Israel ha asestado el golpe más contundente hasta ahora al programa nuclear iraní mediante su nueva ofensiva aérea denominada “Operación León Ascendente”, que ha provocado la muerte de altos mandos militares y científicos nucleares del régimen islámico, además de dañar instalaciones clave como la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz. Esta operación representa una escalada sin precedentes en la tensión regional, pero también plantea interrogantes sobre su efectividad a largo plazo.
UN ATAQUE DEVASTADOR, PERO NO DEFINITIVO
El centro de investigación nuclear de Natanz —ubicado bajo tierra y protegido por capas de concreto— fue uno de los principales objetivos del ataque. Aunque la Organización de Energía Atómica de Irán (AEOI) confirmó daños en las instalaciones, analistas señalan que la verdadera capacidad de destrucción del programa es limitada sin una acción militar conjunta con Estados Unidos.
“Israel por sí solo no puede detener completamente el programa. Solo derrocando al régimen se lograría eso. Todo lo demás es, en el mejor de los casos, un retraso”, afirmó Eado Hecht, analista del centro BESA en Israel, en declaraciones a Newsweek.
La estrategia israelí, según Hecht, busca más bien debilitar las capacidades de corto plazo de Irán, con la esperanza de generar una reacción que lleve a una intervención estadounidense o a una desestabilización interna del régimen de los ayatolás.
¿CÓMO RESPONDERÁ IRÁN?
Teherán prometió represalias inmediatas tras la muerte de sus altos mandos y científicos. Ya ha lanzado una primera ola de drones, aunque expertos consideran que esto es apenas el inicio. En un mensaje desafiante, el líder supremo Ali Khamenei aseguró que los ataques solo fortalecen su determinación: “Los sucesores de nuestros mártires continuarán con sus deberes sin demora”.
Además, Khamenei reafirmó que el programa nuclear iraní —que oficialmente mantiene fines civiles— seguirá avanzando a pesar de las pérdidas humanas y los daños materiales. Irán ha demostrado antes su capacidad para reanudar operaciones en instalaciones parcialmente destruidas.
¿ESTADOS UNIDOS SE SUMARÁ AL CONFLICTO?
Aunque la Casa Blanca ha tomado distancia del ataque israelí, este fue ejecutado con equipo militar estadounidense. El expresidente Donald Trump había advertido días antes que “Irán debía negociar antes de que no quedara nada”, lo que sugiere conocimiento previo de la ofensiva.
El Pentágono, por su parte, mantiene un importante despliegue aéreo en la región, incluido un contingente en Diego García, isla del Océano Índico, y portaaviones listos para actuar en caso de escalada. Analistas como Burcu Ozcelik, del Royal United Services Institute (RUSI), señalan que la destrucción total del programa nuclear iraní dependería de una proyección conjunta de fuerza. Sin ese componente, las acciones unilaterales solo logran retrasos parciales.
ISRAEL Y SU HISTORIAL DE ATAQUES
Esta no es la primera vez que Israel actúa sin aliados. En 1981, destruyó el reactor Osirak en Irak; en 2007, acabó con el programa nuclear sirio. Ambas operaciones lograron eliminar amenazas estratégicas a largo plazo, y este historial alimenta el optimismo dentro de los sectores más duros del gobierno israelí.
El experto Efraim Inbar, del Jerusalem Institute for Strategy and Security, considera que Israel sí tiene la capacidad de incapacitar al menos temporalmente las capacidades nucleares de Irán, incluso en instalaciones fuertemente blindadas. Sin embargo, reconoce que no se trata de una solución definitiva.
“Detener no es la palabra adecuada. Retrasamos el programa hasta que llegue el Mesías. Esa es la estrategia israelí: cortar el pasto, debilitar capacidades y ganar tiempo”, dijo a Newsweek.
EL FUTURO DEL CONFLICTO NUCLEAR
En medio de esta ofensiva y la inminente promesa de venganza por parte de Teherán, el conflicto entre Israel e Irán da un nuevo giro. Lo que comenzó como una guerra en las sombras podría convertirse en un enfrentamiento regional abierto si las represalias iraníes escalan y arrastran a Estados Unidos a intervenir de forma directa.
Mientras tanto, el ataque a Natanz representa tanto una victoria táctica para Israel como una advertencia estratégica: detener el avance nuclear iraní es una tarea que excede la capacidad de un solo país, incluso del único con armas nucleares en Medio Oriente. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)