La hidroxicloroquina, un tratamiento que ha hecho correr ríos de tinta, no parece ser eficaz contra la COVID-19 en pacientes graves ni leves, según dos estudios.
El primero de ellos, realizado por investigadores franceses, concluye que este derivado de la cloroquina, útil en el tratamiento de la malaria (paludismo), no reduce significativamente el riesgo de ingreso en reanimación o de muerte en pacientes hospitalizados con una neumonía provocada por la COVID-19.
Según el segundo estudio, llevado a cabo por un equipo chino, la hidroxicloroquina no elimina el virus más rápido que los tratamientos estándar en pacientes hospitalizados con una forma “ligera” o “moderada” de la enfermedad. Además los efectos secundarios son más importantes.
“Considerados en su conjunto, estos resultados no apoyan el uso de la hidroxicloroquina como tratamiento de rutina para pacientes con COVID-19”, señala en un comunicado la revista médica británica BMJ, que publica ambos estudios.
El primero se basó en 181 pacientes adultos hospitalizados con neumonía provocada por la COVID-19, que obligó a administrarles oxígeno. Un total de 84 recibieron hidroxicloroquina a diario menos de dos días después de ser hospitalizados, al contrario de los otros 97.
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El hecho de recibir este tratamiento no cambió nada, ni para su traslado a reanimación (76% de los pacientes tratados con hidroxicloroquina estaban en reanimación después de 21 días, en comparación con un 75% en el otro grupo) ni en la mortalidad (la tasa de supervivencia en el día 21 fue de 89% y 91% respectivamente).
“La hidroxicloroquina captó la atención mundial como tratamiento potencial para la COVID-19 debido a resultados positivos de pequeños estudios. Sin embargo, los de este estudio no respaldan su uso en pacientes hospitalizados con COVID-19 que necesitan oxígeno”, concluyen los investigadores de varios hospitales de la región de París.
El segundo estudio se basó en 150 adultos hospitalizados en China con formas principalmente “leves” o “moderadas” de COVID-19. La mitad recibió hidroxicloroquina, la otra no.
En este caso recibir o no este tratamiento no ha cambiado nada en la forma en la que los pacientes superaban el coronavirus al cabo de cuatro semanas. Además, el 30% de los que recibieron hidroxicloroquina sufrieron efectos secundarios (normalmente diarrea) en comparación con el 9% en pacientes que no lo habían tomado.
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La hidroxicloroquina se usa para tratar enfermedades autoinmunes, como el lupus y la artritis reumatoide, y cuenta con fervientes partidarios.
El polémico científico francés Didier Raoult promueve el uso de este medicamento en pacientes al comienzo de la enfermedad, junto con un antibiótico, la azitromicina.
El presidente estadounidense, Donald Trump, también ha abogado por su uso contra el nuevo coronavirus.
Pero en las últimas semanas, varios estudios han puesto en entredicho la eficacia de esta molécula en el tratamiento de la COVID-19 y las autoridades sanitarias de varios países han advertido del riesgo de efectos secundarios, sobre todo cardíacos.