La humanidad avanza hacia un futuro en el espacio. Iniciativas como el programa Artemis de la NASA y los Acuerdos Artemis —una alianza internacional que involucra a más de 50 países— tienen como meta llevar a seres humanos nuevamente a la Luna en 2026 y, más adelante, a Marte. Sin embargo, la comunidad científica advierte que aún no se ha garantizado una atención médica adecuada para quienes viajan más allá de la Tierra.
“Estamos construyendo un futuro fuera de nuestro planeta, pero el cuerpo humano no está hecho para vivir en el espacio. Incluso los individuos más sanos y en excelente condición física pueden verse afectados por sus condiciones extremas”, señala un artículo publicado este lunes 2 de junio en la revista Nature.
El sector espacial también está experimentando una transformación a través de asociaciones entre entidades públicas y privadas. Un ejemplo de ello es la misión Polaris Dawn, liderada por SpaceX, en la que Jared Isaacman y Sarah Gillis se convirtieron en los primeros civiles en realizar una caminata espacial.
Lejos de la protección que ofrece la atmósfera terrestre, el cuerpo humano queda expuesto a niveles elevados de radiación. Según la Agencia Espacial Europea, un astronauta en camino a Marte podría recibir, en un solo día, la misma cantidad de radiación que se absorbería en la Tierra durante todo un año. Esta exposición prolongada puede aumentar significativamente el riesgo de desarrollar cáncer y enfermedades cardiovasculares, según recoge Nature.
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No es la primera vez que surgen preguntas sobre cómo reacciona el cuerpo humano en el espacio. Cuando los astronautas Sunita (Suni) Williams y Butch Wilmore pasaron un año atrapados en la Estación Espacial Internacional (ISS), el tema volvió a ocupar titulares en medios de todo el mundo. En marzo de 2025, especialistas explicaban que la alteración de la gravedad afecta múltiples funciones del cuerpo. La transición de la gravedad terrestre a la ingravidez puede desorientar al astronauta, alterar su equilibrio, afectar la coordinación entre los ojos y la cabeza, e incluso provocar mareos espaciales.
¿UN VIAJE TRIPULADO A MARTE?
De acuerdo con Nature, si se llegara a concretar un viaje tripulado a Marte, la combinación de la exposición prolongada a la radiación y la microgravedad podría generar severas complicaciones de salud. Los huesos, que normalmente soportan peso, pierden cerca del 1 por ciento de su densidad mineral por mes durante una misión, lo que incrementa la posibilidad de fracturas.
Además, los cambios en la distribución de fluidos corporales pueden aumentar la presión ocular y afectar la visión, al tiempo que se incrementa el riesgo de enfermedades renales. A esto se suman los efectos psicológicos del aislamiento, que pueden influir negativamente en el estado de ánimo y el desempeño de los astronautas.
Frente a estos desafíos, científicos y expertos coinciden en que es urgente desarrollar soluciones innovadoras basadas en investigación y tecnología. Farhan M. Asrar, profesor asociado en la Universidad de Toronto, Canadá, sostiene que este tema debe abordarse desde cuatro frentes clave.
TELEMEDICINA
Si bien la atención médica en línea es fundamental en los vuelos espaciales, los retrasos en las telecomunicaciones pueden generar esperas “potencialmente mortales”. Según el académico, los astronautas en Marte pueden tardar 20 minutos en cada trayecto para recibir atención sanitaria desde la Tierra.
“Eso es mucho tiempo si, por ejemplo, alguien sufre un infarto y la tripulación necesita apoyo para tratarlo”, dice.
Hoy en día se están desarrollando aplicaciones de inteligencia artificial (IA) para ayudar a los astronautas a obtener asistencia médica rápidamente. Aunado a lo anterior, tomar medicamentos después de su fecha de caducidad puede ser arriesgado y su eficacia puede disminuir. Además, su potencia y su composición química puede cambiar y existe el riesgo de proliferación de bacterias.
“Además, muchos ingredientes farmacéuticos se degradaban en condiciones extremas, como la radiación”, añade.
SALUD MENTAL
La fatiga y la alteración de sueño, provocadas por el estrés, el ruido, estar lejos de casa y dormir en un entorno inusual, son comunes en el espacio y podrían agravar los problemas de salud mental.
En ese sentido, las misiones análogas terrestres, que simulan los desafíos de estar en el espacio, pueden ayudar a los investigadores a anticipar los problemas que podrían surgir del aislamiento y el confinamiento.
Actualmente, la Agencia Espacial Europea está probando iniciativas como un sistema de iluminación para mantener ritmos circadianos más convencionales, así como gafas de realidad virtual para proporcionar relajación mental a los astronautas.
PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS
Viajar a Marte podría tardar entre siete y 10 meses, lo que hace impráctico depender únicamente de los alimentos transportados desde la Tierra.
“Sería difícil cultivar en la superficie terrestre, tanto en la Luna como en Marte, debido a las temperaturas extremas —que oscilan entre 121 y 133 °C cerca del ecuador lunar, por ejemplo—, así como a la radiación y las diferencias en la gravedad y las horas de luz solar. Además, el suelo lunar carece de nutrientes y materia orgánica, mientras que el marciano contiene metales pesados y sales tóxicas”, dilucida.
Y agrega a la conversación: “La NASA también ha estado explorado el uso de microorganismos modificados genéticamente que, cuando crecen dentro de recipientes autónomos llamados biorreactores, producen nutrientes”.
BIOLOGÍA BÁSICA ANTES DE LANZAR
Para Asrar, antes de lanzar humanos al espacio profundo “es crucial comprender los impactos de la radiación espacial, las temperaturas extremas, la microgravedad y otros factores ambientales en los organismos vivos, las células, el ADN y la salud general”.
El módulo lunar chino Chang’e-4 , que en 2019 se convirtió en la primera nave espacial en aterrizar en la cara oculta de la Luna, transportaba el módulo de aterrizaje lunar de neutrones y dosimetría, un instrumento alemán que mide la radiación cósmica. Las mediciones de este instrumento indicaron que los astronautas en la Luna podrían estar expuestos a más del doble de radiación que los de la ISS 14 y entre 200 y 1000 veces la de la Tierra. N