Las autoridades de Filipinas detuvieron a un hombre acusado de asesinar a una mujer, cortarle la cabeza y comerse su cerebro.
Lloyd Bagtong, de 21 años, fue arrestado por la policía municipal de Talisayán después de hallar el cuerpo de una mujer no identificada a unos dos kilómetros de su domicilio en la ciudad de Cagayán de Oro, cabecera de la provincia de Misamis Oriental, región de Mindanao del Norte.
El cadáver, decapitado y con las manos amarradas, estaba cubierto solo con unos pantalones de mezclilla.
Varios testigos afirmaron haber visto que la mujer y Bagtong discutían cerca de un cementerio cuando, de pronto, el sospechoso le golpeó la cabeza con un objeto de metal para luego decapitarla usando un arma con forma de hoz, conocida como sanggot.
Al momento del arresto, la policía confirmó que Bagtong llevaba un instrumento parecido sujeto a su cintura. Asimismo, encontraron en su apartamento un trapo ensangrentado que, en opinión de las autoridades, pudo haber utilizado para llevar la cabeza a su casa.
Maribeth Ramoga, jefa de la policía del municipio de Talisayán, informó que Bagtong había confesado el asesinato de la mujer, argumentando que se puso furioso cuando ella comenzó a hablarle en inglés. En su declaración, el sospechoso añadió que le abrió el cráneo para cocinar su cerebro y comérselo con el arroz que había preparado.
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Al parecer, desechó el cráneo en un agujero excavado cerca de su vivienda.
El hombre permanece bajo custodia policiaca en espera de la presentación de cargos por asesinato. Mientras tanto, las autoridades siguen investigando para establecer la identidad de la víctima.
Hace unos meses se celebró el juicio de otro caso de canibalismo de gran notoriedad, en el cual un hombre de Indiana, Estados Unidos, fue acusado de robo, violación, asesinato y profanación del cadáver de una mujer para consumir su cerebro.
Según el alegato de la fiscalía, el 11 de septiembre de 2014, Joseph Oberhansley irrumpió con violencia en el hogar de su ex novia, Tammy Jo Blanton, y la apuñaló varias veces en el cuerpo, el cuello y la cabeza. Luego de matarla, Oberhansley utilizó una sierra eléctrica para partir el cráneo y extraer el cerebro, del que consumió una mitad en crudo y después cocinó el resto, que posteriormente también se comió. A continuación, abrió el tórax de la víctima para sacar el corazón y parte de un pulmón, los cuales también ingirió, hecho al que la defensa hizo alusión en el juicio, según informes de USA Today.
Ahora bien, en 1998, antes del espeluznante homicidio de Blanton, Oberhansley, quien entonces vivía en Utah, mató a su novia de 17 años, y disparó contra su propia madre y su hermana, quienes intentaban defender a la joven. El ataque concluyó cuando Oberhansley se pegó un balazo en la cabeza, causándose lo que un psiquiatra describió como una “lobotomía parcial”.
En el año 2000, Oberhansley fue condenado a prisión por homicidio imprudencial, pero al cabo de 12 años, fue liberado y emigró a Jeffersonville, Indiana, donde, en 2013, lo detuvieron nuevamente por cargos de agresión, estrangulamiento y resistencia a las autoridades. A pesar de sus antecedentes criminales, el juez que ventiló el caso ordenó su liberación mediante el pago de una fianza de apenas 1,000 dólares.
Arrestado por tercera vez el 31 de julio de 2014 -en esa ocasión, por imprudencia criminal y resistirse a las autoridades durante una persecución vehicular que cruzó la línea estatal de Kentucky-, fue la propia Blanton quien pagó la fianza de 500 dólares que lo puso en libertad.
En octubre de este año, durante el juicio por el homicidio de Blanton en septiembre de 2014, una testigo mencionó los antecedentes criminales de Oberhansley contraviniendo una orden judicial de no divulgación, por lo que el juez aceptó la moción de la defensa de anular el juicio, si bien ordenó que el acusado permaneciera en la cárcel debido a su peligrosidad. Por su parte, los abogados de Oberhansley han solicitado una evaluación psiquiátrica para determinar la capacidad mental de su cliente.
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Los casos de Bagtong y Oberhansley son oportunos para enfatizar los graves riesgos de salud que conlleva el consumo de tejidos cerebrales humanos y de ciertos mamíferos, ya que pueden dar origen a un grupo de padecimientos del sistema nervioso central conocido como encefalopatías espongiformes transmisibles o enfermedades por priones, las cuales son invariablemente mortales. Los priones son partículas proteicas presentes de manera natural en muchas células, pero pueden sufrir cambios drásticos que las vuelven altamente infecciosas y permiten que se diseminen con rapidez mediante mecanismos aún no esclarecidos.
Entre las enfermedades por priones se cuenta el Kuru. Este trastorno ha sido descrito en la tribu caníbal de los fore, asentada en Papúa, Nueva Guinea, y se caracteriza por temblores, movimientos involuntarios, demencia y por último, la muerte.