
INCIDENTES RECIENTES DE DRONES RUSOS han marcado algunas de las violaciones más graves del espacio aéreo de la OTAN en la historia de la alianza. Expertos advierten que los Estados miembros podrían no estar listos para enfrentar una campaña sostenida de un adversario como Rusia.
Algunos señalan que el bloque militar más poderoso del mundo parece estar apresurándose para adaptarse a una nueva forma de guerra moderna en la que Moscú ha invertido fuertemente.
“NATO y los países individuales han sido sorprendidos con los pantalones abajo y ahora tratan de subírselos rápidamente”, dijo Keir Giles, experto en asuntos militares rusos y miembro asociado del Chatham House, a Newsweek.
“Cada vez que ocurre algo así, esperamos que sea un incentivo para que los países de la OTAN y la alianza misma comprendan la urgencia de establecer medidas que prevengan nuevos incidentes. Pero la OTAN sigue moviéndose al ritmo de la OTAN, y los países no comparten la misma visión sobre la urgencia de la amenaza”, añadió.
La guerra en Ucrania ha puesto de relieve la importancia de los vehículos aéreos no tripulados (UAV) en el campo de batalla. Sin embargo, su uso no es nuevo: desde los grandes sistemas desplegados por Estados Unidos en la “Guerra contra el Terrorismo” a inicios del siglo XXI hasta plataformas más pequeñas, baratas y maniobrables que hoy dominan los frentes.
En la guerra de Nagorno-Karabaj en 2020, Azerbaiyán utilizó drones para sobrepasar a las fuerzas armenias, mientras que grupos como Estado Islámico (ISIS) ya habían comenzado a armar drones comerciales en Irak y Siria.
Hoy, la amenaza ha llegado más al oeste. A principios de mes, Polonia reportó el cruce de hasta 21 drones desde Bielorrusia y Ucrania hacia su territorio, acusando a Rusia, que negó cualquier responsabilidad. Desde entonces, la actividad de drones también ha causado interrupciones en aeropuertos de Dinamarca y Noruega, despertando temores de una campaña prolongada aún no vinculada oficialmente al Kremlin.
“Eso es lo que todos se preguntan”, dijo Giles. “No hay duda de que las incursiones de drones son un desafío diferente para los sistemas de defensa aérea, pero no hay excusa para sorprenderse.”
Polonia acusó rápidamente a Rusia, señalando que los UAVs eran similares al modelo Geran, una variante simplificada de los drones iraníes Shahed, conocidos como “suicidas”. Aunque los drones que aterrizaron en Polonia no estaban armados, Varsovia activó consultas de emergencia bajo el Artículo 4 de la OTAN.
Dinamarca también evalúa invocar el mismo artículo tras incursiones que obligaron a suspender operaciones en su principal aeropuerto. Mientras tanto, la OTAN llevó a cabo los ejercicios militares Operation Eastern Sentry, en paralelo con las maniobras conjuntas Zapad-25 de Rusia y Bielorrusia.
Para Daniel Byman, profesor de la Universidad de Georgetown, la reacción rápida mostró que los europeos pueden actuar con determinación sin esperar a Washington. “Los drones son una forma de intimidación y una manera de poner a prueba las defensas. La respuesta europea, sin EE. UU. al frente, fue un paso importante”, dijo.
Sin embargo, Byman advirtió que enfrentar una campaña prolongada podría ser muy costoso: “es barato lanzar drones, pero caro derribarlos”.
James Rogers, del Brooks Tech Policy Institute, señaló que Rusia usa estas tácticas como parte de su guerra híbrida. “Son baratos, pequeños, difíciles de detener y negables: el arma perfecta de la zona gris”, afirmó.
Aunque la OTAN no ha respondido de manera contundente, los incidentes ya han generado consecuencias políticas. El presidente Donald Trump, que al principio sugirió que los drones en Polonia podían haber sido un “error”, endureció después su postura contra el Kremlin y llegó a asegurar que Ucrania podría recuperar todos los territorios ocupados.
Sandor Fabian, exdirector adjunto del Comando de Operaciones Especiales de la OTAN, señaló que la respuesta de la alianza busca enviar un mensaje claro: “Ninguna incursión, incluso la de menor nivel, será tolerada”. Sin embargo, reconoció que las medidas actuales tienen “más valor simbólico que práctico”.
Según Fabian, Rusia busca probar la unidad de la OTAN, además de generar miedo y confusión. “Muchas veces el liderazgo ruso no actúa con objetivos estratégicos muy calculados. Simplemente crean caos y luego administran las consecuencias.” N
(Con información de Tom O’Connor