EL PRIMER ministro de Irlanda pidió perdón a los miles de víctimas que enfrentaron el abuso generalizado y la muerte en instituciones para madres solteras y sus hijos.
En un informe comisionado por el gobierno se reveló que alrededor de 9,000 niños murieron en las denominadas casas para madres y bebés durante varias décadas, un índice de mortalidad mucho más alto que el del resto de la población.
Muchas mujeres y jovencitas fueron enviadas a esas casas, dirigidas por el Estado y órdenes religiosas, a dar a luz en secreto antes de ser presionadas para dar a sus hijos en adopción.
Las instituciones también fueron responsables de realizar ensayos de vacunas poco éticos y de ejercer abusos emocionales traumáticos, según el informe.
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Durante décadas, las atrocidades realizadas en esas casas permanecieron ocultas debido a que a las víctimas guardaban silencio por vergüenza y eran expulsadas de la sociedad; la magnitud de su trauma finalmente fue revelada con la publicación del informe, de 3,000 páginas, y que fue la culminación de una investigación de seis años.
Al hablar en el Dail, la cámara baja del parlamento irlandés, Taoiseach Micheal Martin dijo: “A nombre del gobierno, del Estado y de sus ciudadanos, pido perdón por el profundo daño generacional cometido contra las madres irlandesas y sus hijos que terminaron en una casa para madres y bebés, o en una casa del condado.
“Como dijo claramente la Comisión, ‘ellas no debieron estar ahí’. Pido perdón por la vergüenza y la estigmatización a la que estuvieron sujetas y que, para algunas, sigue siendo una carga hasta el día de hoy.
“Al disculparme, quiero hacer énfasis en que cada una de ustedes estuvo en una institución debido a las malas acciones de otras personas. Cada una de ustedes es inocente, ninguna de ustedes hizo algo malo ni tiene de qué avergonzarse. Cada una de ustedes merece lo mejor.
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“El estado irlandés, como la principal autoridad que financió la mayoría de esas instituciones, tuvo la capacidad definitiva de ejercer su control sobre ellas, además del deber de dar atención, que le obligaba a proteger a sus ciudadanos con un firme régimen regulatorio y de inspección. Esa autoridad no fue ejercida, y la obligación de dar atención no se cumplió. El Estado les falló a ustedes, las madres y niños de esas casas”.
En las casas para madres y bebés investigadas por la Comisión había alrededor de 56,000 madres solteras y cerca de 57,000 niños. La primera de ellas comenzó a funcionar en la década de 1920, pero la última de esas instalaciones fue cerrada apenas en 1998.
En Irlanda, durante todo el siglo XX, la sociedad estuvo profundamente influida por las enseñanzas de la Iglesia católica, y los embarazos fuera del matrimonio se consideraban escandalosos. Muchas de las víctimas eran menores de edad y algunas habían sido violadas. La mayoría de las víctimas ingresaron en las décadas de 1960 y 1970, según el informe.
De acuerdo con los testimonios de las víctimas, las jóvenes y niñas eran llevadas a esos sitios, generalmente contra su voluntad, y obligadas a firmar documentos donde renunciaban a todo derecho sobre sus hijos nonatos. Recibían poco o ningún apoyo médico durante el parto, antes de que sus bebés les fueran arrebatados; algunos de ellos fueron vendidos a parejas adineradas.
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Varias de las órdenes religiosas que dirigían las casas se han disculpado desde la publicación del informe, y también lo hizo el máximo dirigente de la Iglesia católica irlandesa, el arzobispo Eamon Martin.
Tras dar la bienvenida a la publicación del informe, Martin señaló que acepta que la Iglesia fue parte de una cultura opresiva y crítica.
Dijo que “por eso, y por el prolongado daño y la angustia emocional que se ha producido, me disculpo sin reservas ante los sobrevivientes y todas aquellas personas que resultaron personalmente impactadas por las realidades que revela [el informe]”.
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La comisión que investigó esas instituciones fue establecida tras el surgimiento de informes de que los restos de alrededor de 800 bebés y niños habían sido enterrados en una fosa común no identificada, situada en una casa dirigida por monjas en la ciudad de Tuam, del condado de Galway.
Gracias al trabajo de la historiadora aficionada local Catherine Corless se descubrió la fosa común y se logró descubrir “cantidades importantes” de restos humanos en ese sitio. Actualmente, Corless promueve la exhumación de los cuerpos para darles una sepultura adecuada, y fue elogiada por Martin como “una incansable cruzada a favor de la dignidad y la verdad”.
El gobierno irlandés ha dicho que otorgará un reconocimiento financiero a grupos específicos identificados en el informe, e impulsará leyes para apoyar la excavación, la exhumación y, cuando sea posible, la identificación de los restos localizados en las fosas.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek