La muerte de seis turistas brasileños intoxicados por monóxido de carbono el miércoles en un departamento arrendado en Airbnb en Santiago, que no tenía su certificado de uso de gas al día, plantea dudas sobre el uso de esta conocida plataforma de alquiler de viviendas.
Los turistas habían llegado hace una semana a Santiago, proveniente de la ciudad brasileña de Florianópolis, en el estado sureño de Santa Catarina.
Las víctimas formaban parte de una misma familia compuesta por dos padres, de 41 y 38 años, y sus dos hijos, de 14 y 13. Junto a ellos estaban también el hermano de la madre y su esposa, de 30 y 27 años, que habían salido de Sao Paulo para unirse al viaje.
El motivo de su estancia en Santiago era celebrar el decimoquinto aniversario de la chica, que los cumplía esta semana, según la prensa brasileña.
La celebración ya había sufrido un gran contratiempo: la abuela de los chicos (y madre de dos de los viajeros) falleció en la madrugada del miércoles a causa de un cáncer, por lo que la familia había decidido adelantar el regreso.
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En las últimas llamadas a sus allegados en Brasil, a primera hora de la tarde del miércoles, la familia ya sintió que algo raro ocurría y por eso alertaron a las autoridades chilenas, de acuerdo con el medio brasileño Folha.
Fue finalmente un funcionario del consulado de Brasil en Santiago quien junto a la Policía chilena encontró los seis cuerpos sin vida.
Rentado en Airbnb
Airbnb confirmó este jueves en un comunicado que el departamento en que murieron los seis brasileños había sido rentado a través de su plataforma.
En el texto enviado a la AFP, la empresa estadounidense recalcó que, pese a que la seguridad es una prioridad para ella, “son los anfitriones (o dueños o administradores de las casas o departamentos) quienes deben certificar que siguen las leyes y regulaciones locales”.
Airbnb aseguró, además, tener un programa de entrega de detectores de humo y monóxido de carbono de manera gratuita a los anfitriones que lo soliciten, y destacó que “los incidentes negativos son extremadamente raros” en las más de 500 millones de llegadas de viajeros a espacios alquilados en su plataforma.
La plataforma agregó que si un huésped reserva un espacio donde el anfitrión reportó no tener detectores de humo o monóxido de carbono, se le indica para que esté al tanto y pueda tomar las precauciones necesarias.
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La Superintendencia de Electricidad y Combustible (SEC) de Chile confirmó por su parte a la AFP que el edificio donde ocurrió el accidente, situado en el barrio Bellas Artes -cerca del centro de Santiago-, no contaba con un sello verde que acreditaba que las instalaciones de gas estaban funcionando de manera correcta.
La SEC abrió ya una investigación para aclarar el origen del accidente, centrada en los tres artefactos a gas que estaban en funcionamiento ese día al interior del departamento: un calefón, una estufa y una cocina a gas.
La pista principal es que el accidente se produjo por el mal funcionamiento de un artefacto a gas, teniendo en cuenta que hacía un día frío en Santiago, explicó el jefe de la SEC, Luis Ávila, a los medios locales.
De hecho, el miércoles en Santiago se registró la temperatura más baja del año, con una mínima de 0 grados Celsius.
Vecinos del edificio –que debió ser evacuador por completo –afirmaron por su parte no haber sentido ninguna emanación de gas en las zonas exteriores en las horas previas al accidente.
El ministerio brasileño de Relaciones Exteriores afirmó en un comunicado que acompañaba a la familia de los fallecidos en la investigación del accidente y en los trámites necesarios para el traslado de los cuerpos.