Unos científicos han descubierto dos variaciones genéticas raras asociadas con la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores estudiaron las secuencias de ADN de 5,617 personas con enfermedad de Alzheimer, junto con 4,594 personas que no tenían el trastorno neurodegenerativo y fungieron como grupo de control.
Las variantes halladas en dos pacientes con impedimentos cognitivos incluían una mutación en el gen NOTCH3. Las mutaciones en este gen se han relacionado previamente con una enfermedad rara conocida como arteriopatía cerebral autosómica dominante con infartos subcorticales y leucoencefalopatía (CADASIL).
Quienes la sufren experimentan dolores de cabeza severos y apoplejías en la adultez temprana, antes de desarrollar demencia vascular por lo general entre los 40 y 55 años, “lo cual es mucho antes de que ocurra típicamente el Alzheimer”, dijo a Newsweek la autora correspondiente Dra. Lindsay Farrer, jefa de la división de genética biomédica en la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston.
Cuatro pacientes tenían la mutación TREM2 llamada Q33X, de la cual se piensa que provoca la enfermedad de Nasu-Hakola. Este tipo de demencia temprana provoca quistes óseos que a menudo llevan a fracturas, especialmente en manos y pies.
“Esta demencia ocurre cuando una persona tiene un dosis doble de esta mutación específica, mientras que los casos de Alzheimer que identificamos tenían una sola dosis”, dijo Farrer.
Los hallazgos se publicaron en la revista JAMA Network Open. Los autores escribieron: “Diferentes mutaciones en el mismo gen o dosis variables de una mutación podrían estar asociadas con la presencia de demencias distintas. Estos hallazgos sugieren que diferencias menores en la estructura o cantidad de la proteína podrían asociarse con diferentes resultados clínicos”.
Farrer espera que el estudio conduzca a pruebas que puedan predecir el riesgo de un individuo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y, así, desarrollar tratamientos. Ello podría ayudar a los 50 millones de personas en todo el mundo quienes tienen demencia, la condición neurodegenerativa en la que la enfermedad de Alzheimer es la más común. Actualmente no hay cura para la enfermedad de Alzheimer y los científicos no saben qué la causa.
“Los portadores de la mutación NOTCH3 no tienen parentesco, pero la mutación en todos ellos parece haber descendido de un ancestro común. Un estudio ulterior del historial genético de estos sujetos que posiblemente sean judíos asquenazi, o sea, judíos de Europa Oriental”, dijo Farrer.
El Dr. Keith Fargo, director de programas científicos y divulgación en la Asociación del Alzheimer, dijo a Newsweek que no le sorprendía el hallazgo de la NOTCH3.
“Se piensa que NOTCH3 está principalmente activa durante el desarrollo temprano del sistema nervioso, y su implicación en la enfermedad de Alzheimer sugiere que eventos tempranos pueden dejarte con una susceptibilidad a largo plazo a desarrollar la enfermedad. Esto plantea una pregunta: ¿qué tal si el Alzheimer es una enfermedad del desarrollo tanto como es una enfermedad del envejecimiento?”
Fargo argumentó que el estudio estuvo limitado porque el tamaño de la muestra fue relativamente pequeño, lo cual significa que no se pudo establecer una importancia estadística. Otro defecto fue que los participantes podrían tener un parentesco genético más cercano del que asumieron los investigadores.
“Si este es el caso, es posible que las variantes sean más una indicación de su parentesco que de ser responsables del Alzheimer”, opinó él.
No obstante, él dijo que los hallazgos eran importantes “porque cada nueva variante genética rara nos da una especie de ‘experimento natural’: cada una nos da una mirada a los posibles mecanismos subyacentes y secuencias que llevan a la enfermedad de Alzheimer. Entender estos mecanismos y secuencias podría llevar a nuevas dianas terapéuticas para su prevención o tratamiento”.
Sara Imarisio, jefa de investigación de la organización de beneficencia Investigación del Alzheimer en Reino Unido, dijo a Newsweek: “Este estudio se suma a observaciones anteriores de que errores raros en un solo gen pueden tener efectos muy diferentes en la enfermedad, y algunos son más comunes en grupos de población particulares. Aun cuando los hallazgos contribuyen a la imagen más completa del riesgo genético, el estudio no fue lo bastante grande para dar información sólida. Los hallazgos ahora necesitan confirmarse con estudios más grandes”.
Imarisio subrayó que el riesgo de un individuo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer se reduce a “una mezcla compleja de edad, genética y estilo de vida”.
La investigación se publicó en la misma semana que un estudio diferente, que involucró a 94,437 personas con enfermedad de Alzheimer, reveló cinco variantes genéticas que podrían aumentar el riesgo de desarrollar el padecimiento. El estudio se publicó en Nature.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek