Da un vistazo rápido al fondo, aparentemente, inagotable de programas dietéticos en boga y toparás con la dieta del tipo sanguíneo. A partir del concepto de un programa dietético a la medida, la dieta del tipo sanguíneo sugiere que las personas deben alimentarse según su tipo de sangre específico. Si bien hay expertos en salud que apuntan a que algunos aspectos de esta dieta podrían estar equivocados, su mensaje general se hace eco de la tendencia creciente entre los nutriólogos que recomiendan esquemas personalizados de atención médica y acondicionamiento físico.
Su creador, Peter J. D’Adamo, dijo a Newsweek que tuvo la idea de una dieta basada en el tipo sanguíneo de un individuo cuando estudiaba el tema de la tipificación sanguínea en la escuela de medicina. El sistema de grupo sanguíneo ABO fue descubierto hace más de 100 años, y afirma que la razón de que tengamos distintos tipos sanguíneos se debe a un antígeno, un tipo de proteína localizada en la superficie de los eritrocitos (células rojas de la sangre).
“Me sorprendió mucho descubrir una abundancia de literatura médica sobre los tipos sanguíneos ABO la cual nada tenía que ver con las transfusiones, sino que demostraba una diferencia muy importante en lo referente a muchas enfermedades crónicas, algunas de las cuales se sabe que tienen relación con la dieta”, informó D’Adamo a Newsweek. Un creciente cuerpo de investigaciones revela que numerosos riesgos para la salud, como el riesgo de colesterol elevado, enfermedad cardiovascular e infarto cardiaco, parecen estar vinculados con nuestro tipo sanguíneo.
A partir de esa premisa, surgió la dieta del tipo sanguíneo. Este régimen sugiere que los antígenos de los eritrocitos podrían explicar muchas características del aparato digestivo. Esto significa que los distintos alimentos podrían ocasionar reacciones diferentes en las personas dependiendo de sus tipos de sangre.
“La dieta del tipo sanguíneo es un agregado de los datos recogidos en cuanto a la composición de la comida y su interacción con el sistema inmunológico del intestino, de maneras que son previsibles según el tipo de sangre”, explicó D’Adamo.
En esencia, la dieta recomienda que los individuos con sangre tipo A se limiten a una dieta mediterránea, con todas las proteínas vegetales que puedan proporcionar protección adicional contra la enfermedad cardiovascular, un trastorno que las personas con sangre tipo A tienen mayor riesgo de desarrollar, explicó D’Adamo.
Quienes tienen sangre tipo B debieran evitar la carne de pollo, ya que contiene una lectina, un tipo de proteína que encontramos en muchos alimentos y que interactúa con el antígeno tipo B, lo que puede ocasionar una reacción adversa.
Lo mejor para los individuos con sangre tipo O es seguir una dieta rica en proteínas, pero que limite la ingestión de granos y lácteos, pues las lectinas de los granos son más problemáticas para las personas con este tipo sanguíneo.
Por último, las personas con sangre tipo AB (quienes expresan los antígenos sanguíneos A y B) tienen menos restricciones dietéticas ya que, de cierta manera, toleran mejor los alimentos más comunes.
Maria Bella, fundadora y dietista certificada de Top Balance Nutrition, grupo médico de Nueva York, dijo a Newsweek que esta dieta fomenta el consumo de alimentos naturales y promueve el ejercicio en los individuos de todos los tipos sanguíneos, dos aspectos con los que está de acuerdo. No obstante, difiere en cuál debe ser, exactamente, el fundamento de esos planes alimentarios individualizados.
“Creo en individualizar los programas alimentarios con base en los antecedentes de salud y dietéticos, mas no a partir del tipo sanguíneo”, dijo Bella. “Esa dieta restringe algunos alimentos saludables para ciertos tipos de sangre. Por ejemplo, no permite que las personas con sangre tipo B consuman lentejas, tomates y ajonjolí; y todos ellos son alimentos saludables. Omitir grupos alimentarios completos podría conducir a deficiencias nutricionales”.
Sin embargo, una creciente cantidad de compañías de alimentos está buscando la manera de capitalizar el deseo de las personas de perder peso mediante un programa nutricional personalizado.
El Dr. Josh Axe es especialista en medicina natural y fundador del programa Keto360, un esquema integrado por una dieta de 30 días con suplementos. Axe dijo que no recomendaría, necesariamente, la dieta del tipo sanguíneo. “En vez de ello, propongo una ‘dieta personalizada’, la cual ofrece un medio para alimentarse con base en las características genéticas específicas de la persona, su respuesta a distintos tipos de alimentos, sus particularidades de sensibilidad/intolerancia, y sus preferencias alimentarias personales”, explicó a Newsweek.
Habit, una startup sobre nutrición en California, sigue una premisa similar a la dieta del tipo sanguíneo, pero la lleva mucho más lejos. En vez de solo fundamentarse del tipo de sangre de un individuo, su dieta considera los biomarcadores, las medidas corporales y el ADN del cliente para desarrollar un programa individualizado. “Lo que hicieron bien [con la dieta del tipo sanguíneo] es determinar que las personas son diferentes y que tienen necesidades únicas, así que aplaudo su esfuerzo. El problema es que no hay pruebas de que el tipo de sangre pueda determinar la dieta que debes consumir”, señaló Joshua Anthony, científico que estudia la ciencia nutricional, y director científico fundador de Habit, en entrevista con Newsweek.
En términos generales, la dieta del tipo sanguíneo ha recibido muchas críticas. Un estudio reciente halló que, si bien el cumplimiento de la dieta del tipo de sangre se asoció con beneficios positivos para la salud y con un índice de masa corporal (IMC) más bajo, no se encontró una explicación científica que demostrara que el tipo sanguíneo tuvo algo que ver con esos resultados.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek