
ADIDAS, LA GIGANTE MULTINACIONAL DE ROPA DEPORTIVA, se disculpó este jueves ante una comunidad indígena de México por utilizar sus sandalias tradicionales como inspiración.
La marca sacó un nuevo diseño, pero se terminó por disculpar tras las protestas de las autoridades y de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Las autoridades locales se han quejado de que las sandalias Oaxaca Slip-On son un modelo “reinterpretado” de las populares sandalias huarache. En particular de unas que se encuentran exclusivamente en la zona, que tiene una de las poblaciones indígenas más numerosas del país.
El Gobierno mexicano había dicho anteriormente que iba a pedir una indemnización a Adidas.
Karen González, directora jurídica de Adidas México, admitió el jueves que el calzado se había “inspirado en un diseño original” y ofreció la “disculpa pública” de la empresa alemana.
Se comprometió a que Adidas colaboraría en el futuro con la comunidad, que depende de la artesanía para su sustento.
La controversia es el último ejemplo de cómo las autoridades mexicanas denuncian a las grandes marcas por apropiarse del arte o los diseños indígenas de la región, tras las quejas anteriores contra el gigante de la moda rápida Shein, la española Zara y la marca de lujo Carolina Herrera.
“Es propiedad intelectual colectiva. Debe haber una compensación. Se debe cumplir la ley del patrimonio”, declaró Sheinbaum a los periodistas sobre las sandalias a principios de este mes.
Las sandalias fueron concebidas por el diseñador de moda estadounidense Willy Chavarria, quien también ha mencionado su arrepentimiento sobre el artículo.
De acuerdo con la declaración de Chavarría para el medio BBC, Willy lamenta profundamente “que el zapato haya sido apropiado en este diseño y no desarrollado en asociación directa y significativa con la comunidad oaxaqueña”.
Willy Chavarría, es un diseñador estadounidense con raíces mexicanas. No es la primera vez que su trayectoria ha sido empañada de indignación y crítica. Hace tan solo unos meses, el artista generó descontento con un desfile que él dirigió en la Semana de la Moda de París. La pieza consistía en que los modelos, vestidos de blanco y con tatuajes, se arrodillaban en medio de la pasarela.
Se supone que esta puesta en escena fue una crítica al encarcelamiento masivo que impulsa el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. Sin embargo, muchos lo interpretaron como una clara falta de sensibilidad en el manejo del tema, ya que la situación en el país centroamericano es muy delicada. La megacárcel de Bukele ha violado en numerosas ocasiones los derechos humanos y las libertades; recrear hechos tan sensibles en una pasarela quizás no es una buena idea. N
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