Cuatro días después de la explosión nuclear en Nyonoksa que provocó la muerte de al menos cinco personas en una remota base del norte ruso, las autoridades rusas reconocieron este lunes que el accidente estuvo vinculado con pruebas de “nuevas armas”.
Expertos estadounidenses consideraron que este accidente podría estar relacionado con las pruebas del misil de crucero “Burevestnik”, una de las nuevas armas “invencibles” de las que alardeara el presidente Vladimir Putin a comienzos de este año.
Sin ser tan precisa, la agencia nuclear rusa aseguró este lunes, al tiempo que homenajeó a los cinco miembros de su personal fallecidos, que “continuará el trabajo sobre este nuevo tipo de armas que, bajo cualquier circunstancia, se hará hasta el final”.
“Cumpliremos los deberes que nos ha confiado nuestra Patria. Su seguridad estará por completo garantizada”, señaló el jefe de Rosatom, Alexéi Lijachev, citado por las agencias de prensa rusas.
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Antes, el ejército había anunciado la muerte de dos “especialistas”, sin que quedara claro si están incluidos entre los cinco fallecidos mencionadas por la agencia rusa.
Otras tres personas resultaron heridas el jueves en este accidente, víctimas de quemaduras, señaló Rosatom.
Según ésta, sus especialistas brindan asistencia en ingeniería y soporte técnico en lo que se refiere a la “fuente de energía” del motor del misil que explotó, lo que ocurrió en una “plataforma marítima” y provocó la caída de varios trabajadores al mar.
Inmediatamente tras el accidente, el ministerio de Defensa sólo declaró que estos hechos ocurrieron durante la prueba de un “motor-cohete de propulsión” a combustible líquido, pero sin describir al accidente como vinculado con la energía nuclear.
Después afirmó que “no hubo contaminación radiactiva”, pero el ayuntamiento de una ciudad cercana a la base había publicado que “registró una leve alza de la radioactividad”, anuncio que luego retiró.
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“Pruebas únicas”
Putin causó sensación el año pasado y a principios de éste al presentar una nueva generación de misiles desarrollados por su país, “invencibles”, “indetectables” e “hipersónicos”. Amenazó con desplegar estas nuevas armas para atacar “centros de decisión” en los países occidentales.
La ciudad cerrada de Sarov, que acoge al principal centro de investigación nuclear ruso, decretó el domingo un día de duelo y los cinco especialistas muertos serían condecorados de manera póstuma, este lunes tras su funeral.
“Tuvieron una doble responsabilidad: en el desarrollo de tecnologías y equipos únicos y al asumir el riesgo físico de realizar unas pruebas únicas”, dijo Serguéi Kirienko, miembro de la administración presidencial y exjefe de Rosatom, homenajeando a “verdaderos héroes”.
Conocido con el nombre de “Arzamas-16” durante la Guerra Fría, en el centro de Sarov se desarrollaron las primeras armas nucleares de la Unión Soviética.
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A comienzos de julio 14 oficiales del ejército ruso murieron en el incendio de un submarino nuclear en el mar de Barents, en circunstancias sobre las cuales las autoridades rusas guardaron silencio, a causa del “secreto de Estado”. El fuego pudo ser controlado pero alcanzó al reactor nuclear del sumergible, según el ministerio de Defensa de Moscú.