Hace millones de años el paso de un gigantesco objeto proveniente del espacio profundo pudo haber modificado nuestro sistema solar, puntualmente las órbitas de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, según un artículo de investigación.
De acuerdo con el estudio, un objeto ocho veces la masa de Júpiter (que a su vez es 318 veces mayor que la masa de la Tierra) puede haber barrido nuestro sistema solar hace unos 4,000 millones de años.
Esto puede explicar las extrañas propiedades de las órbitas de los planetas de nuestro sistema solar, que no son perfectamente circulares y todos se encuentran en planos ligeramente diferentes.
“El rompecabezas de la astrofísica teórica ha sido durante mucho tiempo descubrir cómo las órbitas luego se deformaron y se inclinaron respecto de su plano medio ni tanto ni demasiado poco”, comentó a Live Science el coautor del artículo Renu Malhotra, científico planetario de la Universidad de Arizona en Tucson, Estados Unidos.
En el artículo, los investigadores describen cómo modelaron las órbitas de los cuatro planetas exteriores y realizaron 50,000 simulaciones de un gran objeto que pasaba por el sistema solar para determinar si dicho visitante cósmico podría ser responsable de las discrepancias en las órbitas de los planetas.
Aunque la mayoría de estas simulaciones dieron como resultado un sistema solar muy diferente al que conocemos, alrededor del uno por ciento dio como resultado planetas orbitando de una manera muy similar a como lo hacen hoy.
En estas simulaciones, las órbitas fueron deformadas por el paso de un objeto de entre dos y 50 veces la masa de Júpiter, que se hundió profundamente en el sistema solar interior a medida que viajaba.
UN OBJETO EN EL SISTEMA SOLAR Y LAS SIMULACIONES NUMÉRICAS
“Este rango [de masas] incluye masas planetarias hasta de enanas marrones”, dijo Malhotra.
Las enanas marrones son objetos astronómicos más grandes que los planetas, pero más pequeños que las estrellas. A veces se les llama “estrellas fallidas” porque carecen de masa suficiente para sostener la fusión nuclear de hidrógeno en sus núcleos. Las enanas marrones suelen tener masas de entre 15 y 75 veces la masa de Júpiter.
Los investigadores realizaron aún más simulaciones, esta vez incluyendo las órbitas de los planetas interiores (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte), y encontraron que el escenario más probable involucraba un objeto con ocho veces la masa de Júpiter pasando casi tan cerca del Sol como la órbita actual de Marte.
Este estudio sugiere que las órbitas actualmente ligeramente extrañas de los planetas exteriores pueden haber sido el resultado de una sola visita de un objeto como este, lo que puede ser un fenómeno más frecuente que el paso de una estrella.
“Nuestras simulaciones numéricas indican que hay aproximadamente una probabilidad de 1 en 103 a 1 en 104 de que se cumplan los parámetros de encuentro necesarios con encuentros aleatorios dentro de un cúmulo estelar abierto que tenga las propiedades esperadas para el lugar donde se formó el sistema solar”, escribieron los investigadores en el artículo.
Y agregaron al tema: “Teniendo en cuenta que la población estimada de estrellas similares al Sol en la galaxia es del orden de 1010 y que las estrellas se forman habitualmente en cúmulos estelares abiertos, la probabilidad de 1 en 104 no es despreciable. En otras palabras, no necesitamos buscar una aguja en un pajar para encontrar un encuentro adecuado”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)