Si bien no hay duda de que el turismo puede inyectar dinero en las economías locales, muchas veces tiene un profundo impacto negativo en las comunidades nativas. Y ese impacto es especialmente grave en lugares con poblaciones reducidas y ecosistemas frágiles, como es el caso de Rapa Nui, mejor conocida como la Isla de Pascua.
Pequeña y apartada, esta isla volcánica del triángulo polinesio ha experimentado una afluencia turística enorme en los últimos años. Y aun cuando la mayor parte hace el viaje para admirar los “moái” -unas misteriosas estatuas de piedra erigidas entre 1100 y 1400 d.C.-, el turismo ha crecido al punto de que, hoy día, la Isla de Pascua recibe más visitantes que las pirámides de Egipto.
Hace poco, la cadena CBS grabó un segmento del programa “60 Minutes” en la sala de prensa de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), e invitó a la Dra. Jo Anne Van Tilburg -arqueóloga que dirige el Archivo de Arte en Roca del Instituto Cotsen, en dicha universidad- para que hablara de las investigaciones que ha hecho en la Isla de Pascua desde hace casi 40 años, y sobre el impacto del turismo.
Lee: Holandeses protegen sus tulipanes ante turistas que buscan la selfie perfecta
En una declaración para Newsweek, Van Tilburg explicó: “Mi investigación se centra en los moái y la función que desempeñan en la cultura de Rapa Nui. Mi objetivo es explicar la manera como las sociedades utilizan el arte para crear y expandir su sentido de identidad y propósito. La primera vez que visité Rapa Nui fue en 1981 [y] en esencia, he dedicado mi carrera arqueológica a los misterios y la magia de la isla”.
“En 1981, la población indígena polinesia sumaba entre 2,500 y 3,000 individuos, mientras que la cifra anual de visitantes era más o menos equivalente”, prosiguió. “Sin embargo, en estos momentos, la isla está recibiendo más de 150,000 turistas al año”.
No sorprende que una cantidad de visitantes así de desproporcionada esté afectando de varias maneras a la comunidad nativa local que, a la fecha, asciende a unas 5,700 personas.
“Igual que en cualquier otra parte, los niveles turísticos actuales tienen un impacto tremendo en los recursos naturales de Rapa Nui, sobre todo en lo que respecta al agua”, agregó Van Tilburg. “Toda la infraestructura ha llegado a su máxima capacidad. Y lo más preocupante es que el tipo de turismo que están experimentando en estos tiempos tiene un efecto muy negativo en el sentimiento de comunidad de los rapanui”.
Durante su presentación en la sala de prensa de UCLA, Van Tilburg habló de lo desalentadora que es la conducta, frecuentemente irrespetuosa, de algunos viajeros, quienes ignoran las normas pisoteando las áreas protegidas, caminando sobre las tumbas, y escalando los moái para posar en fotografías como si las hurgaran las narices de las cabezas de piedra.
Te puede interesar: Venecia continúa su batalla contra el turismo: ahora considera prohibir el alcohol
Van Tilburg puntualizó que semejante comportamiento no solo daña las estatuas -ya que agrava el efecto de la erosión natural-, sino que demuestra una enorme falta de sensibilidad con los rapanui, para quienes los moái son esculturas sagradas que representan a sus antepasados y su relación con la divinidad.
“Me perturba que los turistas no tengan un interés auténtico en la isla ni en su pueblo”, añadió. “No muestran respecto por el pasado de los rapanui. Pareciera que muchos solo buscan insertarse en la historia haciéndose una selfie con esas estatuas inmemoriales”.
En diciembre de 1995, la UNESCO designó la Isla de Pascua como Patrimonio de la Humanidad, y el gobierno chileno ha protegido poco más de 40 por ciento de la superficie insular como parte del Parque Nacional Rapa Nui, el cual se encuentra bajo administración de la comunidad indígena polinesia desde 2016. Pese a ello, Van Tilburg considera que hacen falta medidas adicionales para proteger esos antiguos tesoros para las generaciones venideras.
“La comunidad de Rapa Nui está decidida a proteger su patrimonio”, afirmó Van Tilburg. “Conocemos los métodos de conservación y disponemos de las herramientas. Ahora, la tarea de los rapanui es actuar juntos con un propósito unificado y tomar acciones decisivas”.
“Como Patrimonio de la Humanidad, el mundo ha aceptado el compromiso de proteger la isla. Es necesario que todos, científicos o turistas, hagamos nuestra parte para preservar el pasado”, insistió la arqueóloga. “Los turistas tienen que estudiar e informarse antes de visitar la Isla de Pascua. Deben mostrar respeto por los demás. Tienen que sacar del paisaje sus egos -y sus bastones para selfies-, y aprender a valorar el pasado”.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek