Ganador de cinco premios Grammy Latino y reconocido como uno de los compositores más importantes de su generación, el cantautor Leonel García está de vuelta con Amor presente, la segunda entrega de una trilogía.
“La música da tantas satisfacciones y emoción, tiene un lado mágico, sé que no se usa mucho esa palabra porque parece superstición o suena fuera de la ciencia, me refiero a que tiene un gran alcance. Me parece que es casi necesaria para el desarrollo de las personas. La música es primordial, después de las primeras tres necesidades básicas empiezan las cosas del arte. A través de la música quiero trascender y conectar a la gente”.
—¿Existe todavía el amor, el romanticismo, en la música?
—Ahora que preguntas, sí, todavía existe el amor, pienso que nunca había escuchado esa pregunta. Me parece que la pregunta es un signo de escepticismo acerca del amor mismo. Desde el lugar de la música, creo ya que no existen tanto las ganas de expresarlo o compartirlo. Se ha diluido mucho la intención que teníamos antes de exteriorizar los sentimientos. Lo que nos pasa malo o triste se queda en casa, detrás de las paredes. El amor sigue existiendo, la tragedia es que no lo estamos compartiendo.
“De pronto se deja de hablar del amor, se piensa que es cursi o que ya pasó de moda, pero escuchas proyectos como Sam Smith, John Mayer y James Blake, y es superinteresante que en un contexto nuevo, de otra manera de sonar y producir, se vuelve a hablar del amor y se retoma este discurso que estaba más presente hace algunos años.
—Ese romanticismo que se vive en tus canciones, ¿de dónde viene?
—Creo que viene de casa, en mi casa el tema de lo romántico era muy fuerte. Mi madre y mi padre siempre cantaron, tenían la tendencia a hacer duetos entre sí, nunca se dedicaron profesionalmente a eso, pero lo hacían muy bien. Y a través de la música y de los conflictos de pareja que yo veía empecé a relacionar la música con la vida real. Me di cuenta de que detrás de las puertas y las paredes existían historias muy personales, a veces dolorosas, a veces más profundas.
—¿Qué vamos a encontrar en Amor presente si fuera un barrio que podemos caminar?
—Sería un barrio de los recuerdos, es un disco que viaja por todo lo que ha sido mi vida musical. Como compositor me solté más, dije: “Voy a componer canciones que me nazcan de lo que me motiva en la vida escuchar”.
“Es muy ecléctico, una colección de canciones que reflejan mucho lo que yo he aprendido como fan, desde música que parece brasileña, soul, R&B, hasta pop”.
—¿Tu última decepción amorosa?
—Ya tiene rato, cuando era adolescente, tenía 18, aprendí qué quería y qué no en la vida. Ya después hubo algunas relaciones que no funcionaron, pero distinto a una decepción, no es lo mismo decir no estamos funcionando a sentir una decepción.
—¿El sencillo “Bailar” es un poema a la pareja ideal?
—Es una idea sobre lo que a veces no se habla mucho, que es morir. Todo ciclo termina y el ciclo de las relaciones de pareja que duran para toda la vida tiene como fecha límite el día que uno de los dos ya no está. Es la idea de decir: te encontré en esta vida y quise bailar contigo todo el baile. Encontré esa persona entre todas.
—¿Con qué canción te despedirías si fuera tu última presentación?
—Hice una canción en León Polar, “Looking up”, un proyecto que tengo más personal, más oscuro, es una canción que tiene mucho que ver con el momento de irse, estaba pensando cómo es cuando te despides, cuando dices: “Ya acabé”; agradecer a la vida, a los amigos que tuviste, al amor y morirse feliz, la meta final es morirse lo más feliz posible.
—¿Leonel es feliz?
—Sí, la verdad es que sí. Siempre he sido una persona que busca la armonía alrededor de lo que hace. La felicidad no como algo que me dé o que tenga, sino como un estado en el que te puedas mantener, una sensación de agradecimiento sobre todo por estar vivo.