LA OPERACIÓN de levantamiento de glúteos brasileño (BBL, brazilian butt lift) se ha convertido por sí misma en una referencia de la cultura pop que inunda las redes sociales y se ha convertido en un punto de discusión, todo ello al mismo tiempo, pero ¿qué es en realidad?
El cirujano plástico brasileño Ivo Pitanguy suele ser considerado el fundador del BBL tras publicar, en 1964, un artículo sobre la cirugía de levantamiento de glúteos. En dicha operación se podía retirar la piel y el tejido no deseados que rodeaban esa área para corregir la apariencia de los glúteos caídos, pero no se les podía dar forma ni una apariencia más llena.
En 1969, Bartels y colaboradores documentaron la primera operación de aumento de glúteos, en la que se utilizó un implante de busto de silicón para corregir la atrofia del glúteo izquierdo de un paciente. No fue sino hasta 1973 cuando Cocke y Ricketson documentaron la primera operación cosmética de aumento de glúteos.
Tras el crecimiento de la liposucción en las décadas de 1980 y 1990, en la que se retira la grasa de distintas partes del cuerpo donde no se desea, los cirujanos comenzaron a explorar la reincorporación de la grasa retirada en otras áreas del cuerpo, y así nació el levantamiento de glúteos brasileño.
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Durante las operaciones de BBL se utiliza la liposucción para retirar grasa de otras partes del cuerpo del paciente, normalmente, el abdomen, los muslos o la espalda. Con frecuencia, al paciente se le hace ganar peso antes de la operación para garantizar que tenga suficiente grasa para retirar y reincorporar.
La grasa se purifica fuera del cuerpo y se inyecta de vuelta en las caderas y los glúteos, haciendo que el paciente adquiera la popular figura de reloj de arena.
La popularidad del BBL ha aumentado en años recientes. En una encuesta realizada en 2020 por la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, se encontró que, desde 2015, el número de aumentos de glúteos realizados en todo el mundo creció 77.6 por ciento.
El aumento en la demanda de grandes traseros se ha atribuido a famosas como Jennifer López, Nicki Minaj y especialmente Kim Kardashian. Kardashian ha negado repetidamente haberse operado los glúteos, e incluso llegó al extremo de hacerse una radiografía frente a las cámaras durante un episodio de Keeping Up With The Kardashians para demostrar que no tiene implantes.
Debido a que toda la familia Kardashian se convirtió en un icono de la cultura pop que, esencialmente, dicta la mayoría de las tendencias, trátese de ropa, maquillaje, e incluso figuras, la demanda de tener su silueta de reloj de arena ha aumentado simultáneamente.
Sin embargo, esto no quiere decir que no haya habido críticas, y algunas personas señalan la apropiación de los rasgos de las personas afrodescendientes. Alisha Gaines, catedrática de inglés en la Universidad Estatal de Florida y autora de Black for a Day: White Fantasies of Race and Empathy (Negro por un día: fantasías blancas sobre la raza y la empatía), dijo al diario Irish Times que Kardashian “ha construido un imperio al apropiarse de la negritud y venderla a todo tipo de personas, incluidas las afrodescendientes”.
Gaines también mencionó esta fetichización de los glúteos de las mujeres negras con la esclavitud, y mencionó a Saartjie Barrtman, una mujer sudafricana que fue llevada a Londres en 1810 y exhibida en Piccadilly como la “Venus hotentote”. La gente pagaba para ver su cuerpo en persona, específicamente, sus glúteos.
“Alguien se roba la versión de lo que debería ser el cuerpo de una mujer de raza negra, lo reempaqueta, lo vende a las masas, ¿y qué ocurre si yo soy negra y no luzco así? Es algo que te jode la mente”, afirma Gaines.
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No es difícil ver el impacto de la “tendencia” de grandes traseros y su consecuente demanda de operaciones de levantamiento de glúteos brasileño en videos que han invadido internet mostrando los resultados. En junio, en un video que se volvió viral, presuntamente se mostraba a 28 mujeres en sillas de ruedas que bajaban de un avión en Atlanta tras regresar de sus viajes para practicarse el BBL en República Dominicana.
A los pacientes se les pide que no se acuesten sobre la espalda y que no se sienten directamente sobre sus glúteos durante un mínimo de tres semanas después de la intensa operación. En lugar de ello, se les pide que usen un cojín BBL, que eleva los glúteos, pero sin dejar de apoyar los muslos.
El proceso de recuperación es largo e intenso, y hay videos en línea que muestran sábanas cubiertas de sangre después de la operación, y a pacientes a los que se les exige llevar una estrecha faja para reducir la inflamación.
Además de la recuperación, lo que preocupa a muchas personas es la operación misma. En 2018, la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos calculó que el índice de fallecimientos en operaciones de BBL era de 1 por cada 3,000, lo que lo convertía en “un índice de muertes mucho mayor que el de cualquier otra operación cosmética”.
CIRUGÍA Y MUERTE
Una operación de BBL que salga mal puede resultar fatal, y en un estudio realizado en 2015 se llegó a la conclusión de que las muertes probablemente eran provocadas por el daño vascular producido durante la operación, lo que permite que la grasa entre en el torrente sanguíneo. La embolia grasa bloquea el flujo sanguíneo, lo cual resulta fatal en algunos casos.
La industria de la cirugía plástica no parece estar realizando ninguna acción para mejorar los estándares del BBL. En agosto de 2018, la Sociedad Estadounidense de Cirujanos Plásticos creó el Grupo Especial para la Seguridad en el Injerto de Grasa en Glúteos, que realiza investigaciones sobre el procedimiento y conforma lineamientos más rígidos.
En un estudio realizado en 2020 sobre el índice de muertes por operaciones de BBL también se mostró una mejora, y la Fundación para la Educación y la Investigación de la Cirugía Estética (ASERF, por sus siglas en inglés) calculó un índice de alrededor de 1 por cada 14,952 si la operación la realiza un cirujano certificado.
“Hemos trabajado para educar a los cirujanos con la esperanza de disminuir el índice de mortalidad en las operaciones de BBL”, declaró a realself.com el Dr. Luis Ríos Jr., cirujano plástico certificado de Edinburg, Texas, y presidente de la ASERF. “Pensamos que era nuestra responsabilidad dar seguimiento y ver si podíamos lograr un impacto, y resulta que sí pudimos”.
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“El BBL ha pasado por la misma desafortunada curva de aprendizaje [que las abdominoplastías]”, declaró el Dr. Constantino Mendieta a Real Self, “pero está comenzando a ser una operación mucho más segura”.
A pesar de los indicios y de los intentos de mejora que ciertamente se han producido, el BBL sigue siendo una controvertida fuente de preocupación, especialmente debido a su popularidad entre las mujeres jóvenes.
Las redes sociales presentan una y otra vez videos en los que se muestran los resultados, buenos, malos y feos de la operación, que van desde los “videoblogs de recuperación” positivos hasta anécdotas de clínicas en Miami que se quedan sin medicamentos para el dolor debido al número de pacientes. Hace apenas unos días se volvió viral el video de una mujer con una infección, gritando en una clínica mientras recibía su masaje posquirúrgico. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek