El mundo acaba de atestiguar el nacimiento de dos hurones de patas negras, especie que se creía en extinción. Sin embargo, las crías tienen una característica de lo más peculiar: ambas son clones.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos (WFS, por sus siglas en inglés) anunció que Noreen nació en el estado de Colorado —más precisamente, en el Centro Nacional de Conservación del Hurón de Patas Negras—. En tanto que su medio hermana, Antonia, vio la luz del día en el Instituto Nacional de Zoología y Biología de la Conservación del Instituto Smithsoniano de Virginia.
Las bebés son idénticas entre sí, tanto genéticamente como respecto de otro ejemplar de la misma especie llamado Elizabeth Ann. La razón es que a las tres las clonaron a partir del mismo material genético.
También conocido como turón patinegro americano o turón patinegro, el hurón de patas negras (Mustela nigripes) se cuenta entre los mamíferos más amenazados de Estados Unidos. A lo largo del siglo XX, la población de estos animales disminuyó drásticamente debido la decadencia de su presa principal —el perrito de las praderas— y a la propagación de la peste selvática.
Si bien la especie fue declarada extinta en 1979, un par de años más tarde (en 1981) unos investigadores descubrieron que todavía quedaba una población en Meeteetse, Wyoming.
HURONES EN EXTINCIÓN Y EL FENÓMENO “CUELLO DE BOTELLA”
Elizabeth Ann, Noreen y Antonia son clones de una hembra llamada Willa, la cual fue capturada justo después de redescubrirse la especie. En 1988, los científicos tomaron muestras de sus tejidos y las mantuvieron almacenadas en el “Zoológico Congelado”. Este es parte del Banco de Biodiversidad de Vida Silvestre que administra la Alianza de Vida Silvestre del Zoológico de San Diego.
Excepto por los tres clones, todos los hurones de patas negras que existen actualmente descienden de siete individuos silvestres, de suerte que su diversidad genética es muy limitada; ello representa un problema para la reproducción, ya que sus crías podrían verse expuestas a un cuello de botella genético.
¿Qué es eso? Vamos por partes. Cuando una especie alcanza un cuello de botella, su población se reduce drásticamente, de modo que la diversidad genética de toda la especie se reduce a los genes de los supervivientes. Y esta situación podría ocasionar la pérdida permanente de la variación genética que tuvo la especie original. En otras palabras, cuanto menor sea la cantidad de individuos que sobreviven al cuello de botella, mayor será la probabilidad de que se pierda la diversidad genética.
EN RIESGO DE ENDOGAMIA
Eso puede ocasionar que la especie se vuelva más vulnerable a las enfermedades y a los cambios ambientales porque una menor variabilidad genética impide que las poblaciones se adapten a los cambios o a nuevas amenazas.
Por otra parte, al disminuir la cantidad de individuos capaces de reproducirse aumenta la probabilidad de que ocurra la endogamia. Lo anterior, a su vez, conduce a una mayor transmisión de genes dañinos que pueden dar origen a problemas de salud. Ahora bien, ya que Willa nunca se reprodujo, esto hace que los tres clones sean una fuente de diversidad genética para la población superviviente.
En consecuencia, se espera que los nuevos clones contribuyan a los esfuerzos de reproducción en cautiverio y a la consiguiente reinserción de la especie. Hasta el momento, la Mustela nigripes se ha reintroducido exitosamente en 34 áreas distintas y FWS cree que ya hay cientos de hurones de patas negras viviendo en la naturaleza.
“Las muestras [cosechadas] contienen tres veces más variaciones genéticas únicas que las disponibles en la población actual. La introducción de los genes no representados en esa población beneficiaría muchísimo la diversidad genética de la especie”, detalla un comunicado de FWS.
Pese a que Elizabeth Ann fue el primer clon de la especie, esa hembra no pudo reproducirse debido a un problema con su útero. Sin embargo, se espera que sus medio hermanas, Noreen y Antonia, puedan reproducirse con éxito una vez que alcancen la madurez sexual. Para así ayudar a expandir la diversidad genética de la población restante.
CRECEN CON NORMALIDAD
Las dos nuevas crías — de hurones que se creían en extinción— son saludables y están desarrollándose con normalidad. Sin embargo, FWS puntualizó que ninguno de los individuos clonados volverá a la naturaleza.
“La introducción de material genético nuevo y no representado podría dar un fuerte impulso a la genética de la población actual de [Mustela nigripes]”, declaró un representante de FWS, durante una sesión de preguntas y respuestas centradas en las nuevas crías.
“El éxito de la clonación genética no resta importancia al imperativo de resolver las amenazas que esta especie enfrenta en su hábitat ni a los esfuerzos de [FWS] para gestionar y conservar el hábitat con miras a recuperar al hurón de patas negras”, indicó. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)