
ARGENTINA LLEVÓ UNA “MOTOSIERRA” A SU ECONOMÍA Y AHORA NECESITA AYUDA DEL EXTERIOR. Desde diciembre de 2023, la economía del país está bajo la conducción del presidente Javier Milei, un defensor del capitalismo de libre mercado que llegó al poder con un programa basado en la estabilización de precios, la reducción de la deuda y el recorte de lo que calificaba como un Estado sobredimensionado.
Milei se hizo célebre en campaña por portar una motosierra como símbolo de su intención de recortar el gasto público y la burocracia federal. Tras años de caos inflacionario, su enfoque sedujo a los mercados: el índice Merval ganó alrededor de 170% en términos de pesos durante 2024, eclipsando el 23% del S&P 500 en ese mismo periodo. El entusiasmo llegó incluso al plano internacional, con Donald Trump celebrando al mandatario argentino.
Trump lo llamó en varias ocasiones su “presidente favorito” y Milei fue el primer líder extranjero en reunirse con él tras vencer a la exvicepresidenta Kamala Harris. Incluso, sus reformas inspiraron a Elon Musk durante su paso como figura simbólica del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).
El combate a la inflación ha sido la bandera más exitosa de Milei: el índice mensual bajó de 25.5% en diciembre de 2023 a 1.9% en agosto de 2025.
Pero pese a este logro y al retorno del superávit fiscal, Argentina enfrenta otra vez turbulencias económicas: el peso está bajo ataque, las reservas internacionales se encuentran en niveles críticos y el Merval se desplomó más de 30% en lo que va del año.
Según el politólogo Jean-Paul Faguet, el problema de fondo es estructural: “Argentina tiene un Estado de bienestar muy grande para el tamaño y nivel de desarrollo de su economía, sostenido por un sistema fiscal distorsionado que solo funciona en épocas de bonanza”.
Anahí Wiedenbrüg, asesora del Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, advirtió que si bien Milei logró domar la inflación, lo hizo a un alto costo: “En Argentina, la consolidación fiscal suele recaer de forma desproporcionada sobre los más vulnerables: recortes al gasto social, menos transferencias a provincias y deterioro del salario real”.
Paul Segal, economista de la IAE Business School, explicó que el gobierno apostó a reducir la inflación a toda velocidad para llegar fortalecido a las elecciones legislativas de octubre, pero el esquema era frágil y vulnerable a cualquier shock político o económico. Ese golpe llegó en septiembre, cuando el gobernador Axel Kicillof y su coalición Fuerza Patria derrotaron a Milei en la elección provincial de Buenos Aires.
Wiedenbrüg interpretó el resultado como una señal clara: “La luna de miel que los argentinos dieron a Milei se terminó”.
Con la economía debilitada y sus posibilidades electorales en riesgo, Milei recurrió a su aliado más cercano. Durante la Asamblea General de la ONU en Nueva York, Donald Trump le expresó que Estados Unidos está dispuesto a darle a Argentina “todo lo necesario para volver a ser grande”, aunque insistió en que no hacía falta ayuda externa.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, elogió los avances del presidente argentino y anunció negociaciones para comprar bonos en dólares y abrir una línea de swap por 20 mil millones de dólares, lo que daría oxígeno de corto plazo.
Milei agradeció públicamente el respaldo: “Valoramos profundamente la amistad con Estados Unidos y su compromiso con la estabilidad, la prosperidad y la libertad”.
El anuncio trajo un respiro inmediato en los mercados, con inversores regresando a activos argentinos. Sin embargo, expertos advierten que la ayuda estadounidense podría ser solo un paliativo.
Segal alertó: “Un rescate de EE. UU. le comprará tiempo, pero no resolverá los problemas de fondo”. Para Faguet, el apoyo es comparable a “otro inversionista extranjero ingenuo que entra cuando todos los locales están huyendo”.
El analista Ernesto Talvi, ex canciller de Uruguay, sostuvo que el ofrecimiento estadounidense no es más que un reemplazo de deuda vieja por deuda nueva para aliviar presiones inmediatas. Pero advirtió: “Eso no alcanza. Milei debe reconstruir una coalición de gobierno que garantice disciplina fiscal y reformas procrecimiento”.
De cara a las elecciones legislativas del 26 de octubre, Milei buscará fortalecer su posición parlamentaria. Aun así, la sombra de un eventual regreso del kirchnerismo en 2027 pesa como un gran obstáculo para atraer inversión estratégica.
Argentina, marcada por crisis recurrentes, enfrenta nuevamente un dilema histórico: depender de ayuda externa o lograr, al fin, un pacto político interno que garantice estabilidad de largo plazo. N
(Con información de Hugh Cameron