Los tunecinos se despertaron el lunes sacudidos por el resultado de la primera vuelta de una elección presidencial poco habitual, cuyos primeros puestos fueron revindicados por dos candidatos “antisistema”.
Kais Saied, un intelectual conservador que ha hecho campaña puerta a puerta, y Nabil Karoui, empresario detenido por evasión fiscal y lavado de dinero, son las nuevas caras de la política tunecina tras vencer en la primera vuelta de las presidenciales gracias a sus discursos antisistema.
El presidente de la Instancia Superior Independiente para las Elecciones (ISIE), Nabil Bafún, ha detallado que Saied, un candidato independiente, se ha hecho con el 18,4% de los votos, mientras que Karoui, líder del partido Corazón de Túnez, ha obtenido el 15,58% de las papeletas.
Ambos disputarán la segunda vuelta en una fecha a fijar antes del 23 de octubre.
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El partido islamista Ennahda, cuyo candidato Abdelfatá Mourou ha quedado en tercer lugar con 13,1% de los votos, ha felicitado ya a Saied y Karoui por los resultados, según ha recogido la emisora local Mosaique FM.
Por su parte, el expresidente Moncef Marzuki –quien también presentó su candidatura a la Presidencia en estos comicios– ha anunciado durante la jornada su respaldo “total” a Saied de cara a la segunda vuelta.
El primer ministro y uno de los principales candidatos a la Presidencia, Yusef Chahed, reconoció el lunes su derrota y subrayó que los tunecinos “han enviado un mensaje a la familia democrática progresista”, al tiempo que lamentó que la misma haya estado “dispersa” en diversas candidaturas.
Elecciones anticipadas
Los tunecinos acudieron a las urnas este domingo para elegir al sucesor de Beyi Caib Essebsi, fallecido en julio, en unos comicios que se consideran cruciales para la consolidación de la transición democrática en el país que vio nacer la ‘Primavera Árabe’ y en el que la inestabilidad social y el declive económico están haciendo mella.
La muerte de Essebsi, justo el Día de la Independencia, el 25 de julio, obligó a un adelanto electoral de los comicios que estaban previstos para noviembre, alterando el calendario electoral y pillando a contrapié a los partidos, que tenían su vista puesta primero en las elecciones parlamentarias de octubre.
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Unos 7.2 millones de tunecinos están registrados para votar en esta ocasión, pero desde que se produjo la caída del régimen de Ben Alí en enero de 2011, la participación electoral ha ido en declive en medio de la desconfianza de los ciudadanos en el sistema político.
Túnez es considerada como la única historia de éxito democrático tras la ola de levantamientos de la ‘Primavera Árabe’, de ahí que estas elecciones sean vistas como una prueba de la capacidad de los candidatos para convencer a los tunecinos de que acudan a las urnas en lugar de salir a las calles a manifestarse.
Candidatos “antisistema”
El empresario y fundador de la cadena de televisión Nessma, Nabil Karoui, es un magnate de las telecomunicaciones ahora en prisión.
Karoui, de 56 años, fue imputado en julio por blanqueo de dinero y evasión fiscal, pero asegura ser el candidato de los más pobres. Su detención, el 23 de agosto, diez días antes de que se iniciara la campaña electoral, no detuvo su progresión, más bien al contrario.
Desde su encarcelamiento, Nabil Karoui, que lidera un nuevo partido -“Qalb Tounes” (“en el corazón de Túnez”)-, ha exhibido gran combatividad y denunciado una “intentona de golpe de Estado”, además de presentarse como un “preso político e iniciar desde el jueves una huelga de hambre.
Aunque con caracteres diferentes, los dos probables finalistas en la elección presidencial se declaran “antisistema”.
Igual que Karoui, Saied ha basado su campaña en criticar a las élites del poder, y rehusa cualquier programa que venda “ilusiones”.
Saied propone un cambio de sistema al modificar las instituciones: reforma de la Constitución y de los modos de escrutinio, así como una descentralización para que “la voluntad del pueblo llegue al poder central y ponga fin a la corrupción”, según anunció en su campaña.
Este profesor universitario, que suele estar rodeado de jóvenes estudiantes, y que hizo una atípica campaña puerta a puerta, sin mítines, defiende posiciones socialmente muy conservadoras.
Según un observatorio, que clasifica a los candidatos según sus posiciones sobre las libertades individuales, Saied está contra la abolición de la pena de muerte y contra la abrogación de textos que castigan la homosexualidad.
También se opone a la igualdad en materia de herencia, un tema delicado ya que recoge un principio dictado por el Corán, según el cual a menudo una mujer hereda la mitad menos que un hombre, cuando ambos tienen el mismo grado de parentesco.
Con información de AFP y Europa Press.