se difundió en redes sociales y se volvió viral. Fue cuestión de tiempo para que las cámaras llegaran a Yaxunah a retratar a este grupo de mujeres que jugaban a la pelota de huipil, el tradicional vestido que Frida Kahlo internacionalizó.
La historia captó la atención de un productor que trabajaba con ESPN, quien contactó al director de documentales Alfonso Algara para trabajar en el proyecto. Lo que cautivó a Algara, de 38 años, fue que “cada una de ellas estaba en su propia lucha”.
“Era una comunidad súper conservadora, donde literalmente hace pocos años todavía no podían salir a las calles solas, con muchas restricciones de todo lo que tenían que hacer”.
Las mujeres no podían salir, conversar con hombres, expresar opiniones o ir a votar, cuenta Enedina. “Esto hacen los maridos: te dicen dame tu credencial, yo la voy a llevar [al centro electoral]”. Pero la pasión de las mujeres por el softbol cambió las reglas del juego.
“PARA ESO ESTAMOS AQUÍ”
“A diferencia de hace cuatro años, ahorita hay una gran cambio, porque hasta el machismo ya lo estamos como que deshaciendo poco a poco”, dice Sitlali Poot, capitana y nuera de Enedina.
“Hemos metido a la cabeza de la mayoría de los hombres que también nosotras tenemos la oportunidad de salir a jugar, a conocer, a divertirnos, porque un juego de softbol o un beisbol es para unir a la familia”, agrega.
“Nos hemos dado cuenta del cambio que hemos hecho”, afirma su esposo, Joel, mánager del equipo y quien vio esto de primera mano en casa con su padre. Con el reconocimiento vinieron los viajes para competir en otras ciudades, incluso en Estados Unidos.
“¡Vamos a jugar chingón!”, alentó Sitlali a sus colegas el viernes antes de entrar en la cancha de la secundaria Walnut, en California, donde disputaron un amistoso con el equipo escolar como parte de su visita a Los Ángeles para el lanzamiento del documental.
“No importa que perdamos”, agregó mirando a las Amazonas formadas en círculo. “Lo importante es que mostremos lo que sabemos hacer. Para eso estamos aquí”. N