
DESDE HACE ALGUNOS DÍAS circula información que sugiere que la Tierra podría tener otro satélite natural, además de la Luna. El nuevo cuerpo lleva por nombre 2025 PN7, pero ¿qué tan real es este fenómeno?
Hace unas semanas los astrónomos españoles Carlos y Raúl de la Fuente Marcos, de la Universidad Complutense de Madrid, dieron a conocer la existencia de un nuevo cuasisatélite de la Tierra: el asteroide 2025 PN7, una diminuta roca errante que se desplaza alrededor del Sol con una trayectoria muy similar a la de nuestro planeta, lo que genera la impresión de que lo escolta a través del espacio.
Por definición, un cuasisatélite es un objeto espacial que orbita el Sol con un periodo semejante al de un planeta, de modo que parece acompañarlo. Sin embargo, no se encuentra gravitacionalmente ligado a ese planeta, ya que su órbita está fuera de su esfera de influencia; en realidad, el Sol ejerce un mayor control sobre su movimiento. Esto provoca que su trayectoria varíe con el tiempo y que eventualmente pueda alejarse de su aparente compañero planetario.
Por esta razón, 2025 PN7 no puede considerarse un segundo satélite natural de la Tierra. A diferencia de la Luna, que mantiene una relación gravitacional estable con nuestro planeta, el nuevo objeto solo comparte una coincidencia orbital temporal.
Según los especialistas, 2025 PN7 continuará como cuasisatélite durante al menos las próximas seis décadas, manteniendo una sincronía casi perfecta con la Tierra. De acuerdo con la revistaNational Geographic, este objeto pertenece al esquivo grupo de los asteroides Arjuna, una subcategoría dentro de los Apolo, cuyas órbitas no solo imitan la terrestre, sino que también establecen una resonancia orbital 1:1, es decir, completan su recorrido alrededor del Sol en el mismo tiempo que la Tierra.
Esta característica lo convierte en un objeto especialmente interesante para analizar las interacciones gravitacionales entre cuerpos cercanos a la Tierra. De igual manera, su incorporación al reducido catálogo de cuasisatélites aumenta su relevancia. En esta selecta lista también figuran el enigmático 164207 Cardea y el intrigante 469219 Kamoʻoalewa, compañeros cósmicos que comparten esta peculiar condición orbital.
En cuanto a sus características, 2025 PN7 tiene entre 19 y 30 metros de diámetro y presume un tenue brillo. Gracias al sistema de observación Pan-STARRS1, en Hawái, Estados Unidos, se logró identificar al cuasisatélite en agosto pasado, aunque al revisar los archivos con detalle, se vio en imágenes desde 2014.
Según la revista estadounidense, debido a su relativa proximidad y su órbita casi estable, 2025 PN7 podría convertirse en un nuevo objetivo ideal para sondas o misiones robóticas, así como para probar tecnologías de navegación y estudiar su composición. N