Síntomas persistentes como la fatiga, la niebla mental e incluso daños pulmonares permanentes figuran entre las secuelas que dejó la pandemia de covid-19. Sin embargo, no solo las personas contagiadas resultaron afectadas. Un nuevo estudio reveló que los cerebros de muchas personas envejecieron con mayor rapidez durante ese periodo, incluso en quienes no se infectaron.
El análisis, publicado en Nature Communications, identificó un envejecimiento acelerado del cerebro, evidenciado por cambios estructurales visibles en escáneres cerebrales. Este fenómeno fue más pronunciado en adultos mayores, hombres y personas con antecedentes socioeconómicos desfavorables. Aun así, las pruebas cognitivas solo mostraron una disminución en la agilidad mental entre quienes contrajeron el virus, lo que sugiere que el envejecimiento cerebral no siempre implica un deterioro en las funciones del pensamiento o la memoria.
“El estudio pone de relieve la importancia del entorno pandémico para la salud mental y neurológica. No está claro si el envejecimiento cerebral asociado a la pandemia es reversible, ya que el estudio analizó imágenes tomadas en solo dos momentos”, pormenoriza Mahdi Moqri, biólogo computacional que estudia el envejecimiento en la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, Estados Unidos.
Investigaciones anteriores han señalado que las infecciones por SARS-CoV-2 podrían acelerar la neurodegeneración y el deterioro cognitivo en personas mayores. No obstante, son pocos los estudios que han analizado si el contexto de la pandemia —una etapa marcada por el aislamiento social, los cambios en el estilo de vida y altos niveles de estrés— influyó también en el envejecimiento del cerebro, según Ali-Reza Mohammadi-Nejad, coautor del estudio e investigador en neuroimagen de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido.
ENVEJECIMIENTO CEREBRAL Y AISLAMIENTO: LO QUE NOS DEJÓ EL COVID-19
Para llegar a esta conclusión Mohammadi-Nejad y sus colegas analizaron imágenes cerebrales de 15,334 adultos sanos con una edad promedio de 63 años del estudio UK Biobank (UKBB), un programa de monitoreo biomédico a largo plazo. Entrenaron modelos de aprendizaje automático con cientos de características estructurales del cerebro de los participantes, lo que les enseñó cómo se ve este órgano complejo a diferentes edades. El equipo pudo usar estos modelos para predecir la edad cerebral de una persona. La diferencia entre ese valor y la edad cronológica del participante se conoce como “brecha de edad cerebral”.
El equipo usó modelos de edad cerebral en un grupo independiente de 996 participantes sanos del Biobanco del Reino Unido (UKBB), todos con al menos dos exploraciones cerebrales realizadas con un intervalo de un par de años. Algunos de ellos se realizaron una exploración antes de la pandemia y otra después de su inicio. Aquellos que completaron ambas exploraciones antes del inicio de la pandemia conformaron el grupo de control. Los modelos permitieron estimar la edad cerebral de cada persona en el momento de cada una de las exploraciones.
A tenor de la revista científica Nature, los modelos arrojaron que el cerebro de las personas que sobrevivieron a la pandemia envejeció 5.5 meses más rápido, en promedio, que el del grupo de control.
“Los cerebros de quienes experimentan dificultades, como el desempleo, los bajos ingresos y la mala salud, también envejecieron más rápido que los de otros participantes, lo que sugiere que estos factores estresantes del estilo de vida tienen un impacto negativo en la salud cerebral”, añade el estudio.
Aunque los hallazgos constituyen evidencia contundente de que el envejecimiento cerebral se aceleró durante la pandemia, “es necesario investigar más para determinar una relación causal”, apunta Agustín Ibáñez, neurocientífico de la Universidad Adolfo Ibáñez de Santiago. N