Estudiantes de China en otros países viven con miedo a la intimidación, el hostigamiento y la vigilancia, puesto que las autoridades chinas tratan de impedir que se involucren en temas de carácter “delicado” o político durante su estancia en el extranjero, denunció este lunes 13 de mayo Amnistía Internacional en un nuevo informe.
Las personas que estudian en Europa y América del Norte entrevistadas para el informe, indicaron que tienen miedo porque habían sido fotografiadas y seguidas durante las protestas en su localidad de acogida, mientras que muchas de ellas declararon que sus familiares en China habían sido objeto de ataques y amenazas policiales debido al activismo estudiantil en el extranjero.
“Los testimonios recogidos en el presente informe exponen los métodos intimidatorios con los que los gobiernos de China y Hong Kong tratan de silenciar a la población estudiantil, incluso a miles de kilómetros, por ello viven con miedo”, declaró Sarah Brooks, directora de Amnistía Internacional para China.
“El ataque de las autoridades chinas contra el activismo en favor de los derechos humanos se produce en los pasillos y las aulas de las numerosas universidades que acogen a estudiantes de China y Hong Kong. El impacto de la represión transnacional de China supone una grave amenaza para el libre intercambio de ideas en el que se sustenta la libertad académica, por lo que los gobiernos y universidades deben esforzarse en contrarrestarlo”.
CHINA BUSCA A LOS PADRES DE LOS ESTUDIANTES PARA AMENAZARLOS
Durante el trabajo de documentación más extenso efectuado hasta la fecha sobre la represión transnacional del gobierno chino en universidades extranjeras, Amnistía Internacional entrevistó en profundidad a 32 estudiantes de China —incluidos 12 de Hong Kong— matriculados en universidades de Alemania, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Reino Unido y Suiza.
Una estudiante describió que, a las pocas horas de asistir a una conmemoración de la represión que tuvo lugar en la plaza de Tiananmen en 1989, le comunicaron que agentes de seguridad se habían puesto en contacto con su padre en China para instarle a que aleccionara a su hija, que estudiaba en el extranjero, a fin de que no asistiera a ningún acto que pudiera dañar la reputación de China en el mundo.
La joven no había indicado su nombre real a nadie implicado en la protesta ni había divulgado su participación en Internet, por lo que le sorprendió la rapidez con la que las autoridades chinas la identificaron como participante, localizaron a su padre y se valieron de él para advertirle que se abstuviera de participar en todo acto de disidencia. Declaró a Amnistía Internacional que el mensaje era claro: “Te estamos vigilando y, aunque estemos en el otro extremo del planeta, podemos llegar hasta ti”.
LAS FAMILAS PADECEN HOSTIGAMIENTOS
Casi un tercio de la población estudiantil a la que entrevistó Amnistía afirmó que las autoridades chinas habían hostigado a sus familiares con el fin de impedir las críticas contra el gobierno chino o sus políticas por parte de quienes estudiaban en el extranjero.
Entre las amenazas proferidas a sus familiares en China continental se contaban la revocación del pasaporte, el despido laboral, la imposibilidad de acceder a ascensos y prestaciones de jubilación e incluso la limitación de la libertad física. La policía china también presionó a las familias residentes en China o les dio instrucciones de que cortaran la ayuda económica a sus descendientes en el extranjero como medida de coacción para que guardaran silencio en al menos tres casos. N