Los líderes del Reino Unido y la Unión Europea cerraron este jueves en tiempo de descuento un “excelente nuevo acuerdo” de Brexit, sobre el que pesa, sin embargo, la persistente amenaza de un rechazo por el Parlamento británico.
Tras diez días de intensas negociaciones y mucha especulación, Londres y sus 27 socios europeos llegaron a un entendimiento in extremis, a dos semanas del divorcio previsto el 31 de octubre.
“Todo parece indicar que estamos muy cerca del final”, aseguró el jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, al anunciar la adopción por los dirigentes de la UE del texto en una cumbre en Bruselas.
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Sin embargo, las miradas se vuelven ahora hacia los diputados británicos ante la incertidumbre sobre si aprobarán el pacto, unos recelos de los que es consciente el primer ministro Boris Johnson.
“Tengo mucha confianza en que cuando los diputados de todos los partidos examinen este acuerdo vean el mérito de apoyarlo”, afirmó el combativo jefe de gobierno antes de
A continuación, los principales puntos del acuerdo, que modifica partes del Tratado de Retirada cerrado el pasado noviembre entre la UE y la entonces primera ministra británica, Theresa May.
Reglas aduaneras para Irlanda del Norte
Irlanda del Norte, una provincia británica que comparte isla con la República de Irlanda -país miembro de la UE-, continuará en el territorio aduanero del Reino Unido, aunque con algunos matices respecto al derecho de aduanas.
El Reino Unido aplicará aranceles británicos a los productos que entren a Irlanda del Norte procedentes de terceros países con los que haya concluido un acuerdo de libre comercio, siempre y cuando estos bienes no acaben en la República de Irlanda.
Sin embargo, si esta mercancía procedente de socios comerciales de Londres está destinada también a entrar en Irlanda, y por tanto a la unión aduanera común de la UE, se les aplicará los aranceles europeos.
Los agentes de aduanas británicos serán los encargados de verificar esa mercancía a su entrada en territorio norirlandés, separado de la isla de Gran Bretaña por el mar de Irlanda, y de aplicar el código de aduanas de la UE.
El servicio de aduanas británico también se encargará de aplicar y recaudar el IVA a los productos de primera necesidad que fijará la UE tanto para Irlanda como para Irlanda del Norte, para evitar controles en la frontera entre ambos territorios.
Irlanda del Norte también respetará algunas reglas del mercado único europeo como las normas sobre productos agrícolas, controles veterinarios y ayudas estatales, con el objetivo siempre de evitar una frontera en la isla.
Consentimiento
El parlamento autónomo norirlandés, conocido también como asamblea de Stormont, podrá decidir a largo plazo si desea continuar aplicando las reglas del mercado único europeo en su territorio.
Estas normas comenzarían a aplicarse después del período de transición entre el Reino Unido y la UE, que finaliza en principio a finales de 2020, y los diputados norirlandeses podrían pronunciarse cuatro años después.
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Mientras las reglas se mantengan, el parlamento de Irlanda del Norte está llamado a pronunciarse sobre ellas cada cuatro años, salvo un consenso entre unionistas y republicanos que implicaría un voto cada 8 años.
Si Stormont decide por mayoría poner fin a las normas europeas en su territorio, estas dejarían de aplicarse dos años después.
Acuerdo de libre comercio
El nuevo acuerdo recoge el plan de Johnson de abandonar la idea de su predecesora Theresa May de mantener a todo el Reino Unido en una unión aduanera con la UE tras el Brexit, mientras se logra una solución mejor en el marco de un acuerdo de libre comercio.
El nuevo plan le permite recuperar su libertad para cerrar acuerdos comerciales con terceros países, que en la unión aduanera europea corresponde a Bruselas, en lugar de abogar por permanecer cerca de la UE como May, explicó una fuente diplomática.
Ambas partes rebajaron así la ambición de la futura relación entre ambos, que pasará por un acuerdo de libre comercio “sin aranceles ni cuotas”, pero en cambio la UE obtiene “garantías” de Londres sobre una competencia leal.
Los 27 socios de Reino Unido temen acabar con una especie de “Singapur” a las puertas de la UE que rebaje en su territorio las normas laborales, fiscales y medioambientales europeas.