Unos científicos han determinado que los osos malayos (Helarctos malayanus) pueden imitar con toda precisión las expresiones faciales de sus congéneres, ofreciendo el primer ejemplo de una conducta que, hasta ahora, solo se había observado en humanos y gorilas.
Publicado el 21 de marzo en la revista Scientific Reports, el estudio cuestiona la teoría de que dicha conducta solo se manifiesta en especies que tienen sistemas sociales complejos, como los humanos.
Conocidos en inglés como honey bears o sun bears [osos de la miel u osos del sol], estos animales esquivos y poco estudiados habitan en los bosques tropicales del sureste de Asia, y rara vez socializan fuera de la temporada de apareamiento.
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Los científicos estudiaron 22 osos malayos, de entre 2 y 12 años de edad, que vivían en el Centro de Conservación del Oso Malayo, en Borneo, Malasia. El equipo filmó a los animales como parte de su investigación, la cual se llevó a cabo en recintos lo bastante amplios para que los osos tuvieran la libertad de aislarse o mostrarse tan sociables como quisieran.
La intención del equipo era observar el mimetismo facial en los animales: una conducta mediante la cual un animal imita las gesticulaciones de sus congéneres de manera muy aproximada o hasta exacta.
Y confirmaron que los osos malayos se valen de sus caras para comunicarse. Observaron que, cuando jugaban, estos úrsidos utilizaban dos gesticulaciones: gruñían o bien, ocultaban sus dientes incisivos. Así mismo, los científicos descubrieron que, durante el retozo [juego amigable], los animales tendían a copiar las expresiones del compañero con más frecuencia.
Si bien el mimetismo es una característica de los primates y algunos otros animales -como los perros-, los investigadores opinan que el oso malayo es la primera especie que exhibe esta conducta con un nivel de precisión comparable al de los humanos y los gorilas.
En entrevista con Newsweek, Derry James Taylor, coautor del estudio y candidato doctoral en la Universidad de Portsmouth, Inglaterra, explicó: “Los humanos poseen complejos patrones de mímica facial, y es común que imiten no solo las expresiones faciales de otras personas, sino también los movimientos musculares sutiles. La opinión general es que esta forma de comunicación compleja solo se observa en especies que han desarrollado sistemas sociales complejos”.
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“Sin embargo, nuestra investigación apunta a que esta teoría podría ser errónea, pues hallamos que los osos malayos son capaces de imitar expresiones faciales complejas. El mimetismo facial del oso malayo es más preciso que el observado en otras especies más sociales; y esto, a pesar de que el oso malayo lleva una vida eminentemente solitaria en la naturaleza. Lo anterior plantea la posibilidad de que la comunicación facial sofisticada pueda ser un rasgo común a todos los mamíferos”.
No obstante, Terry reconoció que su estudio es limitado, puesto que no aclara la función que desempeñan las expresiones observadas. El investigador sugirió que tal vez los osos malayos imitan gesticulaciones para indicar que están dispuestos a participar en juegos más rudos, aunque enfatizó que la información disponible hasta el momento no despeja esta interrogante.
“Encontramos que el mimetismo facial exacto era mucho más frecuente durante el retozo que en los juegos bruscos y, como se sabe, el retozo puede conducir al juego rudo. En otras especies, la conducta de juego que no se acompaña de señales de juego suele transformarse en agresividad”, prosiguió.
Al comentar sobre las aportaciones de su estudio al conocimiento general de las comunicaciones animales, Taylor señaló que la investigación pone de relieve dos conceptos.
“Una de las posibilidades que plantea nuestro trabajo es que los mamíferos podrían compartir formas de comunicación más sofisticadas de lo que se pensaba hasta ahora, y esto sugiere que la opinión generalizada de que solo las especies con sistemas sociales complejos tienen la capacidad para comunicaciones complejas no contempla toda la historia”.
“Por otra parte, también cabe la posibilidad de que las especies más sociales usen sistemas de comunicación mucho más complejos, los cuales todavía no se han esclarecido”.
El oso malayo está incluido en el listado de especies vulnerables de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya que sus poblaciones salvajes están menguando debido a factores que incluyen la deforestación, la cacería ilegal y el envenenamiento con los plaguicidas utilizados en la agricultura, según informes de National Geographic. El equipo de científicos confía en que su estudio contribuya a los esfuerzos de conservación dirigidos a esta especie.
Esta investigación es el esfuerzo más reciente para entender cómo es que los animales usan sus caras para comunicarse. En 2017, la revista Scientific Reports publicó el estudio de otros científicos de la Universidad de Portsmouth, quienes descubrieron que los movimientos faciales de los perros son más acentuados en presencia de humanos.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek