En el campo de la salud mental existen instrumentos muy serios, validados, confiables y estandarizados, incluso específicos para la población mexicana.
En redes sociales abundan supuestas pruebas de personalidad que aseguran que con diez preguntas pueden revelar los padecimientos mentales a los que las personas tienden.
Algunos incluso los anuncian como diseñados por expertos que se basan en pruebas clínicas serias. Lo cierto es que son un fraude muy peligroso, advierte la psicoterapeuta Tania Gómez.
En entrevista con Newsweek México, la especialista advierte que hay algunas pruebas, como la de patologías de Winnie Pooh que se viralizó en internet, que no tienen seriedad clínica.
“Me sorprende que dice que está diseñado por doctores y me alarma un poco que no tengan la precaución de ponerle referencia de que no es un instrumento válido ni confiable”, dice Gómez.
La misma psicoterapeuta se sometió a la prueba y a las 33 preguntas que la conforman y se percató de un error importante, que también es común en este tipo de exámenes virales.
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“Se mezclan preguntas que, para mi gusto, van asociadas a cuando se indaga algún rasgo patológico de la personalidad; también mezclan preguntas asociadas a trastornos del estado anímico —como ansiedad y depresión—, e incluso también hay preguntas asociadas con trastornos de desarrollo —como el déficit de atención—”, dice, y explica que, hasta ahora, no existe ninguna prueba que pueda mezclar todos esos constructos.
También detalla que, en el campo de la salud mental, ya existen instrumentos muy serios, validados, confiables y estandarizados, incluso específicos, para la población mexicana.
Además, cada aspecto de la salud mental se mide de forma distinta.
Hay pruebas específicas para rasgos de personalidad, hay otras para la detección de síntomas de estado de ánimo, otros más para detección de trastornos de neurodesarrollo.
“Un instrumento nunca va a ser suficiente para que tú puedas elaborar un diagnóstico, eso no se hace; un instrumento o una prueba, como su nombre lo dice, es nada más una herramienta y se utiliza dentro del consultorio cuando tú ya tuviste un acercamiento con el paciente, aplicaste una entrevista estructurada y, con base en ello, realizas observaciones clínicas para aterrizar una impresión diagnóstica”, explica Tania Gómez.
Después de este proceso, un psicólogo o psiquiatra buscará corroborar si la impresión de sus entrevistas va acorde con los resultados que da uno de los instrumentos de diagnóstico (prueba o control).
EXÁMENES PARA IDENTIFICAR PATOLOGÍAS
Existen varios instrumentos que nos ayudan a una buena valoración clínica.
Por ejemplo, para identificar los síntomas de depresión que supuestamente padece Ígor —el burrito de Winnie Poh— está el “Inventario de depresión de Beck”, creado por el psiquiatra, investigador y fundador de la terapia cognitiva, Aaron T. Beck. Esta prueba tiene validez internacional.
Es una escala que el paciente responde y que es autoaplicable. Es decir, la persona responderá a una serie de afirmaciones sobre sentimientos y grados de intensidad de estos y cómo los has sentido en las últimas dos semanas.
Para identificar síntomas de ansiedad, el mismo autor, Aaron T. Beck, desarrolló otro sistema, y existe otro llamado “Escala de calificación de ansiedad de Hamilton”, aunque esta última se aplica a pacientes a quienes ya se les diagnosticó neurosis ansiosa y se evalúa la severidad de esta.
También están el trastorno de déficit de atención (TDA) y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), que —explica Tania Gómez— están en el espectro de trastornos de neurodesarrollo y hay instrumentos refinados que no son propiamente prueba.
Para poder diagnosticarlos se requiere toda una serie de pruebas que conforman una batería. Estas pruebas miden distintas habilidades del cerebro y, con base en los resultados y ciertas tendencias que muestren, el neuropsicólogo determina si existe TDA o TDAH.
Una muy popular es la batería Neuropsi de atención y memoria, una escuadra mexicana con un banco de respuestas de más de 10,000 personas.
También se utiliza la batería de funciones ejecutivas Banfe-2 que, explica Gómez, mide el desarrollo de la corteza prefrontal del cerebro, donde normalmente se encuentra el TDA. Esta batería también es mexicana.
Y para identificar trastornos de la personalidad, como esquizofrenia, existe el inventario MMPI-2, que es una de las herramientas que los expertos en salud mental más utilizan para evaluación de la personalidad y la psicopatología.
Tiene validez internacional y con este se pueden identificar rasgos de personalidad patológica, como trastornos de personalidad limítrofe, o narcisista, o tendencias psicopáticas.
¿DIAGNOSTICAR EL ESTADO DE SALUD POR MEDIO DE FACEBOOK?
Hace unos meses, un grupo de científicos utilizó publicaciones de Facebook de varias personas para identificar trastornos que van desde la depresión hasta las infecciones de transmisión sexual.
El estudio de los investigadores pretendía averiguar si la observación del perfil de Facebook de una persona era una forma más precisa que el análisis de la información demográfica, como edad, género y origen étnico, para pronosticar e identificar los padecimientos que pudieran tener.
Para realizar el estudio, que se publicó en la revista PLOS One, el equipo reclutó a 999 participantes y estudió los 20 millones de palabras que habían publicado colectivamente en 949,530 actualizaciones de estado de Facebook.
Tras el análisis, los científicos diagnosticaron un total de 21 condiciones, entre ellas, problemas digestivos, lesiones, embarazo, trastornos de la piel, ansiedad, obesidad, abuso de alcohol y drogas e infecciones de transmisión sexual.
Cada una de estas condiciones pudo pronosticarse utilizando los datos de Facebook del paciente. Sin embargo, 18 categorías fueron predichas con más precisión mediante el uso de datos demográficos y de Facebook, mientras que diez de ellas fueron vaticinadas con mayor exactitud utilizando el lenguaje de Facebook en comparación con los datos demográficos.
Por ejemplo, el abuso del alcohol se relacionó con el uso, por parte de los participantes, de términos como “beber”, “borracho” y “botella”. Términos hostiles como “estúpido”, “pendej…das” y “p…tas” se asociaron con abuso de drogas y psicosis.
Términos como “estómago”, “cabeza”, y “dolor”, que indicaban que una persona padecía los síntomas físicos de un trastorno psicológico, podrían pronosticar que esa persona padece depresión.
Por su parte, los participantes que utilizaban palabras como “Dios”, “familia” y “oración” presentaron mayores probabilidades de sufrir diabetes que las personas que utilizaban menos esas palabras.
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Para ver si podían encontrar un patrón entre el historial médico de una persona y su página de Facebook, el equipo también estudió sus registros médicos electrónicos con el consentimiento de los participantes.
Este método tuvo su mayor utilidad al detectar padecimientos como la diabetes y los trastornos mentales como la ansiedad, la depresión y la psicosis.
Los autores afirmaron que, al igual que el genoma, que puede revelar la genética de una persona y su riesgo de padecer ciertos trastornos, su uso del lenguaje en las redes sociales podría constituir un “medioma social”. Asimismo, dijeron que es más fácil acceder a las redes sociales de una persona que a su información genética, y la primera puede utilizarse para personalizar la forma en que se atiende su salud.
La doctora Raina Merchant, autora principal del estudio y directora del Centro Médico Penn de Salud Digital, en Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos, declaró a Newsweek que no esperaba que las redes sociales pudieran ser tan útiles para pronosticar condiciones de salud, “aun cuando el lenguaje no siempre es explícito con respecto a este tema”.
Sin embargo, los autores destacaron que este enfoque es, en cierta forma, limitado porque las palabras únicamente indican una correlación con una condición, y no pueden explicar por qué una persona sufre una enfermedad.
“Este es un trabajo preliminar, pero indica que necesitamos realizar más investigaciones sobre la oportunidad de obtener beneficios mediante la minería de datos y la detección temprana, así como los posibles daños de dicha práctica y de los pronósticos relacionados con la salud”, afirmó Merchant.