El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, felicitó a Putin por su aplastante –y esperada– victoria en las elecciones presidenciales de Rusia, a pesar de las advertencias de asesores de seguridad nacional y materiales informativos que contenían el mensaje específico “DO NOT CONGRATULATE” (no felicitar), informó The Washington Post.
Oficiales no identificados pero relacionados con la llamada de este martes entre ambos mandatarios en el marco de la reelección dijeron al diario que Trump tampoco tomó en cuenta las observaciones para condenar el reciente envenenamiento de un exespía ruso que vivía en Reino Unido, aunque matizaron que no estaba claro si el mandatario había leído las notas.
A diferencia de las comunicaciones del francés Emmanuel Macron y la británica Angela Merkel que contenían críticas a la política del gobierno ruso, el mandatario estadounidense evitó temas polémicos como la injerencia rusa, las irregularidades en los comicios o el caso del exespía Serguéi Skripal pues “se concentraron en los temas de interés común”, comentó a reporteros la vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders.
“Lo felicité por su victoria electoral”, contó Trump en la Oficina Oval. “La llamada también tuvo que ver con que probablemente nos reuniremos en un futuro no muy distante”, agregó. Dijo que entre los temas a discutir está la carrera armamentística, Ucrania, Siria e incluso Corea del Norte.
El senador republicano de Arizona, John McCain, criticó la felicitación al afirmar que “un presidente estadounidense no lidera el mundo libre felicitando a los dictadores por ganar elecciones simuladas”.
Al hacerlo con Vladimir Putin, continuó McCain, Trump “insultó a todos los ciudadanos rusos a los que se les negó el derecho al voto en elecciones libres y justas para determinar el futuro de su país, incluidos los innumerables patriotas rusos que han arriesgado tanto para protestar y resistir al régimen de Putin”.
Las relaciones entre Washington y Moscú, informa AFP, empeoraron en los últimos meses por acusaciones de injerencia rusa en la elección presidencial estadounidense de noviembre de 2016. Esas acusaciones llevaron a la inculpación de ciudadanos rusos por la justicia estadounidense, seguida, la semana pasada, de sanciones económicas.