Imagina ponerte de pie y que de repente tu corazón se acelere como si hubieras corrido dos kilómetros, solo que no te has movido. Para millones de personas con el síndrome de taquicardia ortostática postural, esta realidad vertiginosa y agotadora es su rutina diaria.
Aunque no es mortal, esta enfermedad altera profundamente la vida cotidiana y causa un amplio espectro de síntomas: mareos, casi desmayos, confusión mental, palpitaciones, fatiga, temblores, malestar en el pecho, dolores de cabeza, náuseas y malestar gastrointestinal.
Datos recientes sugieren que el síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS, por sus siglas en inglés) está en aumento. “Puede desencadenarse por la infección por SARS-CoV-2 como parte del covid-19 persistente”, afirma la Dra. Svetlana Blitshteyn, profesora de neurología de la Universidad de Búfalo, en Estados Unidos. Un estudio publicado en 2025 en The American Journal of Medicine reveló que casi 80 por ciento de los pacientes con covid-19 persistente cumplían los criterios diagnósticos del POTS.
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“Antes de la pandemia, al menos entre 3 y 5 millones de personas tenían síndrome de taquicardia ortostática postural, cifra que probablemente se ha duplicado después de la pandemia”, explica Blitshteyn a Newsweek.
“Aún no sabemos con exactitud cuántas personas lo padecen, pero se estima que millones más padecen esta enfermedad”, añade por su parte el Dr. Brit Adler, profesor de medicina en la división de reumatología de la Universidad Johns Hopkins.
¿QUÉ ES EL SÍNDROME DE TAQUICARDIA ORTOSTÁTICA POSTURAL?
El síndrome se describe como una anomalía en el funcionamiento del sistema nervioso autónomo: nada menos y nada más que el sistema que controla la respiración, la función intestinal, la frecuencia cardiaca, la presión arterial y muchas otras funciones corporales.
También puede estar relacionado con problemas como “bajo volumen sanguíneo, disfunción vascular u otros mecanismos”, dice Adler, y agrega que aquellos con síndromes de hipermovilidad como el de Ehlers-Danlos a menudo también presentan la afección.
La enfermedad es el resultado de un “ajuste del sistema nervioso autónomo a la posición erguida que no funciona correctamente”, explica a Newsweek la profesora Lesley Kavi, presidenta de la organización benéfica POTS UK, con sede en el Reino Unido.
Dado que muchas tareas básicas del día a día requieren cambios posturales y estar de pie, una persona con el POTS se ve sometida a una tensión constante al realizar tareas sencillas. Los síntomas tienden a disminuir cuando el paciente está en posición horizontal, pero a veces pueden tardar bastante tiempo en desaparecer una vez que se presentan.
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Factores como el calor, estar de pie durante mucho tiempo, la deshidratación, el estrés, el ejercicio intenso, los virus, las infecciones y la menstruación pueden empeorar los síntomas.
Kavi añade que una cirugía mayor, lesiones como una conmoción cerebral y la exposición a un evento traumático pueden desencadenar la aparición del POTS, pero, agrega, aún no hay suficientes datos e investigaciones para poder determinar con precisión qué mecanismos están funcionando mal dentro del cuerpo.
El Dr. Zachary Spiritos, especialista en gastroenterología y hepatología de UNC Health, en Carolina del Norte, explica a Newsweek: “Muchas personas pueden nacer con una vulnerabilidad, y luego algo en el entorno —a menudo una infección o lesión— desencadena la aparición de los síntomas. Es multifactorial, y la combinación exacta varía para cada persona”.
¿QUÉ TAN COMÚN ES ESTE SÍNDROME?
Las estimaciones de prevalencia varían ampliamente: la Clínica Cleveland cita entre 1 y 3 millones de casos en Estados Unidos, mientras que Dysautonomia International informa entre 3 y 6 millones.
Esta variabilidad se debe en gran medida a la falta de reconocimiento: según Spiritos, la mayoría de los médicos rara vez consideran el síndrome de taquicardia ortostática postural durante la evaluación. Las mujeres representan aproximadamente el 80 por ciento de los casos en Estados Unidos, según Dysautonomia International, probablemente debido a influencias hormonales y predisposición autoinmune.
“Esto se debe en parte a que el cromosoma X contiene muchos genes relacionados con el sistema inmunitario, y las mujeres tienen dos copias, lo que puede generar respuestas inmunitarias más robustas, pero también más propensas a errores”, explica Spiritos. “Y observamos patrones anecdóticos en los que el estrógeno puede empeorar los síntomas del POTS, mientras que la testosterona puede ser protectora”.
LO QUE RECOMIENDAN LOS EXPERTOS PARA LOS PACIENTES CON EL POTS
Lesley Kavi, de POTS UK, afirma que evitar los desencadenantes de los síntomas puede ser un buen punto de partida para controlar la afección, aunque esto depende de cada caso. Para algunos, esto podría incluir no estar de pie durante mucho tiempo, así como factores deshidratantes como el calor, el alcohol y la cafeína.
Aumentar la ingesta de líquidos es esencial, añade Kavi, y agrega que un adulto con el POTS debe beber entre dos y tres litros de agua al día, o más si hace ejercicio o está en un ambiente caluroso.
Para asegurar la retención de agua en el organismo también es importante aumentar la ingesta de sodio, afirma Kavi. Se recomienda a los pacientes aumentar su ingesta de sodio hasta 10 000-12 000 mg al día, pero cada paciente responde mejor a una cantidad diferente.
La ropa de compresión, en particular las mallas o leggings que cubren el abdomen, también ayuda a mejorar la circulación sanguínea, explica Kavi. Normalmente, se requiere una compresión de grado médico de entre 20 y 30 mmHg.
“El ejercicio puede ser algo que ayude mucho a algunas personas, pero el problema es que puede hacer que otras se sientan realmente mal después, incluso durante un día o dos”, añade Kavi.
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Empezar “lentamente y con calma” siempre es la mejor opción, expone, y agrega que es importante consultar con expertos. Los mejores ejercicios para comenzar son los horizontales, dice, y menciona las bicicletas estáticas, el pilates, las máquinas de remo y la natación.
Sin embargo, siempre es mejor buscar apoyo profesional, confirma Blitshteyn: “Si bien no hay cura, sí hay tratamiento para ayudarte a mejorar y a desenvolverte mejor en tu vida”.
También es importante recordar que “no estás solo y que el síndrome de taquicardia ortostática postural es un trastorno fisiológico real”, explica Adler. “Muchas personas pasan años sin un diagnóstico y a menudo les dicen que sus síntomas se deben a la ansiedad y que es algo mental”.
En tanto, Spiritos dice que es una buena idea educarse, ya que “entender la condición es empoderante”, y recomienda escuchar los pódcasts POTScast y Bendy Bodies.
“En última instancia, la comunidad y el conocimiento son poder, y con las herramientas adecuadas se puede mejorar”, concluye. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)