Unos agujeros pequeños en un gran cráter próximo al polo norte de la luna podrían conducir a una red de tubos de lava, a decir de un hallazgo reciente. Esos agujeros abiertos hacia el cielo son entradas de pasadizos hacia el interior de nuestro satélite natural, donde los científicos creen que podríamos encontrar hielo lunar. Y encontrar agua en la luna sería una ventaja enorme.
Según la investigación, presentada hace poco en el encuentro Lunar Science for Landed Missions Workshop, de la NASA, esos tragaluces son orificios en los techos de tubos de lava: túneles vacíos que dejaron unos volcanes que hicieron erupción hace millones de años. En la Tierra también se forman tubos de lava tras algunas erupciones volcánicas, cuando los bordes del flujo de lava se enfrían, envolviendo la lava más caliente y aún líquida.
Con anterioridad, los científicos habían detectado unos 200 orificios que creían ser tragaluces de tubos de lava cerca del ecuador de la luna. Vistos en las imágenes de la superficie lunar, no se parecen a los cráteres que dejan los impactos, pues no tienen bordes. Pero a diferencia de las entradas descubiertas previamente, los tragaluces potenciales descubiertos hace poco podrían estar mucho más cerca del polo lunar, como a unos 385 kilómetros de distancia. Eso les sitúa provocativamente cerca del hielo de agua, el cual sería de importancia crítica para misiones tripuladas o robóticas. Los seres humanos necesitamos agua para sobrevivir, y cuanto menos llevemos en el viaje, mejor. Sin embargo, el agua también podría transformarse en combustible para los cohetes que transporten humanos, cargamentos y robots de vuelta a la Tierra.
El investigador principal, Pascal Lee, científico planetario del Centro de Investigación Ames de la NASA, compara los túneles con “una estación del metro después de una guerra nuclear”, con paredes y techos ásperos que han colapsado en algunas zonas, dejando lo que parecen tragaluces. Desde la superficie, esos túneles aparecen como depresiones estrechas y sinuosas que, en opinión de los científicos, podrían seguir el rastro de tubos de lava aplastados.
Lee dice que el siguiente paso es dar un vistazo más detallado a los tubos, pero hará falta un tipo de explorador especial, ya que los exploradores lunares actuales no pueden circular en un terreno así de irregular. “En mi opinión, la mejor manera de explorar esas cuevas sería usar un minidrón”, comenta Lee.
Sin atmósfera, el dron lunar no puede usar hélices, de modo que sugiere que los exploradores robóticos se desplacen con impulsores de cohete en miniatura. Y si tienen éxito, incluso podrían encontrar suficiente agua para proporcionar combustible a sus colegas visitantes.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek