La Tierra acaba de vivir uno de los días más cortos jamás registrados, el 9 de julio, y los científicos anticipan que su rotación acelerada provocará al menos otros dos días acortados este verano.
De acuerdo con Live Science, el 22 de julio y el 5 de agosto se espera que el planeta gire más rápido de lo normal, lo que recortará entre 1.3 y 1.5 milisegundos, respecto a los 86,400 segundos que conforman un día de 24 horas.
En las próximas semanas la rotación terrestre podría mantenerse por encima del ritmo habitual, lo que reduciría la duración de los días en poco más de un milisegundo.
El récord actual del día más corto ocurrió el 5 de julio de 2024, cuando la Tierra completó una vuelta 1.66 milisegundos más rápido de lo común. Esta marca superó la del 30 de junio de 2022, con una diferencia de 1.59 milisegundos. Lo que vuelve singular al verano de 2025 es la posibilidad de que tres días cortos se concentren en un periodo breve, según indicaron los especialistas.
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Una posible explicación de esta aceleración apunta a la posición de la Luna. El 22 de julio y el 5 de agosto, el satélite natural alcanzará el punto más alejado del ecuador terrestre en su órbita. Esto modifica las fuerzas gravitacionales que influyen sobre el eje del planeta.
Cuando la Luna se aleja del ecuador y se acerca a los polos, ejerce una atracción más débil sobre la Tierra. Con menor resistencia, el planeta incrementa ligeramente su velocidad de giro, lo que reduce la duración del día. La revista Time también indicó que los terremotos pueden influir en la rotación terrestre al redistribuir la masa interna del planeta.
“Existe un consenso general de que la Tierra volverá a desacelerarse, pero existe el riesgo de que la aceleración pueda ser efectiva durante algunas décadas”, planteó Oleg Titov, científico de Geoscience Australia.
EL CEREBRO HUMANO, LA TIERRA Y SUS DÍAS CORTOS
A medida que la Tierra incrementa su velocidad de rotación, el tiempo medido con base en ese movimiento comienza a desviarse del tiempo exacto registrado por los relojes atómicos, conocido como Tiempo Universal Coordinado.
Para conservar la sincronía entre ambos sistemas, los científicos han sumado un segundo intercalar en dos ocasiones: la primera en 1972 y la más reciente en 2016. Sin embargo, si la aceleración del planeta continúa, los responsables de la medición del tiempo podrían verse obligados a restar un segundo, según informó The Guardian, que citó a Michael Wouters, responsable de tiempo y frecuencia en el Instituto Nacional de Mediciones de Australia.
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No obstante, una diferencia de un milisegundo resulta imperceptible para el cerebro humano. Incluso si esa variación acumulara varios segundos a lo largo de un siglo, Wouters afirmó que “nadie realmente lo va a notar”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)