El Glaciar Thwaites es, aproximadamente, del tamaño de un estado de Estados Unidos, y tiene suficiente hielo como para aumentar el nivel del mar alrededor de 3 metros. Este simple hecho es lo suficientemente atemorizante como para justificar su sobrenombre, el Glaciar del Juicio Final, pero aún hay más. El Glaciar Thwaites se encuentra a lo largo de una franja de más de 120 kilómetros en la Antártida que sirve para proteger parcialmente la vasta Capa de Hielo de la Antártida Occidental (WAIS, por sus siglas en inglés) contra las aguas oceánicas templadas. La WAIS tiene suficiente hielo para aumentar el nivel del mar casi 61 metros.
Hace 40 años se pensaba que el Thwaites derramaba 40,000 millones de toneladas de agua cada año. Recientemente, los científicos aumentaron esa cifra a 250,000 millones de toneladas. Con gran alarma, declararon que un río de agua templada parece flotar por debajo del glaciar, lo cual podría acelerar la fecha en la que se desborde hacia el mar; esto podría producirse dentro de un siglo, o dentro de unas cuantas décadas. Realmente, nadie lo sabe.
Y ni siquiera hemos hablado todavía de Groenlandia. Recientemente se descubrió otro río subterráneo de agua templada en el Glaciar de Nioghalvfjerdsfjorden, el cual se espera que añada entre 45 centímetros y 1.5 metros al nivel de los océanos en los próximos 200 años.
Estas proyecciones conllevan cierta incertidumbre, pero hay una cosa que parece bastante clara: el próximo siglo será difícil para quienes habitan en las ciudades costeras. Los niveles del mar aumentan alrededor de 3 milímetros cada año. Para fines del siglo, los océanos podrían aumentar al menos 60 centímetros por encima de los niveles de 2005, según un estudio publicado en 2018 en las Actas de las Academias Nacionales de Ciencias. Michael Mann, científico especializado en el clima, declaró a NBC News que, a menos de que disminuyan las emisiones de gases de efecto invernadero, para fines del siglo más de 650 millones de personas vivirán en tierras que se encontrarán bajo el agua gran parte del tiempo o de manera permanente.
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Las ciudades son las más afectadas. El más reciente estudio de gran magnitud del Banco Mundial sobre las ciudades de todo el mundo que serán vulnerables al cambio climático se publicó en 2013, con base en datos de satélite recopilados en 2005. En dicho estudio se encontró que cientos de ciudades costeras de todo el mundo enfrentarán el riesgo más alto de inundación en las próximas décadas. En los años que han pasado desde la publicación del estudio, los cálculos de riesgo han empeorado, afirma Stephane Hallegatte, economista principal del organismo global del Banco Mundial para la reducción y la recuperación de desastres y autora del informe.
Uno de los cambios es que varias ciudades de África han crecido más rápido de lo esperado. Esto significa que cualquier lista de ciudades vulnerables tendrá que incluir nuevos nombres, como Lagos, en Nigeria, y Dar es-Salam, en Tanzania. Una peligrosa combinación de aumento en el nivel del mar y pobreza hace que estas ciudades se vuelvan cada vez más vulnerables. Muchas de las ciudades de la lista original de 2013 han mejorado en gran medida su pronóstico al realizar acciones para protegerse contra las inundaciones. Entre ellas están Guangzhou y Shanghái, en China; Manila, en Filipinas; Can Tho, en Vietnam, y Nueva Orleans, en Estados Unidos.
Algunas ciudades del mundo desarrollado no han afrontado adecuadamente este riesgo cada vez mayor. En particular, Miami y Nueva York son vulnerables a las tormentas que asolan a la Costa Este de Estados Unidos, y ninguna de ellas ha puesto en práctica ninguna protección adecuada. Harían bien si siguen el ejemplo de Londres, Ámsterdam y Rotterdam, que han invertido en diques, barreras y sistemas de drenaje.
El panorama sobre el aumento del nivel del mar es cada vez peor y ha impulsado un cambio en la forma en que las personas piensan sobre las inundaciones y se preparan para ellas. “Las personas se dan cuenta de que simplemente no es posible prevenir todas las inundaciones, por lo que es necesario aprender a vivir con el agua y aceptar que, en ocasiones, tendrá un impacto”, afirma Hallegatte. “No podemos vivir detrás de muros cada vez más altos, pues, en un momento dado, las consecuencias de la caída de uno de ellos se volverán demasiado grandes”.
Los Países Bajos se encuentran a la vanguardia de las nuevas técnicas para convivir con el agua. Ese país construye espacios en sus ciudades para recolectar el agua de las inundaciones, que son áreas de baja densidad poblacional y que son relativamente fáciles de evacuar, para proteger las áreas de gran densidad poblacional. También utilizan las dinámicas de los deltas de los ríos para distribuir arena, de tal manera que se generen dunas protectoras. Esos sistemas cuasinaturales son menos costosos y mucho más gráciles que un enorme muro. “Esto es lo que denominamos soluciones basadas en la naturaleza”, dice. “En lugar de tratar de utilizar concreto simplemente para protegerlo todo, tratamos de utilizar mecanismos naturales”.
“Vemos a personas de todos los continentes y de todos los niveles económicos que hacen la misma pregunta: cómo manejar un aumento en las inundaciones durante los próximos 10 o 20 años”, dice Hallegatte. Estas son cinco ciudades que se han vuelto relativamente más vulnerables en los últimos años.
1. DAR ES-SALAM
Dar es-Salam, la antigua capital de Tanzania, alberga a 4.3 millones de personas y es una de las ciudades de más rápido crecimiento en el mundo. Las personas dejan el campo en busca de trabajo, mejores escuelas y acceso a los servicios de salud. Cuando llegan, suelen asentarse en tierras proclives a las inundaciones.
La ciudad no realiza planes para el impacto de los fenómenos climáticos extremos que se producen cada pocos años debido a que sus problemas son más inmediatos: está acuciada por las inundaciones crónicas que se producen cada año debido a las fuertes lluvias. Aunque Tanzania ha trabajado para construir una red de canales de drenaje hacia el Océano Indico, estas medidas no han resuelto el problema de las inundaciones en Dar es-Salam. El aumento en el nivel del mar ha hecho que las aguas tarden más tiempo en encontrar su salida de la ciudad. La basura suele bloquear el drenaje, permitiendo que el agua estancada se acumule. La ciudad no tiene los recursos para realizar grandes proyectos de infraestructura. Sin embargo, recientemente se han formado grupos comunitarios para limpiar el drenaje cuando se pronostican fuertes lluvias.
2. YAKARTA
Al igual que Dar es-Salam, Yakarta también es propensa a inundaciones anuales durante la temporada de lluvias. Varios ríos fluyen a través del área metropolitana, y frecuentemente se desbordan. Otro problema complica aún más el aumento en el nivel del mar: toda la ciudad se está hundiendo. El delta del río, en el que se asienta la ciudad, ha estado perdiendo arena; la superficie cada vez más grande de la ciudad evita que la arena sea reemplazada naturalmente por los ríos. La construcción de pesados edificios y la extracción de agua dulce para beber han comprimido aún más el banco de arena.
Yakarta ha tenido muchas dificultades para encontrar recursos para construir la infraestructura que necesita para mitigar las inundaciones. En otoño pasado, un plan para adquirir tierras a lo largo del río para construir muros de prevención de inundaciones se canceló para compensar un déficit presupuestal. En 2015, la ciudad instaló muros de concreto a lo largo del Río Ci Liwung, evacuando a los residentes y trasladándolos a refugios permanentes, pero esto no fue suficiente para evitar las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias de principios de este año. Más de 90,000 personas tuvieron que ser evacuadas de Yakarta y más de 60 perdieron la vida en el desastre.
En agosto pasado, funcionarios gubernamentales de Indonesia anunciaron un plan para trasladar la capital de la nación de Yakarta a Borneo.
3. LAGOS
La población de Nigeria, que es la nación más grande de África, está en vías de duplicarse hasta alcanzar los 400 millones para 2050, cuando se espera que la mayoría de sus ciudadanos habiten en las ciudades. Lagos es la más grande de ellas: se espera que su población, que actualmente se calcula entre 14 y 21 millones, llegué a 30 millones para 2050.
Lagos ya tiene dificultades provocadas por el crecimiento poblacional, las condiciones climáticas extremas y una mala infraestructura. Las personas que se trasladan a la ciudad en busca de una vida mejor suelen instalarse en tierras bajas que están en riesgo de inundarse. En cada temporada de lluvias, el agua de lluvia se mezcla con las aguas negras e inunda las casas, desencadenando brotes de enfermedades respiratorias y de otros tipos.
El desarrollo se ha centrado en construir altos edificios para manejar el crecimiento de la población, pero estos están fuera del alcance de muchas personas que habitan las áreas proclives a inundarse. Es urgente realizar mejoras en todas las viviendas. La falta de infraestructura para mitigar las frecuentes inundaciones ha inhibido las inversiones. Si la ciudad puede superar este dilema, quizá pueda dirigir su atención a la protección de la ciudad contra las tormentas extremas que se producen cada pocos años.
4. MIAMI
A Miami se le ha llamado la zona cero del aumento en el nivel del mar. Se espera que el sur de Florida reciba un duro golpe en las próximas décadas. Las inundaciones en la ciudad han aumentado su frecuencia en años recientes, y las proyecciones sobre el aumento en el nivel del mar indican que muchas playas y vecindarios acabarán totalmente sumergidos.
La construcción de barricadas contra el creciente nivel del mar no es una opción para Miami. Un gran muro no solo acabaría con el turismo, sino que también sería ineficaz. La ciudad está construida sobre piedra caliza, la cual es porosa; el agua del mar simplemente se filtra a través de la tierra.
En años recientes, Miami ha comenzado a realizar acciones para prepararse para su húmedo futuro. Hace unos años, levantó un tramo del malecón que resultó afectado durante una tormenta. También está levantando caminos y puentes e invirtiendo en estaciones de bombeo en los vecindarios que están en riesgo de inundación. También diseña un sistema de drenaje para el agua de las tormentas para hacer frente a los huracanes. Ha impuesto requerimientos de altura para los nuevos edificios.
Si bien estas medidas podrían ser útiles a corto plazo, hacer frente al aumento en el nivel del mar será todo un desafío en las siguientes décadas.
5. NUEVA YORK
En 2012, el huracán Sandy envió cerca de 3 metros de agua a la Ciudad de Nueva York, inundando decenas de miles de edificios y poniendo en riesgo los 2,000 billones de dólares en activos de la ciudad. El agua provenía principalmente del oleaje del Atlántico, que tiende a estrellarse contra el litoral oriental de Estados Unidos durante las grandes tormentas. Conforme se eleva el nivel del mar, se espera que la ciudad experimente inundaciones de más de 2 metros cada vez con mayor frecuencia; inundaciones que actualmente ocurren una vez cada 25 años ocurrirán cada cinco años, de acuerdo con un estudio realizado en 2017. Para 2050, más de un tercio del distrito financiero de la ciudad estará en riesgo de inundarse debido a las tormentas.
La Gran Manzana ha realizado pequeñas inversiones para prepararse contra las futuras tormentas, pero aún no ha puesto en práctica medidas amplias. El alcalde Bill DeBlasio anunció en 2019 un proyecto por 10,000 millones de dólares para extender el bajo Manhattan hacia East River y construir barreras movibles antiinundación. Otros planes exigen la construcción de malecones, dunas de arena y otras estructuras. Sin embargo, el tiempo se acaba. Si la calamidad vuelve a atacar en un futuro próximo, Nueva York recibirá un duro golpe.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek