Una mujer de 46 años accidentalmente inhaló una cantidad de LSD alrededor de 550 veces más alta que la dosis recreativa normal de 100 microgramos. Su experiencia ahora se ha vuelto el tema de un caso práctico publicado en la Journal of Studies on Alcohol and Drugs.
La individua —quien fue identificada solo como “CB”— ingirió una forma pura en polvo de la droga psicodélica pensando que era cocaína en septiembre de 2015, reportó ScienceAlert.
Según el caso práctico, CB empezó a percatarse de que algo no estaba bien alrededor de 15 minutos después y llamó a su compañera de piso para que la ayudase.
“Ella empezó a vomitar al paso de una hora y vomitó con frecuencia las siguientes 12 horas”, reportaron los autores en el artículo. “Lo que ella recuerda es que se sentó durante la experiencia y principalmente ‘perdió la consciencia’ las primeras 12 horas, después de las cuales fue capaz de comunicarse”.
“Ella se sintió ‘placenteramente drogada’ las siguientes 12 horas, con vómito infrecuente. El reporte colateral de la compañera de piso reveló que ella se sentó principalmente inmóvil en una silla con sus ojos abiertos, cerrados o en blanco, echando espuma por la boca, ocasionalmente vocalizando palabras al azar y vomitando frecuentemente”, decía el estudio.
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Diez horas después, CB recuperó la capacidad de conversar, fue al baño y parecía estar coherente de nuevo. Aquí su compañera de piso se quedó con ella otras 12 horas, después de las cuales ella parecía haber regresado a un estado “normal”.
Aun cuando la sobredosis en sí tal vez haya sido una experiencia significativamente desagradable, CB reportó que dolor crónico de pie había desaparecido al día siguiente.
La mujer contrajo la enfermedad de Lyme a sus veintitantos años y sufrió daño subsecuente en sus pies y tobillos que le provocaban dolor intenso, según el estudio. Con el tiempo, los médicos le recetaron morfina, la cual ella consumió continuamente por alrededor de una década entre 2008 y 2018.
Antes de la sobredosis de LSD, su uso promedio de morfina era de cuatro a seis píldoras de 10mg al día. Pero después del viaje, dejó de usar la morfina por cinco días sin experimentar síntomas de abstinencia.
Sin embargo, después de esto su dolor regresó y CB volvió a tomar las píldoras de morfina, aunque solo una o dos por día. Empezó a tomar microdosis de LSD, tomando aproximadamente 25 microgramos cada tres días.
Continuó con esta rutina hasta enero de 2018, cuando se retiró de la morfina y todos los otros medicamentos para el dolor, sintiendo que su dolor de pie se había reducido lo suficiente. Después de dejar la morfina, CB no reportó haber experimentado los síntomas típicos de abstinencia, según los investigadores.
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Sin embargo, sí experimentó un aumento de ansiedad, depresión y alejamiento social, así como ser “excesivamente sensible” a las experiencias de otros.
“En una mujer de 46 años, la ingestión intranasal de 550 veces la dosis recreativa normal de LSD no fue fatal y tuvo efectos positivos subsecuentes en los grados de dolor y la subsecuente abstinencia de la morfina”, concluyeron los autores en el estudio.
“Aun cuando el efecto no fue sostenido, fue capaz de reducir significativamente su dosis de morfina con microdosis de LSD y fue capaz de dejar la morfina eventualmente sin los síntomas típicos de abstinencia”.