
Los códigos de aeropuerto pueden ser de gran utilidad, siempre sabes a dónde vas con un GDL, MTY o MEX, pero ¿GAY?
Lo que a simple vista parece una fría combinación de tres letras para uso técnico puede convertirse en un dolor de cabeza político, un problema cultural o incluso en una campaña de marketing involuntaria. Así ocurre con algunos códigos de aeropuertos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) que, por coincidencia, forman palabras con significados polémicos o graciosos.
El caso más reciente es el del Aeropuerto Internacional de Gaya, en el estado indio de Bihar, cuyo código oficial es GAY. El parlamentario Bhim Singh, del partido BJP, lo calificó como “social y culturalmente ofensivo” y pidió al Ministerio de Aviación Civil que solicitara a la IATA un cambio. La respuesta oficial: el código solo puede modificarse por “circunstancias excepcionales” relacionadas con la seguridad aérea.
Sin embargo, hay precedentes. Baltimore pasó de BAL a BWI, y el antiguo Idlewild de Nueva York se transformó en JFK. Pese a ello, cambiar un código es un proceso raro y complicado: están integrados en sistemas de reservas, bases de datos de carga y operaciones de equipaje, lo que hace la modificación costosa y lenta.
El intento de sustituir GAY ha generado rechazo entre activistas LGBTQ+, quienes acusan que la petición nace de la homofobia. Paradójicamente, el código estuvo libre hasta 2002 y antes fue ofrecido a Sioux City (SUX), que lo rechazó por considerarlo incómodo. Tras fallidos intentos de cambio en 1998 y 2002, Sioux City decidió aprovecharlo con campañas irónicas bajo el lema Fly SUX.
Otros códigos que han provocado sonrisas o controversia incluyen:
FUK – Fukuoka, Japón
DIK – Dickinson, Dakota del Norte
POO – Pocos de Caldas, Brasil
PEE – Perm, Rusia
BUM – Butler Memorial, Misuri
Algunos derivan de sistemas antiguos de nomenclatura; otros, simplemente de la primera combinación disponible. IATA prohíbe acrónimos explícitos como SEX o GUN, pero la mayoría de los códigos curiosos permanecen en uso.
El ejemplo más reciente de cambio autorizado fue en 2019, cuando la capital de Kazajistán modificó el nombre de su aeropuerto de Tselinograd a Nursultán, pasando de TSE a NQZ, un proceso que tomó años.
Mientras tanto, para viajeros y entusiastas de la aviación, estos códigos suelen ser más motivo de anécdota que de crisis. Como bromeó el experto Gary Leff: “Siempre quise emitir un boleto de Fresno, California (FAT), a Fukuoka, Japón (FUK). Mejor aceptarlo: Fly SUX”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)