Además de que a nadie le encanta el sonido de una alarma matutina, resulta que esta podría poner en riesgo la salud; y es que, de acuerdo con un nuevo estudio de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, el acto de despertar por la fuerza aumenta la presión arterial, lo cual acrecienta los riesgos de sufrir problemas cardiovasculares graves como un ataque cardiaco o un accidente cerebrovascular.
Yeonsu Kim, estudiante del doctorado en enfermería de la Universidad de Virginia, estudió a 32 participantes para descubrir cómo el hecho de ser obligados a despertar alteró abruptamente su presión arterial. Se les estudió durante dos días, durante los cuales portaron relojes inteligentes y anillos en los dedos para que Kim pudiera medir su presión arterial.
Durante la primera noche, se les indicó que se despertaran de forma natural y sin alarma. La segunda noche les dijeron que pusieran un despertador después de haber dormido aproximadamente cinco horas.
Kim descubrió que aquellos que fueron despertados con una alarma tenían una presión arterial 74 por ciento más alta que aquellos que se despertaron sin ella. Esto sugiere que, verse obligado a despertar, especialmente cuando no se durmió mucho antes, desencadena un aumento repentino de la presión arterial.
“Aunque es una pequeña diferencia de 2,38 mmHg, me sorprendió el hallazgo del estudio que mostró que el aumento de la presión arterial por la mañana, cuando una alarma te obliga a despertar, fue significativamente mayor que cuando se despierta naturalmente”, dice Kim a Newsweek. “Nuestros hallazgos deberían confirmarse y replicarse en poblaciones más grandes”.
Un participante en el estudio, Daniel Lee (estudiante de ingeniería mecánica), fue descrito, por sus hábitos de sueño, como un durmiente “por encima del promedio”. Él calificó los efectos de verse obligado a despertar, después de solo cinco horas, como “desconcertante”.
LA ALARMA NO ES EL ÚNICO DETONANTE DE LA PRESIÓN SANGUÍNEA
Lee normalmente pone una alarma para asegurarse de asistir a clases a tiempo, según el comunicado de prensa del estudio. Sin embargo, los hallazgos de esta investigación le han hecho replantearse la forma en la que se despierta por la mañana. “No voy a poner la alarma e intentaré despertarme de forma natural cuando tenga más tiempo, como los fines de semana”, afirmó.
Los aumentos repentinos de presión arterial acrecientan el riesgo de sufrir un ataque cardiaco y un accidente cerebrovascular. Esto se debe a que los niveles altos de presión arterial pueden dañar las arterias y hacerlas menos flexibles, limitando el flujo de oxígeno y sangre al corazón.
Los científicos ya saben que el estrés puede ser un factor que influye en la presión arterial alta, pero este estudio lo analiza más profundamente en el contexto del sueño.
Evidencias anteriores demuestran que quienes no duermen lo suficiente por la noche (menos de siete horas) tienden a tener una presión arterial más alta y, por lo tanto, mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, señala el comunicado de prensa.
Kim explicó en su estudio que los adultos que ya padecían enfermedades cardiovasculares podrían experimentar más efectos secundarios negativos por el aumento de presión arterial en la mañana.
El siguiente paso en esta investigación es analizar una muestra más grande de participantes para comprender mejor cómo el despertar forzado puede afectar el cuerpo.
Aunque esta investigación sugiere firmemente que existe un vínculo entre la presión arterial y el modo de despertar, un comunicado de prensa afirma que el estudio fue solo un piloto y debe probarse más a fondo. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)