Los decesos por la pandemia de coronavirus superaron los 5,300 en Francia, de acuerdo con cifras oficiales divulgadas la noche del jueves que toman en cuenta por primera los decesos en residencias de ancianos.
En las últimas 24 horas fallecieron 471 personas en hospitales, llevando el balance a 4,503 muertos en los nosocomios.
A ellos se suma un primer informe oficial sobre otros 884 ancianos que fallecieron en geriátricos desde el inicio de la epidemia, que hasta ahora no habían sido contabilizados.
Estas primeras cifras en las residencias de la tercera edad son sin embargo “muy parciales” y por ello preliminares, precisó el director general de Sanidad, Jérôme Salomon, en su rueda de prensa telemática.
Pese a que las personas mayores son las más vulnerables al COVID-19, las muertes en las residencias de ancianos no eran contabilizadas hasta ahora en el recuento oficial.
En estos establecimientos sólo se realizaban tests entre los primeros casos detectados de COVID-19 y a los demás se los consideraba como presuntos infectados, lo que hacía imposible establecer con certeza las causas de muerte de las personas de la tercera edad.
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El director general de Sanidad señaló también que entre las 26,000 personas hospitalizadas en Francia, 6.399 están en reanimación, es decir, 382 más en un día, un ritmo de alza que va en descenso desde el lunes.
Sin embargo, esa cifra supera la capacidad inicial de acogida, que era de 5.000 camas en Francia, al inicio de la crisis.
Para frenar la epidemia, Francia impuso una cuarentena nacional el pasado 17 de marzo, que durará al menos hasta el 15 de abril.
Sólo se permiten las salidas esenciales a las calles, pero éstas deben ser justificadas.
El primer ministro, Edouard Philippe, llamó a los franceses a seguir respetando el confinamiento, que, estimó, es la única manera para superar el pico” de la epidemia.
En vísperas de las vacaciones escolares de primavera, Philippe llamó a los franceses a seguir respetando las consignas.
El virus “no está de vacaciones. “El confinamiento no significa poder viajar dentro de Francia. Si los ciudadanos lo hacen, propagarán el virus”, señaló, en una entrevista con la cadena TF1.
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El pasado 17 de marzo, antes de que entrara en vigor la cuarentena en el país, muchos parisinos prefirieron abandonar sus pequeños apartamentos y confinarse en sus casas de campo, una actitud que pudo contribuir a propagar el virus.
“Lo peor sería que la disciplina se fragilice. Todos debemos quedarnos en casa”, apuntó el primer ministro, quien prometió que todos aquellos que violen las reglas serán sancionados.