Las autoridades griegas han puesto en cuarentena durante al menos dos semanas el campamento de migrantes y refugiados de Ritsona, situado cerca de Atenas, después de que se hayan detectado en él una veintena de contagios de coronavirus.
La alarma saltó después de que diese positivo una mujer que vivía en este campamento y que se había desplazado a Atenas para dar a luz. Los análisis posteriores a sus contactos confirmaron una veintena de casos más en Ritsona, según la cadena pública ERT.
El campamento alberga a unas 3,000 personas, en condiciones no tan precarias como las que existen en enclaves habilitados en las islas del Egeo, donde unos 35,000 solicitantes de asilo se agolpan en instalaciones previstas para menos de 6,000.
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Sin embargo, en los campamentos se realizan pocos tests de diagnóstico, sobre todo porque el país denegó el derecho a la seguridad social a los migrantes tras la llegada al poder del gobierno conservador.
Hasta la fecha, Grecia (casi 11 millones de habitantes) ha registrado 43 muertes y 1,212 contagios de la COVID-19.
Incumplimiento de países del este
Por otro lado, la justicia europea falló este jueves 2 de abril que Hungría, Polonia y República Checa incumplieron sus obligaciones como miembros de la Unión Europea (UE) con su negativa a reubicar solicitantes de asilo llegados a Grecia e Italia en plena crisis migratoria.
Estos países “no pueden invocar ni sus responsabilidades en materia de mantenimiento del orden público (…) ni la supuesta disfunción del mecanismo de reubicación” de 2015 “para sustraerse a su ejecución”, según el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE).
El alto tribunal con sede en Luxemburgo da la razón así a la Comisión Europea que, en diciembre de 2017, llevo a los tres países ante la justicia por incumplir las cuotas del programa temporal de relocalización de refugiados desde Italia y Grecia.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de un millón de migrantes irregulares llegaron en 2015 a las costas italianas y griegas, especialmente por la huida de sirios de la sangrienta guerra civil en su país.
Para ayudar a ambos países mediterráneo a enfrentar esta llegada de migrantes y refugiados sin precedentes, la UE adoptó en septiembre de 2015 un plan excepcional de reubicaciones, pese al rechazo de Polonia, Hungría, República Checa y Rumanía.
Este plan preveía inicialmente el reparto de hasta 160,000 personas desde Grecia e Italia, entre ellas 120,000 según un sistema de cuotas obligatorias. Pero finalmente, se repartieron apenas 35,000 por diferentes motivos.
Los magistrados del TJUE recuerdan que ni Polonia ni Hungría acogieron a ningún solicitante de asilo, mientras que la República Checa sólo acogió a 12 desde Grecia en un primer momento, pero “no volvió a asumir ningún compromiso” más.
Sobre el terreno, muchos migrantes continuaron su rumbo hacia el norte de Europa sin esperar. Los restrictivos criterios para optar al asilo y el acuerdo con Ankara también redujeron el número de candidatos y limitaron su alcance.
Este plan constituyó una derogación excepcional del Reglamento de Dublín, legislación que confía el tratamiento de una demanda de asilo al país europeo por donde entró el solicitante y cuya reforma está en punto muerto desde hace años.
Los tres países de la ex órbita soviética, que ya perdieron un recurso contra el plan, deben ahora cumplir el fallo. Si persisten en la negativa, la Comisión Europea podría solicitar al alto tribunal europeo la imposición de una sanción económica.
Con información de Europa Press y AFP.