Estados Unidos considera que China comete un “genocidio” contra los musulmanes uigures en la región de Xinjiang, declaró este martes el secretario de Estado saliente, Mike Pompeo, la víspera de la investidura del presidente electo Joe Biden.
“Creo que ese genocidio sigue adelante y que asistimos a un intento sistemático de destruir a los uigures por parte del partido-Estado chino”, aseguró en un comunicado.
Pompeo también mencionó “crímenes contra la humanidad” perpetrados “desde al menos marzo de 2017” por las autoridades chinas contra los uigures y “otros miembros de minorías étnicas y religiosas de Xinjiang”.
I have determined that the People’s Republic of China is committing genocide and crimes against humanity in Xinjiang, China, targeting Uyghur Muslims and members of other ethnic and religious minority groups.
— Secretary Pompeo (@SecPompeo) January 19, 2021
Las críticas del jefe de la diplomacia a China han sido una constante durante su mandato, pero hasta el momento siempre había evitado acusar a Pekín de genocidio, aunque había comparado su actitud hacia los uigures con las políticas nazis.
Según expertos extranjeros, más de un millón de uigures están detenidos en campos de reeducación política.
Pekín desmiente esa información y afirma que se trata de centros de formación profesional destinados a alejarlos del terrorismo y el separatismo tras atentados atribuidos a los uigures.
¿Un favor para Biden?
A diferencia de varias de las últimas decisiones de Pompeo, consideradas como obstáculos para la política extranjera de Biden, la declaración de genocidio fue bien acogida por el entrante gobierno de Biden.
“Esa sería también mi opinión”, comentó Antony Blinken al comparecer este martes ante el Senado quien recibió su nominación como sucesor de Pompeo.
Blinken, al igual que otros nominados por Biden, prometieron plantarse firmes ante China.
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Incluso antes de su elección en noviembre, el propio Biden declaró que la represión contra los uigures era un “genocidio perpetrado por el gobierno autoritario de China”.
Tras las palabras de Pompeo, el gobierno de Biden podría mantener la declaración de genocidio, sin tener que afrontar la cólera de Pekín por ese comunicado, mientras busca áreas de cooperación con el gigante asiático.
En su audiencia de confirmación ante el Congreso, Janet Yellen, nominada como secretaria del Tesoro, prometió este martes “utilizar toda la gama de herramientas” disponibles para luchar contra “prácticas abusivas, injustas e ilegales de China” que afectan a la economía estadounidense.
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Omer Kanat, director de un centro con sede en Washington que defiende a los uigures, dijo esperar que a la declaración de genocidio, sigan otras medidas, entre ellas la de boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán en China el año próximo.
“Las implicaciones son enormes. Es impensable seguir ‘como si nada’ con un estado que comete un genocidio y crímenes contra la humanidad”, dijo Kanat en un comunicado.
El gobierno de Trump ya tomó varias decisiones para aumentar la presión contra China por su actitud con los uigures, incluido el bloqueo de todas las importaciones de algodón de Xinjiang. La región es uno de los mayores productores mundiales de hilo utilizado en la industria textil.
Varios gobiernos de Washington han sido precavidos a la hora de usar la palabra genocidio, conscientes de las implicaciones legales que podría tener ese término tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
En un estudio publicado el año pasado, el investigador alemán Adrian Zenz afirmó que China impuso la esterilización a numerosas mujeres uigures y las presionó para que abortaran los embarazos que excedieran las cuotas de nacimiento. Pekín negó ese informe.
En su comunicado, Pompeo instó a China a “poner fin a su sistema de campos de internamiento y de detención, de residencias vigiladas y de trabajo forzoso” y a “cesar las medidas coercitivas de control de la población, incluidas las esterilizaciones impuestas, la contracepción obligatoria y la retirada de los niños de sus familias”.