El cometido del director es que la segunda parte del filme sobre la muerte de Jesús resulte tan exitosa como la original.
Hubo una época en la que Mel Gibson era un éxito seguro de taquilla como el rostro de la franquicia Lethal Weapon (Arma mortal) y como estrella y director de Braveheart (Corazón Valiente), ganadora del Óscar a mejor película. En 2004, estableció un nuevo récord con The Passion of the Christ (La pasión de Cristo), su intensa y sangrienta representación de la crucifixión de Jesús, que se convirtió en la película con clasificación R más exitosa de todos los tiempos.
Sin embargo, tras varias pesadillas de relaciones públicas, que comenzaron con su arresto en 2006 por conducir bajo los efectos del alcohol y durante el cual lanzó una serie de injurias contra los judíos, Gibson se convirtió en persona non grata en Hollywood. Desde entonces, ha estado en modo de reconstrucción. Ha aparecido en unos cuantos filmes intrascendentes, pero su esfuerzo más reciente como director, el drama de guerra de 2016 Hacksaw Ridge (Hasta el último hombre), obtuvo críticas principalmente favorables y una recaudación respetable en la taquilla. Ahora se ha embarcado en una gran apuesta, una secuela de La pasión, que actualmente está en preproducción, y cuyo título tentativo es Resurrection (Resurrección).
Gibson declinó hacer comentarios para esta nota. Sin embargo, el actor Jim Caviezel, quien volverá a interpretar a Jesús como lo hizo en La pasión, recientemente puso el listón extremadamente alto al declarar a USA Today que la secuela “será la película más grande de la historia. Es así de buena”.
Lo que no está claro, y que probablemente será un elemento clave para el éxito o fracaso de la película, es la manera en que Gibson abordará la difícil cuestión de lo que hizo Cristo desde el momento de su muerte hasta su resurrección. Los cristianos del mundo están divididos: millones de católicos creen que Jesús bajó a los infiernos, mientras que millones de protestantes, incluidos los evangélicos a los que Gibson cortejó cuidadosamente para La pasión, no lo creen. Si Gibson, que profesa el catolicismo, decide retratar lo que se conoce como “el descenso de Cristo a los infiernos”, se arriesga a desilusionar a una considerable porción del público al que está dirigida la película. De acuerdo con Pew Research, los protestantes, que constituyen 43 por ciento de la población, son el grupo cristiano más numeroso en Estados Unidos, mientras que los católicos son el segundo, con un 20 por ciento.
Lee más: Tómate unas vacaciones virtuales con estas películas de viajes
La división teológica sobre el descenso a los infiernos se deriva en parte del Credo de los Apóstoles, basado en las enseñanzas de los 12 discípulos, que se cree fueron escritas alrededor de seis décadas después de la muerte del último de ellos. Cerca de 200 años después, se añadió un texto al Credo, en el que se indica que Jesús “fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos y resucitó al tercer día”. Darrell L. Bock, catedrático investigador de alto nivel de Estudios del Nuevo Testamento del Seminario Teológico de Dallas señala que “los católicos encuentran esta frase en algunos de los credos, y si algo está en el credo, suele permanecer inamovible”.
La idea de que Cristo descendió a los infiernos generalmente es aceptada no solo por los católicos, sino también por los luteranos, presbiterianos y metodistas.
¿UNA VISITA A SATÁN?
Sin embargo, los evangélicos, que constituyen aproximadamente 25 por ciento de la población general de Estados Unidos, aunque esos cálculos varían según la forma en que se defina este término, rechazan en gran medida la idea de que Jesús haya visitado a Satán en el averno. Por ejemplo, J. D. Hall, un controvertido predicador bautista que dirige Pulpit & Pen, un sitio web visitado por alrededor de un millón de cristianos al mes, señala que “el concepto de que Cristo descendió a los infiernos no está basado en las escrituras y es una fabricación de la Iglesia católica romana”.
Alan Gomes, catedrático de teología de la Universidad Biola, una institución universitaria evangélica de La Mirada, California, y autor del libro 40 Questions About Heaven and Hell (40 preguntas sobre el cielo y el infierno) afirma: “Pienso que la visión del Credo es errónea con base en lo que enseñan las escrituras”. Gomes declaró a Newsweek que existen varias interpretaciones evangélicas sobre lo que ocurrió entre la crucifixión y la resurrección. Una de ellas indica que las almas de los justos del Antiguo Testamento “estaban en los niveles más altos del Hades y no se encontraban en un estado de castigo, mientras que los malvados se encontraban en las regiones más bajas”.
No fue sino hasta que Jesús murió por los pecados de la humanidad que pudo conducir a los justos, entre ellos Adán y Eva, hacia el cielo. “Tuvieron que ser pacientes y esperar a que Cristo los liberara”, dice Gomes. “Creo que Gibson podría reflejar esto en la película, así como la idea de que los malvados en el infierno recibieron una proclamación triunfal en la que Cristo básicamente les dice que están perdidos. Muchas personas asumen esta postura”.
Bock, del Seminario Teológico de Dallas, señala que existen pocas descripciones de la resurrección en la Biblia misma, aunque haya algunos pasajes que se pueden interpretar como que Jesús predicó en el infierno, aunque no necesariamente durante los tres días entre la crucifixión y la resurrección. “Una película de dos horas sobre algo que puedes leer en diez minutos es todo un desafío, pues hay que llenar los huecos narrativos”, declaró Bock a Newsweek.
Hace cuatro años Gibson contrató a Randall Wallace, guionista de Corazón Valiente, para que escribiera el guion de Resurrection. Wallace no respondió a una solicitud de comentarios, pero las personas cercanas a la producción afirman que el descenso a los infiernos es parte de la ecuación, aunque aún está por verse en qué medida.
Entérate: Contagio, películas de zombis y pánico social, ¿por qué los virus dan miedo?
Si la historia nos ofrece una guía, Gibson estará realizando ajustes a Resurrection hasta poco antes de su posible estreno, justo como hizo con La pasión. Para esa producción, realizó cientos de proyecciones con líderes religiosos, quienes le dieron sus puntos de vista. Las personas que asistieron afirman que Gibson se mostró receptivo, amable y ocasionalmente divertido. Cuando Chuck Smith, el pastor de fama nacional en Estados Unidos, se quejó de las escenas de tortura demasiado gráficas, Gibson dijo: “Sí, fue todo un bocadillo de mierda, ¿verdad?”
FUNCIONA LA MERCADOTECNIA DE CONFLICTO
Gibson redujo un poco la violencia, de acuerdo con varios líderes religiosos que vieron la versión previa antes de su estreno mundial. También retocó una escena que, según algunas personas, podría parecer antisemita. Y a instancias de varios líderes religiosos, entre ellos, Ted Baehr, presidente de la Comisión Cristiana de Cine y Televisión, cuya Guía Cinematográfica analiza películas mediante 150 diferentes parámetros y llega a cerca de 30 millones de personas a través de distintas plataformas, Gibson también añadió una breve escena sobre la resurrección. En el último minuto de La pasión, Jesús resucitado camina en su tumba, y la película muestra un acercamiento a sus manos perforadas por los clavos.
En cuanto a la pregunta de cómo podría Gibson presentar el descenso a los infiernos, Baehr señala que “la gente se vuelve muy engreída con el conocimiento. Existen ciertas bases para afirmar que Jesús descendió a los infiernos, pero simplemente no lo sabemos, así que ¿para qué molestarnos en discutir sobre ello?”. Señala que cualquier controversia podría convertirse en una buena publicidad para la película: “La mercadotecnia de conflicto funcionará muy bien, justo como lo hizo con La pasión, cuando la gente la calificó de antisemita, anti esto, anti lo otro”.
El reverendo Samuel Rodríguez, presidente de la Conferencia Nacional de Líderes Hispanos Cristianos, que fue una de las personas que asistió a las proyecciones de La pasión antes de su estreno, declaró a Newsweek que piensa que Resurrection será bien recibida por los evangélicos mientras refleje adecuadamente la metanarrativa. “Al igual que con La pasión, esta no fue una reproducción textual de Mateo, Marcos, Lucas y Juan”. Si bien Rodríguez afirma no creer que Jesús haya descendido a los infiernos, añade: “Para el mundo seguidor de Cristo, no se trata de un punto de división mayúsculo”.
Te puede interesar: ¿Qué se trae Martin Scorsese contra las películas de superhéroes?
Mientras tanto, otro de los problemas que podría enfrentar Resurrection ante un público religioso podría ser la vida personal de Gibson. Sus hijos engendrados fuera del matrimonio, su presunto temperamento violento y sus diatribas racistas no han caído muy bien entre los evangélicos. Gibson ha ofrecido disculpas en público por sus desplantes pasados y los ha atribuido, en parte, a su lucha contra el alcohol. Sin embargo, varios evangélicos declararon a Newsweek que no vieron Hacksaw Ridge porque les repugnaba la “inmoralidad” de Gibson. Sin embargo, Gomes, de la Universidad Biola, afirma: “Ya no sé qué pensar sobre los evangélicos. No parece importarles Donald Trump, un tipo que no es exactamente un ejemplo de valores cristianos, así que, ¿por qué emprenderla contra Gibson? Y lo digo como un conservador a ultranza”.
También podría haber otras objeciones. J. D. Hall fue uno de los líderes religiosos que asistieron a las proyecciones de La pasión antes de su estreno. Su respuesta fue mayoritariamente positiva, pero dice que ahora considera las representaciones artísticas de Jesús como violaciones del Segundo Mandamiento, que prohíbe la adoración de “imágenes talladas y otras figuras”. No planea ver Resurrection cuando se estrene.
“Jesús es el personaje más famoso e interesante que haya vivido jamás, por lo que habrá un mercado considerable para Resurrection”, dice Hall. “Pero es idolatría el hecho de incluir a Jim Caviezel interpretando a Cristo. Están comercializando al Hijo de Dios. Si Jesús volviera y entrara en un cine donde se proyectara esta película, volcaría las mesas de los cambistas”.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek