DAR EQUIPOS tecnológicos como regalo a los infantes es totalmente común en nuestros días, pero eso puede traer diversos riesgos. Alguna vez, un profesor que le había dado su celular a su hija mientras daba asesoría, vigilaba de manera constante los videos en YouTube que ella miraba, y la impresión generalizada fue pensar: “Qué controlador”. Pero después él mismo explicó que un día su hija miraba caricaturas y, de repente, dentro de la lista de reproducción se “coló” una con contenido explícitamente sexual.
Esta experiencia es solo un ejemplo de los riesgos que corren las infancias en internet, pero lamentablemente pueden ser mucho más graves dado que dichos medios son utilizados por traficantes, redes de prostitución y tráfico de personas, entre otras.
Por ello, la ciberseguridad en el hogar no debe ser considerado un tema menor, la protección de nuestra información personal, así como la descarga de contenido, sumado a la posibilidad de mantener contacto con personas desconocidas, puede afectar notablemente la experiencia en internet de la niñez.
En 2017 México presentó e implementó por vez primera la Estrategia Nacional de Ciberseguridad con la finalidad de tomar acciones en materia de seguridad digital en ámbitos como el político, económico y social. Hace un año, el informe del Panorama de Amenazas en América Latina 2020 reveló que México representa el 27.8 por ciento de los ataques totales en la región, lo que lo mantiene como el quinto lugar de ataques informáticos en América del Norte.
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Es común que exista desconocimiento por parte de los padres sobre las medidas de seguridad en internet. La exposición a material inapropiado es una de las situaciones más comunes en la red, y de no tener cuidado puede afectar la integridad física, psicológica e incluso la libertad de los hijos.
En esta nueva realidad seguimos lejos de permanecer inmunes ante dichos riesgos cibernéticos, por lo tanto, es importante que como adultos enseñemos a los niños y adolescentes a seguir un protocolo que los proteja ante dichos riesgos informáticos basados en estrategias activas y restrictivas.
Proteger la información personal. No divulgar la información de carácter personal, como números telefónicos, ubicaciones, actividades personales, datos de tarjetas y cuenta bancarias, entre otros.
No descargar contenido considerado gratuito. Los juegos en línea y la descarga de software en la red es una de las actividades más comunes, por lo que los jóvenes deben saber los riesgos que implica el descargar este tipo de contenido que bien puede contener virus para robar información o incluso que tomen control de su equipo.
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Usar perfiles o controles parentales exclusivos para niños y adolescentes. En equipos de cómputo personales, tabletas y teléfonos celulares son básicos. Con ello se puede mantener el control sobre el acceso a cierto contenido en la web, así como el tiempo total permitido para que los niños y jóvenes naveguen y jueguen.
Muchos de los equipos digitales cuentan con esta característica. Sin embargo, existen muchos programas y herramientas que ayudan a limitar el uso del dispositivo ofreciendo una experiencia segura de disfrutar de la tecnología.
Intercambio de archivos. Esta constituye una actividad normal en nuestro día a día. Ante archivos, documentos, fotografías o música es importante considerar la posibilidad de descargar material que es considerado protegido por la ley de derechos de autor, que pudiese traer problemas a los padres e incluso pueda contener software malicioso o pornográfico.
Al respecto es importante aconsejar a sus hijos que escaneen sus archivos con un software antivirus antes de abrirlo, así como asegurarse de que dicho software se encuentra actualizado y en funcionamiento.
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El famoso “phishing”. Este constituye una de las estafas más comunes por los ciberdelincuentes, que envían mensajes de texto, correos electrónicos o mensajes “pop-up” falsos para conseguir que los usuarios revelen su información personal e incluso aquella de carácter financiero.
Una recomendación es no responder a ningún mensaje o correo que solicite información de este tipo, así como no hacer clic en mensajes o enlaces potencialmente sospechosos. Es importante que si en algún momento se ha recibido alguno de estos mensajes sea mostrado a los hijos con la finalidad de que sean capaces de reconocerlos.
No instalar aplicaciones desconocidas. Sobre todo, aquellas de orígenes extraños o que no se encuentren en las tiendas oficiales, así como estar atentos a la información a la que la aplicación busca tener acceso.
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Es sustancial valorar la clasificación y edad recomendada. Es importante hacerlo en el acceso multimedia y recreativo de aplicaciones y juegos en la red, adecuados al desarrollo psicosocial de los jóvenes, enseñando con esto una forma responsable y segura en el uso de dicho contenido.
Con la finalidad de ayudar a padres, niños y jóvenes a conocer más sobre el tipo de actividades a las que puede ser expuesta una persona en la red, recomendamos dos sencillos juegos:
Cyberscout. Es un juego diseñado para padres y niños mayores de seis años en el que, de forma gráfica y mediante el uso de contenido multimedia, les ayudará a comprender los riesgos que se viven en la red.
Hackers vs. Cybercrook. Juego diseñado para mayores de tres años, en el que Sergio, el protagonista, tendrá la misión de evitar y prevenir ataques cibernéticos en su casa, mientras descifra las pistas para atrapar al malvado Cybercrook.
DECÁLOGO DE LA SSPC
Para evitar que infantes y adolescentes sean captados por delincuentes mediante videojuegos por internet, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de México presentó el siguiente decálogo de ciberseguridad:
• No jugar ni chatear con desconocidos.
• Establecer horarios de juego.
• No utilizar cuentas de correo electrónico personal, sino generar nuevas para jugar.
• No proporcionar datos personales ni datos telefónicos ni datos bancarios.
• No usar micrófono ni cámara.
• No compartir ubicación.
• Reportar aquellas cuentas agresivas o sospechosas.
• Mantener la configuración de seguridad para los niños en los dispositivos, lo que llaman control parental.
• En el caso de los menores de edad, jugar bajo la supervisión de un adulto.
• Si se detectan estas conductas o algún tipo de acoso, violencia o amenaza en contra de los infantes o adolescentes mientras juegan, se puede reportar al 088. N