Los creadores diseñaron una experiencia que resalta los saberes locales y toda la herencia cultural de comunidades indígenas.
Cuatro amigos con un interés en común —viajar a lugares desconocidos— decidieron comenzar un proyecto que cambiaría sus vidas y las de decenas de personas: Rutopía.
Hace 18 meses, Irene Heras, Emiliano Iturriaga, Sebastián Muñoz y Diego Espinoza crearon Rutopía con la idea de acercar a los turistas a un México distinto, el México que va más allá de los destinos de revista y que pocos voltean a ver.
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Los cuatro decidieron enfocarse en hacer turismo comunitario, una práctica poco conocida debido a que no utiliza campañas publicitarias o de mercadotecnia agresiva para dar a conocer su oferta.
Además, generalmente los pobladores de las comunidades tampoco están familiarizados con los turistas ni sus necesidades por la falta de experiencia; sin embargo, sí saben que el turismo en su región sería un impulso para su economía.
Para eso es Rutopía, para conectar a estas comunidades indígenas con los viajeros interesados en conocer una comunidad llena de tradiciones más que un hotel.
Descubrir comunidades diferentes
Buscar comunidades dispuestas a participar o encontrar aquellas que ya habían comenzado a prepararse para recibir turistas (pero no tenían ningún tipo de difusión muchas veces por el difícil acceso) no fue una tarea sencilla.
En este punto, el equipo de Rutopía fue consciente de que los conocimientos sobre las comunidades lo tienen los pobladores, esa gente que lleva toda la vida viendo y viviendo su historia.
Así, Rutopía propuso a los pobladores ser los guías de turistas y los creadores de experiencias. Los anfitriones aceptaron “compartir con el mundo la increíble riqueza cultural y natural de su comunidad”, cuenta Diego Espinoza.
Al momento, Rutopía tiene alrededor de 12 destinos completamente preparados para recibir al turismo y están en busca de más.
—La Florida, Acaxochitlán, Valle del Mezquital y Santiago de Anaya, en Hidalgo.
—Tzimol, Tacaná, Tzizcao y El Triunfo, en Chiapas.
—El Almacén, en Oaxaca.
—El Veinte, en Campeche.
—Uxuxubí, en Quintana Roo.
—Lago de Pátzcuaro, en Michoacán.
“Codiseñamos una experiencia que resalte los saberes locales y toda la herencia cultural que ellos tienen”, dice Diego Espinoza, quien se encarga del vínculo y la comunicación con los anfitriones.
También explica que entre 70 y 80 por ciento del total del costo de los viajes va directo a los anfitriones y solo entre 20 y 30 por ciento se utiliza para gastos operativos de Rutopía.
De esta manera se beneficia principalmente a la comunidad, uno de los objetivos principales.
Lograr que los pobladores tuvieran apertura al proyecto ha sido parte del reto.
Espinoza explica que muchos de ellos fueron engañados por gobiernos u organizaciones anteriormente y tienen cierta incredulidad, pero poco a poco y con hechos se han ganado su confianza.
Conocer la gastronomía indígena
Las experiencias gastronómicas son un pilar en este tipo de turismo porque la comida y compartir la mesa acerca a las personas.
“La cocina es un espacio donde todo el mundo llega y ahí están más desenvueltos. A través de la comida se han hecho muchas conexiones”, cuenta Espinoza.
Un ejemplo es lo que sucede en Hidalgo. El Valle del Mezquital tiene una gran riqueza gastronómica, incluso posee una feria anual de su cocina.
En esta región las condiciones son difíciles, hay poca agua y el clima es principalmente árido, por lo que la comunidad desarrolló su alimentación basada en lo disponible, principalmente gusanos y flores.
Por otra parte, Acaxotitlán tiene un clima más variado. Aquí la experiencia gastronómica se vive con cocineras tradicionales para recolectar hongos y cocinarlos.
Además, se puede tomar talleres para aprender a hacer tortillas y hasta mole, dos de las actividades más cotidianas de las cocineras.
El Almacén en Oaxaca se encuentra en la región de la Sierra Mixteca. El corazón del pueblo es el pulque y se recibe a los visitantes con un pozole que preparan con amarillito, ¡fuera de serie!
Aquí se puede aprender a preparar diferentes salsas con esta bebida prehispánica. Ver y aprender el proceso del pulque —la selección de los agaves y la extracción del aguamiel— es una experiencia que se vive con los que saben.
Pero en Chiapas la historia se cuece aparte. Las experiencias más enriquecedoras son alrededor del café, cacao y miel.
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Aquí se consigue miel de abeja melipona que puede llegar a costar hasta 800 pesos el litro porque los cuidados que requieren son muchos y la producción es natural, es decir, no son explotadas para producirla.
También se puede visitar los cafetales o aprender acerca del procesamiento del cacao, ambos en la Biosfera del Triunfo.
Otro de los destinos es Uxuxubí, una comunidad maya que se encuentra entre playa del Carmen y Tulum, en Quintana Roo. Aquí también se produce miel y se puede conocer la biodiversidad fundamental en su cocina.
Además de las experiencias gastronómicas hay ecoturismo para conocer las comunidades por medio de su naturaleza, como escalar montañas o conocer cenotes. Tú eliges las experiencias que quieres vivir.
Rutopía no cuenta con transporte hasta las comunidades, ese va por tu cuenta, pero te ayudan con todas las recomendaciones para llegar hasta donde te estará esperando tu anfitrión.
Hay algunas comunidades en donde el acceso no es tan fácil o no hay muchos medios de transporte, pero no te preocupes, ellos te conectan.
Al finalizar tu viaje te pedirán que les cuentes cuáles fueron tus experiencias consentidas y en cuáles hay áreas de oportunidad, esto con el objetivo de mejorar.
Para ponerte en contacto con Rutopía y reservar una experiencia en su red de turismo comunitario entra en sus páginas oficiales. Y si lo que quieres es proponer un destino serás completamente bienvenido para analizar qué tan viable es.
Dirección: Tonalá 10, Roma Norte, CDMX
Facebook: @RutopiaORG
Instagram: @rutopia