

UN FÁRMACO COMÚN CONTRA EL CÁNCER fue rediseñado para aumentar su eficacia en la eliminación de células malignas hasta 20,000 veces, al mismo tiempo que reduce su toxicidad.
Científicos de la Universidad Northwestern, en Illinois, modificaron la estructura del quimioterapéutico 5-fluorouracilo (5FU) y lo transformaron en un “ácido nucleico esférico” (SNA), una nanoestructura que integra el medicamento directamente en cadenas de ADN que cubren diminutas esferas. Este rediseño lo vuelve mucho más potente y selectivo, sin afectar a las células sanas.
En un modelo animal pequeño de leucemia mieloide aguda (LMA), un cáncer sanguíneo de rápida progresión y difícil tratamiento, el nuevo compuesto penetró en las células leucémicas con una eficacia 12.5 veces mayor, las destruyó hasta 20,000 veces con más potencia y ralentizó la progresión del cáncer 59 veces, sin efectos secundarios detectables.
“El tratamiento logró detener los tumores por completo en modelos animales”, afirmó el químico y experto en nanociencia Chad A. Mirkin, de la Universidad Northwestern, Estados Unidos. Según él, si los resultados se repiten en humanos, el hallazgo marcaría un gran avance: una quimioterapia más efectiva, con mejores tasas de respuesta y menos efectos adversos, el objetivo de toda terapia contra el cáncer.
Actualmente existen siete terapias basadas en SNA en fase de ensayos clínicos. El equipo confía en que este enfoque impulse el desarrollo de vacunas y tratamientos más potentes contra el cáncer, las infecciones, las enfermedades neurodegenerativas y las autoinmunes.
En este estudio, los investigadores se enfocaron en el 5FU, un medicamento que con frecuencia no alcanza las células tumorales de manera eficiente y daña el tejido sano, lo que provoca náuseas, fatiga o incluso insuficiencia cardiaca. Mirkin destacó que el problema no radica tanto en el fármaco, sino en su procesamiento dentro del cuerpo: el 5FU tiene poca solubilidad y muchos medicamentos requieren disolverse en sangre para distribuirse adecuadamente; de lo contrario, se aglomeran y no se absorben.
“Sabemos que la quimioterapia es muy tóxica”, señaló Mirkin. “Pero pocas personas saben que además suele ser poco soluble. Debemos transformarla en formas solubles en agua para administrarla con eficacia”.
En investigaciones previas, el equipo observó que las células reconocen los SNA y los incorporan de forma natural. En este nuevo trabajo, integraron químicamente la quimioterapia en las cadenas de ADN de los SNA. “Las células mieloides expresan gran cantidad de receptores de eliminación. Al reconocer la molécula, la introducen en la célula. En lugar de forzar la entrada, los SNA son absorbidos de manera natural”, explicó Mirkin.
El rediseño modificó la forma en que el 5FU interactuaba con las células tumorales. Las células mieloides absorbieron con facilidad la versión SNA, y dentro de ellas las enzimas liberaron el fármaco desde su envoltura de ADN, destruyendo la célula cancerosa desde el interior.
En los ensayos con ratones, la terapia eliminó casi por completo las células leucémicas en sangre y bazo, además de prolongar notablemente la supervivencia. Como los SNA se dirigieron exclusivamente a las células de la LMA, los tejidos sanos permanecieron intactos.
“Los quimioterápicos actuales destruyen todo a su paso”, señaló Mirkin. “Nuestra nanomedicina estructural se enfoca en las células mieloides, administra dosis concentradas justo donde se requieren y evita exponer todo el cuerpo al medicamento”.
El equipo planea ahora ampliar las pruebas con un número mayor de modelos animales, pasar después a especies de mayor tamaño y, si los resultados lo permiten, iniciar ensayos clínicos en humanos. N
(Con información de Hannah Millington / Newsweek Internacional)