Los astronautas Sunita (Suni) Williams y Butch Wilmore están a pocos meses de cumplir un año varados en el espacio. Más allá de ostentar el récord de mayor tiempo acumulado en caminatas espaciales, ¿qué cambios podrían experimentar sus cuerpos?
En junio de 2024 Williams y Wilmore debían permanecer una semana en la Estación Espacial Internacional (ISS), pero dificultades técnicas dejaron al dúo atrapado en el espacio nueve meses después. El pasado 4 de marzo ambos cosmonautas participaron en una conferencia de prensa antes de su regreso planificado en una nave de SpaceX, de nombre Crew Dragon, que tendrá lugar en algún momento después del 12 de marzo.
Durante su discurso, Butch Wilmore sostuvo que, a pesar del viaje planeado de una semana de duración, habían venido preparados para quedarse por mucho tiempo. “De eso se tratan los vuelos espaciales humanos, planificar contingencias inesperadas y eso hicimos”. Asimismo, se les preguntó a los astronautas sobre el impacto en sus cuerpos y si los vuelos espaciales se vuelven más difíciles con la edad, a lo que uno de ellos contestó: “Mis articulaciones no duelen porque no hay presión sobre ellas”.
Entonces, ¿qué le sucede al cuerpo cuando está en el espacio? La gravedad cambiante en el espacio puede afectar al cuerpo de múltiples maneras. La transición de una gravedad a otra, como de la gravedad terrestre a la ingravidez, puede afectar la orientación espacial, la coordinación entre la cabeza y los ojos, así como el equilibrio y la locomoción, y puede causar mareos espaciales, según la NASA.
LA DENSIDAD MINERAL Y LA RADIACIÓN ESPACIAL
Los líquidos en el cuerpo también se desplazan hacia arriba, lo que genera riesgo de problemas de visión y un mayor riesgo de cálculos renales debido a la deshidratación. La ingravidez también puede provocar que los huesos que soportan peso pierdan entre un 1 y un 1.5 por ciento de densidad mineral al mes, que puede no recuperarse por completo al regresar a la Tierra con rehabilitación. Los astronautas también pierden masa muscular en microgravedad.
Existen formas de ayudar a combatir estos efectos, desde manguitos de compresión para mantener la sangre en las extremidades inferiores hasta ciertos medicamentos para reducir el riesgo de cálculos renales.
En la Tierra, estamos expuestos a niveles bajos de radiación todos los días, lo que puede provocar un mayor riesgo de cáncer y enfermedades degenerativas, pero estamos protegidos por el campo magnético y la atmósfera del planeta. En el espacio, los astronautas están expuestos a un mayor nivel de radiación espacial, lo que supone riesgos para la salud a largo plazo. Los investigadores están trabajando para mitigar este impacto.
ASTRONAUTAS VARADOS EN EL ESPACIO: LOS CAMBIOS EN SUS OJOS Y EN EL CORAZÓN
De acuerdo con el Centro de Medicina Espacial del Baylor College of Medicine, en Estados Unidos, las estancias prolongadas en el espacio pueden provocar cambios en los ojos de una persona, como aplanamiento del globo ocular, edema del disco óptico y cambios en la visión. El síndrome neuroocular asociado al espacio (SANS, por sus siglas en inglés) es una afección conocida que provoca hinchazón en la parte posterior del ojo después de una estancia en el espacio.
En condiciones de microgravedad, el corazón no necesita esforzarse tanto para bombear sangre por todo el cuerpo, lo que puede provocar un desacondicionamiento e incluso una disminución del tamaño, lo que puede provocar un aumento de las arritmias y, al regresar a la Tierra, problemas con un corazón más débil para bombear sangre por todo el cuerpo en condiciones de gravedad normal. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)
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