Años antes de convertirse en primera dama, a Melania Trump le gustaba leer en su cuarto en la Torre Trump, habría dicho Donald Trump a una ex playmate de Playboy con la que supuestamente tuvo una aventura poco después de que su esposa dio a luz.
En un documento de ocho páginas escritas a mano obtenido por The New Yorker, la ex playmate Karen McDougal escribió que, a principios de 2007, Donald Trump “me llevó a su casa, me la mostró. Señaló la recámara de su esposa.
“Dijo que a ella le gustaba su espacio, para leer o estar sola”, escribió McDougal, quien conoció a Trump en junio de 2006 en una fiesta de piscina que celebró Hugh Hefner, fundador y editor de la revista Playboy.
No es el primer recuento acerca de que los Trump duermen separados. En marzo pasado, US Weekly publicó un reportaje afirmando que Melania “se niega a compartir una cama con Donald, incluso en ocasiones raras”, y “nunca pasan la noche juntos, jamás”. En su libro Fire and Fury: Inside the Trump White House, publicado previamente este año, Michael Wolff escribió que Donald Trump “se retiraba a su propia recámara, la primera vez desde la Casa Blanca de Kennedy en que una pareja presidencial había mantenido cuartos separados”.
Pero el recuento de McDougal trae a la luz el chisme poco conocido de que a Melania supuestamente le gusta leer, una actividad que al parecer no le gusta a su marido.
En el Día Nacional de Leer un Libro, la primera dama tuiteó palabras de ánimo para que todos lean un libro y “¡deja que cada página te eduque y te lleve a una travesía extraordinaria!”
On National #ReadABookDay I encourage everyone to read a book. Let every page educate you & take you on an exciting journey!
— Melania Trump (@FLOTUS) 6 de septiembre de 2017
Mientras tanto, el presidente estadounidense se niega a leer el “Informe Presidencial Diario”, el cual contiene la información más apremiante que las agencias estadounidenses de inteligencia recopilan diariamente en todo el mundo, y más bien depende de una puesta al día oral, reportó previamente este mes The Washington Post. Wolff escribió que el presidente “no leía” y “ni siquiera llegaba a ojear”.
McDougal terminó su supuesta aventura con Trump después de nueve meses, en abril de 2007. “Ella ya no se podía ver al espejo” y tenía sentimientos de culpa, dijo su amigo John Crawford, quien dio su documento a The New Yorker.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek