CARLO VILLARREAL Y BRUNO OLVEZ son pareja y se dedican a producir videoclips y comerciales. Carlo, cansado de los temas superficiales, empezó a sentirse deprimido y decidió lanzar un proyecto que aportara a la comunidad LGBT+ y a la sociedad en general.
El programa, que se trasmite en YouTube y trata sobre la cultura drag, ha sido muy exitoso. Hay capítulos que tienen más de un millón de vistas. “Pocos se avientan a hacer una competencia drag. Nació con la idea de crear una plataforma para artistas que se dedican al transformismo, transformarte en una obra de arte”, dice Bruno.
El reto era grande, comenta, es algo relativamente nuevo y no se financia fácilmente. “Es muy complicado, sobre todo buscar los recursos, lo hacemos con los nuestros. Buscar patrocinios y alianzas es muy complicado”.
Carlo y Bruno pensaron que uno de sus artistas aliados, con los que suelen trabajar, podía ser juez de su reality. Además, lo veían de manera estratégica porque “tristemente creen que, si hay algún artista, va en serio, y de pronto boom, se convirtió en un boom”, platica Carlo.
El primer logro que notaron fue mostrar que la cultura drag es nacional y que, por primera vez, las personas que hacen transformismo son valoradas y vistas como artistas. De pronto, cuenta Bruno, los empezaron a patrocinar y se hizo una sinergia para visibilizar esta cultura.
Carlo asegura que lograron desestigmatizar a las drag queens. La gente se conectó con las historias, se volvió programa familiar. Bruno y Carlo veían comentarios como “por fin puedo ver un programa con mi mamá; está superentretenido. Otros que decían: me encanta esto, me enorgullece y lo quiero hacer; otros son más depresivos y hablan de suicidio, pero también hay mensajes en los que les responden con palabras de aliento”.
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Carlo y Bruno narran que mucha gente heterosexual y sus familias veían el programa. Todo el crecimiento del reality fue orgánico, “no hay guión, los dejamos ser”.
Las historias son de gente que viene desde abajo y que ha sufrido, dicen. En su mayoría es gente gay, pero que, además, se viste y se transforma. Sufren discriminación y lo más triste es que es rechazo también de la comunidad (LGBT+), de nosotros mismos, dice Bruno.
Entre nosotros hay ataques, por eso el haber visibilizado y concienciado es muy bueno, recalca Carlo.
Tanto Carlo como Bruno lamentan que dentro de su propia comunidad haya discriminación. Ojalá, dice Bruno, hubiera integración y lucha por ser de la misma familia y caminar juntos.
“Hemos aprendido que somos nuestro propio enemigo, tenemos una concursante mujer y hace transformismo, ha recibido acoso, amenazas”. Le dicen, agregan, que no puede ser una drag porque es mujer. La inclusión y el respeto a los derechos deberían ser la prioridad, pero mucha gente de la comunidad rechaza, discrimina, entonces no hay comunidad, en realidad son grupos segmentados, sentencian.
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Carlo y Bruno aún no pueden recuperar lo que han invertido en la producción del programa. En visitas les va muy bien, la recompensa ha sido en lo social. Su reality también ha abordado temas como el bullying, el acoso y las salidas del clóset.
Ahora están en una segunda temporada y tienen gente de diferentes estados de la república. Hay participantes de Guadalajara que salieron del clóset en el programa. “El hecho de que la gente se atreva les da fortaleza a otros”, dice Carlo.
Nosotros, concluye Carlo, logramos nuestro objetivo cuando leemos los mensajes de la gente y vemos las reacciones al programa. “Eso es lo que queríamos”.