CIENTÍFICOS de la Universidad de Stanford y la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill aseguran que un parche de vacuna impreso en 3-D podría ofrecer una alternativa menos dolorosa que las agujas tradicionales y podría generar una respuesta inmunológica más fuerte.
Los investigadores mencionan que los parches se pueden modificar para desarrollar vacunas para la influenza, el sarampión, la hepatitis y el covid-19.
“Al desarrollar esta tecnología esperamos poner los cimientos para una distribución mundial más rápida de las vacunas, con dosis menores, de una manera libre de dolor y ansiedad, dándole mayor acceso a las vacunas a todos”, dice Joseph DeSimone, autor principal del estudio, en un comunicado de prensa emitido la semana pasada.
DeSimone es profesor de medicina traslacional e ingeniería química en la Universidad de Stanford y profesor emérito en la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill. Trabajó con un equipo de ambas universidades para desarrollar el parche, el cual fue descrito en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences en agosto.
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El parche de polímero de vacuna mide un centímetro cuadrado y contiene 100 microagujas impresas en 3-D. Estas agujas miden alrededor de 700 micrómetros de largo, que es apenas suficiente para romper la piel para administrar una vacuna.
Los investigadores dicen que administrar las vacunas en las células cutáneas puede mostrar un aumento en la eficacia en relación con las dosis mediante agujas porque la piel está llena de células inmunológicas. A su vez, las agujas tradicionales se inyectan a través de la piel y en el músculo o en la capa de tejido debajo de la piel.
El equipo comenta que, cuando se probaron en ratones, sus parches de vacuna lograron una respuesta inmunológica que fue 50 veces más fuerte que la de las vacunas administradas bajo la piel y diez veces más fuerte que las vacunas administradas en un músculo del brazo.
Dado que las vacunas que usan agujas tradicionales pueden ser dolorosas para muchas personas que las reciben, el resultado es una tasa más alta de renuencia. El equipo de Stanford y la Universidad de Carolina del Norte menciona que los parches de vacuna con microagujas son indoloros en comparación.
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También hay un par de ventajas adicionales en los parches impresos en 3-D: mientras que muchas dosis con aguja necesitan de almacenarse en congeladores o refrigeradores antes de ser administradas por un profesional, los parches de vacuna tienen el potencial de no requerir de almacenamiento especial y se los puede administrar uno mismo.
Estos factores significan que los parches se pueden enviar a cualquier parte del mundo, ya que no se requiere de un manejo especial y las personas se pueden aplicar los parches por sí mismas.
“Una de las lecciones más grandes que aprendimos durante la pandemia es que la innovación en ciencia y tecnología pueden lograr o impedir una respuesta mundial”, dice DeSimone en el comunicado. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek