El infarto cerebral es la primera causa de discapacidad en adultos mayores, y en México se registran cerca de 170,000 casos al año. Asimismo, antes de la pandemia de covid-19, se posicionaba como la quinta causa de muerte en el país.
Aun cuando dos tercios de la población que presentan infartos cerebrales sobreviven, el 60 por ciento queda afectada severamente y genera algún tipo de discapacidad.
Por ello se ha vuelto indispensable reconocer los signos y tener una rápida acción de respuesta, ya que es una parte crítica en las posibilidades de una buena recuperación.
Avalados por el investigador del Departamento de Neuropatología Molecular del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Bernardo Tovar y Romo, compartimos los siguientes puntos presentados por la Sociedad Mexicana de Medicina de Emergencia respecto al infarto cerebral.
DOS TIPOS DE ENFERMEDAD BASCULAR CEREBRAL
Entre las variantes encontramos los isquémicos, también conocidos como infartos cerebrales, y los hemorrágicos. Los primeros suceden cuando una arteria es obstruida, originando una pérdida repentina de flujo sanguíneo cerebral que ocasiona lo que conocemos como embolia cerebral. Este representa el 80 por ciento de los casos. El segundo, por su parte, sucede cuando un vaso sanguíneo se rompe y provoca sangrado dentro del cerebro.
De acuerdo con el investigador Tovar y Romo, “el cerebro es alrededor del 2 por ciento de la masa total del cuerpo en un adulto, pero utiliza el 20 por ciento de la energía que produce. Ante una condición de isquemia, la limitación en la utilización de glucosa y oxígeno, el cerebro se ve afectado fuertemente.
“Con la falta de una irrigación sanguínea que esto produce y el bloqueo de una arteria se muere una parte del cerebro. Cuando hablamos de un infarto hemorrágico sucede lo contrario, una arteria no se bloquea, sino que se rompe. Este es comúnmente conocido como un derrame cerebral”.
NO PRESENTAN DOLOR
Al ser una alteración neurológica de aparición repentina, el 85 por ciento de los casos, incluso cuando terminan en secuelas graves o la muerte, no presentan dolor. Este es uno de los factores por los que el tratamiento llega tarde a los afectados, puesto que no presentan síntomas.
Según las declaraciones del experto, la masa encefálica, la estructura del cerebro, no tiene terminales de dolor. Muchas causas del dolor de cabeza son debido a inflamación, donde las meninges, que sí tienen terminales de dolor, son afectadas. Sin embargo, todas las secuelas de un infarto cerebral sí producen dolor.
“El infarto per se no produce dolor, pero las consecuencias sí lo generan. Esto puede ser síntoma de que hay una alteración con el cerebro, pero eso no significa que cuando te duela la cabeza estés teniendo un infarto cerebral”, declara.
SE PIERDEN MILLONES DE NEURONAS CADA MINUTO
“Cuando tienes un infarto cerebral, especialmente isquémico, pierdes muchas neuronas, pero depende de varios factores: la duración, la región del cerebro, la arteria que se está bloqueando, etcétera. Cuando las neuronas mueren es irreversible, no hay forma de recuperarlas”, indica.
También agrega que, mientras más dure el infarto, el volumen se extiende y las consecuencias son peores. Asimismo, el envejecimiento cerebral durante un infarto es complicado de determinar porque no necesariamente depende de la edad cronológica, ya que hay casos de personas mayores con las neuronas cognitivas intactas.
LA HIPERTENSIÓN ARTERIAL, PRINCIPAL FACTOR DE RIESGO
Entre los riesgos controlables, el más común es la hipertensión arterial. Tres de cada cuatro individuos que sufren de un primer infarto cerebral presentan casos de presión arterial alta, superando los registros de 140/90 mm Hg, cuando una lectura normal se encuentra por debajo de 120/80 mm Hg y por encima de 90/60 mm Hg en adultos.
Esto representa una problemática en las posibilidades de presentar un infarto cerebral, especialmente en México porque uno de cada cuatro ciudadanos tiene problemas de hipertensión arterial. No obstante, hay otros factores a considerar, como el tabaquismo, el síndrome metabólico, el sobrepeso y la diabetes, entre otros.
“En realidad el infarto cerebral es muy común, es una de las principales fuentes de discapacidad permanente en México. Pero se puede prevenir con un buen estilo de vida, como buena alimentación y ejercitarse”, menciona Tovar y Romo.
LA PREVENCIÓN ES VITAL
Identificar a tiempo los signos y reducir los factores de riesgo controlables pueden evitar hasta el 80 por ciento de los infartos cerebrales. Los factores a tomar en cuenta son la presión arterial alta, el colesterol alto, la inactividad física y los problemas de circulación.
“Lo que produce un infarto es la formación de placas de ateroma, elevación de colesterol y elevación de triglicéridos. La prevención de estos elementos es fundamental para evitar un infarto cerebral”.
NADIE ESTÁ EXENTO DE PADECER UN INFARTO CEREBRAL
Aunque es más común en adultos mayores, también puede ocurrirles a personas de cualquier edad. Al año, 15 millones de personas presentan algún caso de infarto cerebral y uno de cada cuatro personas lo padecerá a lo largo de su vida.
El experto indica que, aunque la mayoría de los casos se pueden prevenir, hay otros que es imposible hacerlo. En casos cuando hay en juego factores genéticos o personas con anatomías basculares específicas, que impiden una buena circulación, entonces la prevención se disminuye de forma considerable.
“Los infartos también suceden en niños y estos no son por malos hábitos, sino por causas hereditarias, genéticas o anatómicas. Incluso hay infartos cerebrales intrauterinos”, agrega.
LA ESTRATEGIA “CAMALEÓN”
Cuando se trata de identificar un infarto cerebral en alguien cercano, sea familiar, colega o amigo, es importante notar ciertos signos que presentan aquellos que lo padecen. La estrategia “camaleón” fue nombrada de esta forma por el siguiente acrónimo: “ca” (cara colgada), “ma” (mano pesada), “le” (lengua trabada) y “on” (ponerse en acción).
TENER UN SEGUNDO INFARTO CEREBRAL
En caso de padecer un primer infarto cerebral, el riesgo de sufrir un segundo es mayor. En las estadísticas se contabiliza que uno de cada cuatro supervivientes tendrá la misma afección nuevamente. Ante ello la prevención es fundamental, ya que los segundos infartos suelen ser más graves que los primeros.
“Hay un tipo de infarto llamado ataque transitorio isquémico (ATI). Son infartos muy pequeños en vasos pequeños, lo cual los vuelve indetectables. En estos casos son infartos premonitores, por lo que es más fácil que posteriormente tengas un infarto mayor o de consecuencias más graves”, concluye Luis Bernardo Tovar y Romo. N