Los psicópatas presentan estructuras cerebrales distintas al resto de la población, según un estudio que aporta nueva luz sobre uno de los componentes de la llamada “personalidad oscura”.
La psicopatía figura entre los indicadores más sólidos de un comportamiento violento y persistente. A través de técnicas avanzadas de neuroimagen y del uso del Atlas cerebral de Julich, de acceso público, investigadores de instituciones alemanas y de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, identificaron redes cerebrales con alteraciones estructurales en personas con rasgos psicopáticos.
Este hallazgo representa un avance significativo en la comprensión de las bases neurobiológicas de la agresión y del comportamiento antisocial. Para su estudio, el equipo examinó datos de resonancia magnética de 39 participantes varones adultos con diagnóstico de psicopatía y los comparó con un grupo de control. Los resultados arrojaron una relación significativa entre las tendencias antisociales y estructuras cerebrales específicas.
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Los científicos utilizaron una herramienta diagnóstica llamada Lista de Verificación de Psicopatía y descubrieron que las puntuaciones más altas en la categoría “estilo de vida y comportamiento antisocial” se asociaban con volúmenes cerebrales más bajos en varias áreas de este órgano. Esos volúmenes más bajos se encontraron en áreas extensas, como los ganglios basales (que participan en el control motor y el aprendizaje) y el tálamo, una “estación de retransmisión” de información sensorial.
De igual manera, se observaron reducciones en partes del tronco encefálico; el cerebelo, que es importante para el control motor y la coordinación, y otras áreas como las regiones orbitofrontal e insular, ambas cruciales para la regulación de las emociones, la toma de decisiones y el comportamiento social.
EL CEREBRO DE LOS PSICÓPATAS, UN TEMA QUE SEGUIRÁ BAJO ESTUDIO
Lo anterior sugiere que las partes del cerebro involucradas en el control del comportamiento podrían no funcionar tan bien en personas con psicopatía.
En tanto, se encontró que las asociaciones con rasgos que cubren aspectos “interpersonal-afectivos”, como la mentira patológica y la falta de empatía, eran menos consistentes.
“Más allá de estas asociaciones específicas, las comparaciones grupales revelaron una reducción significativa del volumen cerebral total en el grupo de psicopatía en comparación con el grupo de control”, apuntaron los investigadores.
La diferencia más localizada y pronunciada se observó en el subículo derecho, una parte del hipocampo conocida por su papel en la memoria. Esto sugiere “una alteración bastante generalizada del desarrollo cerebral en sujetos psicopáticos “, según las conclusiones del estudio. Los hallazgos de los autores plantean, en última instancia, “un vínculo neurobiológico particularmente fuerte entre el comportamiento antisocial y la reducción del volumen cerebral en regiones extensas”.
Sin embargo, los investigadores señalaron algunas limitaciones del estudio. Entre ellas, el uso de distintos escáneres de resonancia magnética en los centros participantes —una variable considerada en el análisis estadístico—, así como la falta de correspondencia entre los grupos en aspectos como la capacidad cognitiva y el consumo de sustancias, factores que podrían haber afectado los resultados comparativos. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)