UN PERRO que servía de cartero entre los pabellones en el centro penitenciario La Joya, en Panamá, fue interceptado por el personal de seguridad.
El animal llevaba una carta atada a su cuello donde se detallaba la venta de presuntas sustancias ilícitas, saludos entre los privados de libertad y al final de la misiva los autores solicitaban que si querían algo: “que marquen”, así lo dio a conocer el director del Sistema Penitenciario, Andrés Gutierrez.
“Seguimos reforzando la seguridad para evitar que este tipo de anomalías se efectúen en los penales, con el uso recurrente de animales para el trasiego y venta de sustancias ilegales, por lo cual estamos tomando los correctivos pertinentes”, manifestó Gutiérrez.
Estas acciones se realizan de manera conjunta con la Policía Nacional en vías a mantener un ambiente propicio para el desarrollo de los programas de resocialización. Ya con anterioridad se han interceptado una paloma, un gato y ahora el perro.
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El animal fue interceptado por el personal de seguridad de la cárcel, la segunda más poblada del país centroamericano, con unos 2.800 detenidos.
El comunicado oficial va acompañado de una foto donde aparece un perro flaco de color marrón sujetado por una persona con uniforme que muestra una carta.
“Quédate ahí quieto”, se escucha decir en un video publicado por las autoridades en el que se ve a un policía al lado del perro, quien se niega en un principio a seguir la orden.
La captura de este perro se dio pocas semanas después de que un “narcogato” fuera sorprendido con droga pegada a su cuerpo merodeando a las afueras de la cárcel Nueva Esperanza, en la provincia caribeña de Colón, unos 80 kilómetros al norte de Ciudad de Panamá, informó AFP.
“El gato fue descubierto por las autoridades el pasado 16 de abril cuando trataba de ingresar al penal con una tela amarrada al cuello con dos envoltorios que escondían cocaína, crack y marihuana” informó la agencia. N