Los autos voladores que aparecen en películas de ciencia ficción pueden estar aún lejanos, pero el transporte de personas por los aires como un servicio de taxis ya será probado en Nueva Zelanda, luego de que el cofundador de Google y CEO de Alphabet, Larry Page, consiguiera un permiso para desarrollar y probar este futurista medio de transporte.
Se llama Cora y, según sus desarrolladores Kitty Hawk, es un aparato que dispone de una docena de hélices en sus alas que le permiten despegar verticalmente y aterrizar como un helicóptero, pero más silencioso. Con ello, podría transportar a pasajeros en zonas urbanas utilizando tejados y los aparcamientos como puntos de aterrizaje.
El alcance de la nave es de 100 kilómetros y puede alcanzar una velocidad de 150 kilómetros por hora, además de una altitud de hasta 900 metros.
De acuerdo con su página oficial, Cora utilizará software de vuelo autónomo combinado con supervisión humana para que la gente pueda volar sin algún entrenamiento previo, todo bajo un esquema de energía eléctrica para “contribuir a hacer un mundo más sustentable”.
“Ofrecemos un vehículo que no contamina, no emite gases, y que vuela de forma fiable, creemos que este es el próximo paso lógico en la evolución del transporte”, afirmó Fred Reid. director ejecutivo de Zephyr Airworks, filial de Kitty Hawk.
La empresa asegura que tardó ocho años en diseñar Cora pero que los creadores necesitaban un entorno adecuado para ensayar este nueva tecnología de forma segura. Sin embargo, aún no hay una fecha estimada para cuándo estará disponible para el transporte público, pues además de las pruebas se necesitan las regulaciones de autoridades.
El prototipo Cora que se probará en la Isla Sur del país tiene tres ordenadores a bordo para calcular su trayectoria de vuelo y puede llevar a dos pasajeros.
Se instalaron en Nueva Zelanda debido a su descongestionado espacio aéreo y a su riguroso marco regulatorio. Reid aseguró que los responsables locales apoyaron la iniciativa.
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“Se podrían haber reído de nosotros. Estamos presentando algo que sonaba a ciencia ficción”, agregó.
Las pruebas del servicio de taxis voladores sin conductor deben prolongarse unos seis años.