¿Los humanos son los únicos que se saludan al encontrarse? Un estudio reciente sugiere que no. Un grupo de científicos descubrió que una criatura marina también podría estar intercambiando saludos mediante movimientos similares a los de una mano.
Investigadores de la Escuela Normal Superior de Francia observaron que las sepias, especies marinas con 10 extremidades (ocho brazos y dos tentáculos), podrían comunicarse entre sí agitando una de ellas.
Sophie Cohen-Bodénès, coautora del estudio, explicó a Newsweek: “Nuestra investigación aporta una primera comprensión sobre cómo las sepias emplean las ondas de sus brazos para comunicarse visualmente y a través de señales mecánicas, tanto con otras sepias como posiblemente con presas y depredadores”.
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Aunque su nombre podría sugerir lo contrario, las sepias no son peces. Son invertebrados emparentados con pulpos y calamares, y destacan por su inteligencia, especialmente cuando se trata de escapar de amenazas.
Los moluscos pueden cambiar el color de su piel a voluntad, e incluso pueden crear un doble de cuerpo a partir de una nube de tinta. Ahora, esta nueva investigación sugiere que esta inteligencia se extiende a cómo las sepias se comunican entre sí.
LOS MOVIMIENTOS PARTICULARES DE ESTA CRIATURA MARINA
El equipo examinó cómo la Sepia officinalis, también conocida como sepia común, y la Sepia bandensis o enana, mueven sus brazos. Para ello, observaron a las criaturas marinas en un tanque y encontraron cuatro patrones de ondulación que parecían ser consistentes: hacia arriba, de lado, rodando y corona.
Cuando grabaron este movimiento y se lo reprodujeron a la sepia, los científicos descubrieron que el animal respondía al video con la mano. Además, se descubrió que era más probable que las sepias respondieran a la señal de la pantalla cuando el video se reproducía con el lado correcto hacia arriba, en lugar de al revés.
Los investigadores observaron que, junto con la exhibición visual, sus movimientos producen ondas en el agua que pueden percibirse a través de la mecanorrecepción: detectando y respondiendo a estímulos como el tacto y la vibración, incluso cuando las sepias no son visibles entre sí.
Para probar esta teoría registraron ondas vibratorias utilizando un hidrófono, un dispositivo submarino que detecta y graba los sonidos del océano desde todas las direcciones. Luego reprodujeron las ondas en orden revuelto o invertido para los animales marinos y descubrieron que las sepias no respondían a la versión invertida, sino solo a la original.
“Actualmente estamos investigando cuantitativamente si las sepias también usan las señales para interactuar con sus presas”, puntualizó Cohen-Bodénès. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)