Afectación en los aprendizajes, aumento de las tasas de deserción y niños que pierden la comida más importante del día son solo algunas de las consecuencias que ha traído consigo, en materia de educación, la pandemia por el nuevo coronavirus.
La pandemia, diez veces más mortal que la influenza H1N1 —de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud—, también se ha convertido en una amenaza para la educación global y ha empujado a más de 1,600 millones de niños y jóvenes a dejar las aulas escolares en 161 países, lo que equivale al 80 por ciento de los estudiantes en edad escolar del mundo.
La problemática se suma a la crisis global de aprendizaje que se vivía antes del inicio del COVID-19, porque aun cuando estaban en la escuela, miles de estudiantes no habían adquirido las habilidades fundamentales necesarias para la vida, explicó Jaime Saavedra, director mundial de Prácticas Mundiales de Educación del Banco Mundial.
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El indicador de “pobreza de aprendizajes” del Banco Mundial, es decir, el porcentaje de niños que a los diez años no pueden leer ni comprender un texto simple, era de 53 por ciento en niños en países de ingresos bajos y medianos. Esto era antes de la crisis. “Esta pandemia tiene el potencial de empeorar aún más estos resultados si no se actúa de manera adecuada”, agregó.
¿CÓMO PUEDE AFECTAR ESTA CRISIS?
La mayoría de los países padecen sistemas educativos muy desiguales, donde los más afectados son los niños pobres y es que, aun cuando los países más ricos están mejor preparados para avanzar hacia estrategias de aprendizaje en línea, en naciones con ingresos medios y los más pobres, los niños ni siquiera tienen un escritorio, libros, material de lectura, conexión a internet, una computadora en casa o padres que los apoyen.
Con la creatividad de muchos ministerios de educación, en época del COVID-19 se ha logrado que la educación llegue a la mayor cantidad de niños gracias a la estrategia de usar todas las modalidades posibles de entrega de guías pedagógicas con planes de clase detallados, videos, tutoriales y otros recursos transmitidos por televisión y radio.
Otra ventaja más es que, “a través de las redes sociales, WhatsApp o SMS, los ministerios de educación pueden comunicarse de manera efectiva con los padres y los maestros y proporcionar pautas, instrucciones y estructura para el proceso de aprendizaje, utilizando contenido entregado por radio o TV.
“El aprendizaje remoto hoy no solo es aprendizaje en línea, es el aprendizaje utilizando todas las plataformas de comunicación con el objetivo de llegar a la mayor cantidad de estudiantes posible”, aseguró Saavedra.
El experto recomienda mayor planificación ante la crisis generada por el COVID-19, así como preparación para ajustar los planes, ya que los escenarios sobre la pandemia cambian día a día y existe además incertidumbre en torno a la efectividad y cumplimiento de las medidas de mitigación que los países están tomando.
“El desafío actual es reducir al máximo el impacto negativo que esta pandemia tendrá en el aprendizaje y la educación, y aprovechar esta experiencia para retomar una ruta acelerada de mejora en los aprendizajes.
“A medida que los sistemas educativos hacen frente a esta crisis, también deben planificar cómo recuperarse con un renovado sentido de responsabilidad de todos los actores y con una mejor comprensión y un sentido de urgencia de la necesidad de asegurar que todos los niños tengan las mismas posibilidades de recibir una educación de calidad”.
LA EDUCACIÓN EN MÉXICO FRENTE A LA PANDEMIA
Una de las primeras medidas que tomó la Secretaría de Educación Pública en México fue enviar a los estudiantes a un receso educativo del 23 de marzo al 30 de abril, según el avance de la pandemia.
A la par, la SEP implementó el programa “Aprende en casa”, que desde el 23 de marzo transmite contenidos de educación preescolar, primaria, secundaria y bachillerato tanto en televisión como en plataformas en línea.
El programa tiene como objetivo mantener la prestación de servicios educativos a escala nacional a través de la televisión y el internet, para llevar educación a distancia a los estudiantes que se encuentran en aislamiento preventivo.
“La televisión llega prácticamente a todos los rincones del país, y eso nos permite pensar que nuestros contenidos, que se están trasmitiendo en los medios públicos, están llegando a un número de hogares y de niños, niñas, jóvenes y adolescentes muy importante”, explicó a este medio Lidia Camacho, directora general de Televisión Educativa.
La SEP también implementó la línea telefónica Educatel, que ofrece apoyo psicológico relacionado con la pandemia.
A ello se suma la aportación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, que ha puesto en marcha un plan de apoyo a niños y familias en México dirigido a prevenir el contagio de COVID-19, mantener la continuidad educativa y proteger la integridad física y emocional de los más jóvenes.
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“Los derechos de la infancia no se interrumpen ante una emergencia, por grave que sea”, señaló Christian Skoog, Representante de Unicef en México. “Por el contrario, una emergencia de la magnitud del COVID-19 requiere de esfuerzos extraordinarios para proteger el pleno derecho de todo niño, niña y adolescente a la salud, educación, igualdad y protección”.
La Unicef está trabajando intensamente para proteger de manera urgente a la infancia y adolescencia en condiciones de alta vulnerabilidad, por medio de la difusión de materiales sobre prevención de contagio para sensibilizar a la población, apoyo psicosocial, continuidad de la educación y prevención de la violencia, indicó.
La organización internacional también ha desarrollado una serie de materiales para uso específico en México que están siendo diseminados a través de redes sociales y otros canales.
“Estos materiales incluyen guías para madres, padres y educadores sobre cómo hablar sobre el COVID-19 con niñas, niños y adolescentes, folletos y pósteres sobre cómo prevenir el contagio y actividades lúdicas”.
A ello se suman cápsulas radiofónicas, que serán traducidas a 40 lenguas indígenas para su distribución en comunidades mexicanas que lo requieran: “Con información relativa a crianza positiva, prevención de la violencia, manejo de estrés tanto para padres, madres y cuidadores como para niños y adolescentes, y estigmatización de la población afectada, particularmente migrantes, así como prácticas de higiene, lavado de manos y educación a distancia, entre otros temas”.
La Unesco, que recientemente ha reconocido a México, por la transmisión de contenidos en televisión e internet, como parte del sistema de educación a distancia implementado por el COVID-19, ha redoblado su cooperación con diferentes instituciones y organizaciones aliadas en el país para brindar acompañamiento, fortalecer la resiliencia y emprender acciones de respuesta desde la ciencia, la comunicación y la información, la cultura y la educación para mantener el aprendizaje.
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Además, ha compartido diez recomendaciones cuyo objetivo es garantizar la continuidad del aprendizaje durante este periodo.
—Examinar el estado de preparación y escoger los instrumentos más pertinentes.
—Garantizar el carácter inclusivo de los programas de aprendizaje a distancia.
—Proteger la privacidad y la seguridad de los datos.
—Aplicar soluciones a los problemas psicosociales antes de impartir la enseñanza.
—Planificar el desarrollo de los programas de aprendizaje a distancia.
—Proporcionar a los docentes y alumnos asistencia en cuanto a la utilización de las herramientas digitales.
—Combinar los enfoques adecuados y limitar la cantidad de aplicaciones y de plataformas.
—Establecer las reglas para el aprendizaje a distancia y dar seguimiento al proceso de aprendizaje de los alumnos.
—Definir el tiempo de duración de las unidades de aprendizaje a distancia en función de las aptitudes de autorregulación de los alumnos.
—Crear comunidades y favorecer los vínculos sociales.